DESCUBRIMIENTOS ENTRE JUEGOS

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Los días en segundo de primaria con aquella torpe profesora siguieron y una nueva picardía del niño estaría por venir, pero esta vez fue algo más normal, por suerte, no perjudicaría a nadie. Era algo como incluso cualquiera a cualquier edad podría hacer y simplemente intentó convencer a su clase que su amigo, quien desde pre-escolar le acompañaba a arrastrarse por el suelo rompiendo las rodillas de los pantalones a diario jugando a ser gatitos y él, eran primos.

¿Por qué Derek trató de hacer eso?
Muy fácil. Los niños no entienden de amistad ni pueden diferenciar el afecto o, al menos con él no lo hicieron aunque seguramente fuese por tratar de sacar una nueva burla, pero era una forma astuta de convencer al resto que estaban equivocados. Tyler y Derek eran primos. ¡Estupendo! E incluso se lo contaron a sus madres a quienes llamaban 'tía' también y ellas no se explicaban las locuras de aquellos dos cada tarde al salir de clase mientras jugaban en el descampado. Y así les duró el afecto y la relación pseudo-familiar muchísimos años. Cosa que todos hacemos en alguna ocasión por cercanía pues, como bien dicen, la mejor familia siempre es la que podemos elegir.

Tyler y Derek pasaban los veranos jugando a la videoconsola en casa de Derek o a esconderse en la oscuridad de la habitación en casa de Tyler, a veces incluso se les iba de las manos y acababan manchando su ropa con yogur o baboseadas. Hasta que Deck se fijó en algo que su amigo tenía en su habitación y le gustó. Se trataba de un telescopio que a Ty le habían regalado por su comunión, evento que el 'mexicano' decidió no hacer pese a la presión de su abuela:

- Si no haces la comunión, nuestro señor te castigará. -Intentaba intimidar Dory a su nieto.

- Mamá, ha dicho la abuela que si no hago la comunión, Dios me castigará pero yo no quiero hacerla, no creo que sirva de nada... -decía Derek quien luchaba contra el argumento tranquilizador de su madre y la presión amenazadora de su abuela y que, por supuesto, ganó él mismo.

Tyler también se fijó en algo que Deckie tenía: un coche de carreras a pedales que le regalaron hacía algunos años. Aunque ya eran algo mayores para eso, seguían viendo divertido, esta vez, tirarse por rampas mientras se empujaban sin pedalear con él justo como Derek hacía en el picadero donde Frida tenía a su caballo en un establo de montaña.

Al enterarse de la forma salvaje de jugar de los niños, Frida prohibió volver a llevar su coche a casa de Ty pero en el establo, Derek jugaba de igual forma con los demás hijos de los padres que iban allí a montar a sus respectivos caballos.

En aquel establo, había una entrada y, al lado, una rampa que si la subías llevaría a la casa del dueño. Una casa rústica bastante decente pero, claramente, pocos la subían excepto los amigos de los hijos del dueño.
Siguiendo en línea recta, un picadero enorme donde entrenarían a los caballos, una zona con manguera para lavarlos y un cuartito con varias cuadras, entre ellos el sueño de Frida: Sandokán, quien ella, para quitarle agresividad, cambiaría su nombre por: Lieverd.

Si seguías bajando una rampa más, habría un pequeño cuarto con más cuadras y un descampado con algo de hierba donde juntarían a los caballos para su cría. Y fue allí, en esa rampa donde los niños jugaban salvajemente con aquel coche y donde más tarde, con las cuadras en total desuso, encontrarían un huevo.

Derek cogió aquel huevo de especie desconocida y se lo llevó a casa. No sabían qué saldría de allí ni siquiera si saldría finalmente algo pero un pollito asomó poco tiempo después con el aspecto de una preciosa paloma.

A medida que la paloma a quien él mismo reconocería como Piquito, iba creciendo, crearía algunos pequeños bichitos propios del animal y se verían obligados a dejarla en su habitat natural pero para ello, necesitaría aprender a volar así que Franc le enseñaría a coger fuerza en sus alas alzando y bajando su mano con Piquito en mano. Su hijo lo vio, aprendió e imitaba el gesto de su padre con tal de ayudar a su pequeño amigo y pronto, lo soltarían en un lugar donde habría más aves de su especie y podría ser feliz.

Como podemos ver, la vida de Derek fue algo más a su favor en cuanto a interacción social aunque Frida tenía que abrirle los ojos en algunas ocasiones pero, el Bullying nunca cesó aunque la madre, por cualquier razón, no se planteó en ningún momento cambiar a su hijo de colegio.

DESDE OTRO PUNTO (YA EN Amazon Kindle)Where stories live. Discover now