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Un suspiro de pesadez abandonó los frondosos labios del apuesto castaño.
En esos últimos días se ha sentido especialmente cansado y no se trata precisamente del tipo de cansancio físico, no; pese a que tiene que preparar comida, asear la casa y cuidar de la salud de su madre mientras este vuelve a la normalidad, no le resultan tan agotadoras las tareas del día a día. Si tuviera que explicar la naturaleza de su estado, fácilmente admitiría que es su espíritu el que empieza a sentirse fatigado.

Seokjin siempre se ha considerado un luchador, el tipo de persona que nadará contra la corriente aún sabiendo que sus esfuerzos probablemente sean en vano.

Es preferible morir luchando que esperar la muerte de brazos cruzados. -es su tipo de pensamientos. Y, sin embargo, él realmente empezaba a creer que no importaba cuantas brazadas ejecutara, la corriente poco a poco lo estaba hundiendo.

Pasó una mano con exasperación por sus cabellos, en serio estaba tentado a simplemente limitarse a flotar mientras que la turbulenta agua lo dirigía hacia su destino.

Pero no podía rendirse.

"Él tenía la obligación de ser fuerte por él mismo... y por ellos".

Se encaminó fuera de su casa en dirección al parque como ya se le había hecho costumbre hacer, no sin antes serciorarse de que su madre estuviera profundamente dormida en una de sus habituales siestas, las cuales él -por medio de un somnífero con prescripción médica- se aseguraba de que fueran lo suficientemente prolongadas para que esta descansase adecuadamente, al menos a esas horas.

Dejó a su mente vagar por entre las posibles argumentos para convencer a su padrastro de no alejar a Taehyung de él y su madre, así como varias maneras de llevar a la mujer donde algún especialista que la ayude a volver en sí.

El problema principal era que esta se había puesto un poco agresiva cuando intentó sacarla de casa por lo que tuvo que pagar dinero extra para una consulta a domicilio. El diagnóstico resultó muy poco específico debido a las limitaciones de no contar con ciertos aparatos y...suficiente dinero para los estudios necesarios.

En modo automático y en medio de cavilaciones, Seokjin llegó hasta su destino. Tomó asiento en el mismo banco, situado junto al mismo arbusto bien podado y dando al mismo lado de la calle de siempre. Con la resignación de quien sabe que ese día esperaría en vano -igual que los tres días anteriores-, se dedicó a dejar pasar las horas mientras, con cada segundo transcurrido, se recalcaba que le daba igual que él no apareciese ese día tampoco.

--Vienes aquí solo a pensar y tomar aire fresco. No a mendigar un poco de atención de un estúpido niño rico. -se recordó con la misma vehemencia que tan inútil había resultado los días anteriores.

Para cuando dieron las ocho, el castaño permitía que el aire frío aliviara la sensación de ardor en sus ojos, que no hacía más que atenuar las intensas ganas de llorar que le embargaban. Mordió su labio inferior y se obligó a salir de allí sin derramar una mísera lágrima. Se sentía estúpidamente dolido y eso lo hacía rabiar para sus adentros.

No era posible que se estuviera convirtiendo en un sensiblero. Quizás quien debería ir a un especialista era él.

Si, definitivamente algo raro le pasaba pero, nada tenía que ver con cierto chico con sonrisa de hoyuelos.
¡Claro que no!

--Por fin me he librado de ti. -susurró con voz carente de alegría a la par que regresaba sobre sus pasos con destino a su hogar. Necesitaba preparar algo de cenar.

***

Namjoon daba un largo trago a su cerveza mientras el ruido de la música resonaba a todo volumen. A su diestra se encontraba Yoongi, devorándole la boca a una bonita y menuda pelicastaña, quien no hacía nada para detener los avances de aquella mano traviesa que se deslizaba de a poco por su espalda en dirección sur.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora