24

3.5K 546 289
                                    

El señor Kim, un hombre de negocios admirado y temido a partes iguales en el ámbito laboral, era poseedor de una mente sagaz y una personalidad calmada que le atribuían la capacidad de permanecer imperturbable ante diferentes tipos de adversidades. Analizando siempre los pros y los contras con la mente en frío y las emociones bajo control.

Incluso ahora, mientras observaba de manera penetrante a su primogénito minutos después de que este sentenciara su abrupta decisión, no solo de no continuar sus estudios en el extranjero, sinó también de su pronto casamiento, se mantenía imperturbable. Simplemente reclinado en su asiento, con sus orbes anclados a la presencia de quien a su vez le devolvía la mirada desde su propio asiento al otro lado del enorme escritorio.

--¿Y bien? -entona el mayor de los Kim con su habitual calma --¿Vas a explicarme qué está pasando?

Namjoon se remueve en su asiento, considerando sus siguientes palabras mientras la mirada audaz de su padre permanece sobre él. --No volveré al extranjero. -sentencia con firmeza, dejando claro que la decisión había sido tomada ya --Continuaré mis estudios aquí en Corea.

Tras decir aquello, el universitario no despega su mirada del rostro impacible frente a él. Era la primera vez que mantenían una conversación de esa índole, en donde iba en contra de los designios previamente establecidos.

Si bien Namjoon no es precisamente el más obediente, siempre ha tenido claro los lineamientos a seguir, principalmente cuando se trataba de las decisiones respecto a su futuro como heredero de los Kim.

--Que estudiaras aquí fue una opción desde el principio. -retoma la palabra el mayor de los dos --Tú fuiste quien decidió irse al extranjero y te apoyé porque para mí no supone mucha diferencia si te gradúas en la mejor universidad de aquí o de cualquier otra parte del mundo. -abandona su asiento para ir hasta el ventanal --Ese no es el punto que verdaderamente me interesa tocar de nuestra conversación. -coloca sus manos tras su espalda sin despegar la vista del hermoso paisaje que le ofrecía la ciudad --¿De quién se trata?

Namjoon suspira, sabiendo que la parte complicada estaba por dar inicio.

--Su nombre es Seokjin. -articula segundos después --Nos conocimos meses antes de que me fuera al extranjero. -pausa, sopesando qué palabras utilizar para explicar su relación --Tuvimos algo en ese entonces, pero lo dejamos...y justo ayer casualmente nos reencontramos.

El señor Kim voltea a verlo con aquella mirada indescifrable tan típica suya
--Sigo sin entender la parte de casarte. -achica ligeramente los ojos, evaluando la reacción del más joven e intentando descifrar qué pasaba por su cabeza.

Namjoon sostiene la mirada pese a que siente el impulso de desviarla a un costado. Si había algo que lo ponía nervioso, era aquella mirada analítica intentando leerlo. Aunque sabía que era imposible que esto ocurriera, la sensación de estar bajo escrutinio le resultaba inquietante.

--Se trata de un doncel. -explica a la par que se pone en pie para no sentirse tan expuesto --Tuve relaciones sexuales con él y su madre lo descubrió.

El padre de Nam chasquea la lengua con gesto pensativo, empezando a comprender de qué iba todo el asunto.

--Donceles, seres de belleza extrema y tan dóciles como la seda. -comenta como si esto explicara todo. Namjoon tuvo la intención de corregir esto último, pero decidió callar para no entrar en detalles --Supongo que el chico era virgen. -sentencia al cabo de un rato.

--Lo era. -asiente con premura --Jin  proviene de un familia un tanto humilde, pero muy conservadora -pausa un segundo --No usé protección.

Namjoon ni siquiera pestaña cuando una ceja es elevada ante él, siendo este gesto dotado de escepticismo la única reacción obtenida de la faz contraria.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt