05

4K 727 109
                                    

Seokjin suspira una vez más al mismo tiempo que es observado por el castaño menor, quien camina a la par suyo en dirección a su casa.

--¿Por qué no podemos ir hoy a la heladería, Jinie? -cuestiona con suavidad Taehyung, provocando que la mirada del mayor recayera sobre su persona.

--Solo no quiero arriesgarme a verle la cara a cierto imbécil. -sisea sin ocultar su enojo.

Y es que, justo en ese momento, odiaba con toda su alma a Namjoon y se arrepentía terriblemente de haber cometido la locura de ir a esa estúpida fiesta donde fue despojado de su preciado primer beso.

Y lo peor no es que se lo hubiera robado, si no que, era consciente de que segundos antes el más alto había estado besando a otra persona.

Y no, no es que esté celoso ni nada por el estilo... por otro lado, tampoco es como que tuviera motivo alguno para albergar tal sentimiento.

Después de todo, ¿qué más se podía esperar de alguien de la clase social de Namjoon? Con más dinero que principios.

Si algo le había enseñado lo que le hizo su padre a su madre, era a no confiar en la gente rica.

Bufó, aún sin ser consciente de ello. Maldiciéndose una vez más por haber ignorado sus propias reglas y límites la noche anterior.

Como consecuencia a su insensatez, ahora se veía en la obligación de matar un poco el tiempo en los alrededores de la escuela para así no llegar a casa antes de la hora acostumbrada.

Y todo por él...

***

--Ya llegamos. -dice tras ingresar a su casa donde lo único que recibió por respuesta fue el silencio.

Confundido, pues lo normal era que su madre saliera a recibirlos, caminó hasta la cocina ya que era donde esta  solía estar a esas horas.

Su ceño se frunció al ver que no estaba allí. Regresó sobre sus pasos y volvió junto a Taehyung, quien permanecía en el mismo sitio.

--Iré a ver si está arriba. -informó al doncel menor que se limitó a asentir
--Esperame aquí. -dijo, encaminándose por las escaleras hasta la segunda planta.

Caminó de manera sigilosa hasta llegar a la recámara principal. Una vez frente a la puerta de la misma, se disponía a tocar cuando la voz de la señora Kim lo sorprendió.

--¿Qué significa eso? -cuestionó la dama con voz alterada --No, no me puedes hacer esto... ¡por supuesto que no! -exclamó de manera ruidosa, tanto que logró sobresaltar a Seokjin que escuchaba atento las respuestas únicamente de ella, por lo que le fue sencillo deducir que hablaba por teléfono.

Un ruido sordo se escuchó tras la puerta cerrada, obligando al castaño a marcharse apresuradamente de allí antes de que su madre averiguara que había estado escuchado otra de sus para nada atípicas discusiones con el señor Kim.

Y es que, pese a que el matrimonio de su madre con el padre de Taehyung gozaba de cierta armonía los primeros años, la tranquilidad y estabilidad de su familia pendía de un hilo desde hace ya un tiempo.

Para el apuesto doncel no había pasado desapercibido lo distanciados que estaban ambos mayores que, si bien nunca fueron una de esas parejas que exumaban amor, sí mostraban cercanía y, hasta cierto punto, empatía el uno con el otro.

Pero ahora el señor Kim pasaba jornadas más largas fuera de casa debido a que su trabajo le obligaba a viajar al extranjero constantemente y por largos períodos de tiempo. También, las llamadas habían disminuido de manera preocupante, lo cual -a juicio de Jin- era un indicio de que esa relación se estaba yendo al traste.

Llegó nuevamente hasta donde estaba el castaño menor esperándolo, recibiendo una mirada curiosa en el momento en que los ojos contrarios lo enfocaron.

Seokjin sintió su pecho doler tras ver la mirada y sonrisa inocentes que le eran dedicadas por el menor. Ciertamente, si se daba el caso de un divorcio, el que más sufriría sería Taehyung, no solo debido a su corta edad, sinó, también porque era alguien muy cariñoso y sensible.

Una ruptura significaría que sus vidas tomarían rumbos separados y Jin no quería ni imaginarse lo que todo el asunto causaría en su hermano, siendo que él y su madre eran los únicos de quien este recibía afecto, puesto que su padre, a parte de estar lejos la mayor parte del tiempo, no era alguien dado a demostrar afecto,

La prueba de ello estaba en que ni siquiera se dignaba a llamar a su propio hijo.

--¿Donde está mamá? -cuestionó con su habitual suavidad en la voz el castaño menor tras ver que su hermano mayor solo se quedaba mirándolo.

--Está arriba. -respondió con tono neutral. No queriendo revelarle que la fémina se encontraba en medio de una discusión con su padre --Vamos a esperarla aquí, seguro no tarda en bajar. -aseguró con una sonrisa de labios sellados a lo que Taehyung sonrió de acuerdo.

El doncel mayor agradeció en silencio la tranquilidad con la que su hermano aceptaba y obedecía lo que se le pedía.

A pesar de que apenas era un niño, resultaba más que obvio que Taehyung era la representación misma del doncel perfecto. Sus delicadas y hermosas facciones estaban en plena sintonía con su carácter dulce y afable que daban fe de una personalidad cariñosa y dócil.

En cambio él... era todo el tiempo arisco, rebelde y mal hablado.

Aunque esto último solo cuando su madre no estaba presente.

--Niños, que bueno que llegaron. -dijo la señora Kim que recién ingresaba a la sala de estar, portando una sonrisa en su rostro que enmascaraba cualquier sentimiento de malestar que pudiera sentir --Vamos a comer.

Ambos hermanos abandonaron su puesto en el cómodo sillón que ocupaban para encaminarse hasta el comedor.

Una vez sentados, procedieron a agradecer por los alimentos antes de ingerirlos.

--¿Cómo les fue hoy? -cuestionó la elegante mujer.

--Nos fue bien, mamá. -contestó Tae, mostrando su bonita sonrisa, observando cómo los finos labios eran estirados hasta formar otra sonrisa en respuesta a la suya.

Pero esta era más genuina que la anterior reconoció Jin, quien permaneció en silencio, sin dejar de degustar sus alimentos en ningún momento y sin perderse la mirada refulgente de orgullo dedicada al doncel menor.

El favorito...

No iba a mentir, hubo un tiempo en el que sintió celos de Taehyung porque obviamente este era todo lo que su madre quería que él fuera. Sin embargo, con el pasar del tiempo los celos dejaron de existir, puesto que le era imposible albergar cualquier emoción negativa hacia su pequeño hermano.

Ya había aceptado que él no era como los demás donceles.

Y al que no le guste, que se aguante.

----☆☆☆----
1/2

♡♡Gracias por leer, votar y/o comentar♡♡

《Akina》

Mi Terco Doncel 《NamJin》Where stories live. Discover now