BUGGIE

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Se dio la vuelta confuso pero a la vez tuvo una sensación como si se liberase de algo.
Una descarga en su cuerpo relajó su estado y su cara tomó un gesto risueño.
No se explicaba ni aquel sentimiento tan relajado que había obtenido, el humor con el que se lo había tomado y, lo menos esperado conociendo su orientación, cómo había podido encontrar secretaría a la primera sin conocerse todavía la posición y función de cada barracón.

Con una mirada que mutó totalmente, entró en su clase, entregó los papeles y se sentó.

Tercero de E.S.O, una auténtica rebelión.
La palabra instituto se les había quedado grande a los primeros alumnos que inauguraban aquello, los jóvenes se creían universitarios, así que intentaron llenar la palabra poniendo a prueba a todos sus profesores y todo aquello patas arriba entre bromas y chistes. Estaba claro que allí mandaban ellos.

Los mismos compañeros de siempre con actitudes distintas. Las burlas hacia su víctima de siempre, Derek, seguirían pero ahora era menos vulnerable a sus ataques y él también se centraría en reír con quien mejor se llevaba. Eso a ellos les desconcertó un poco pero no por ello decidieron parar. Era mejor intentar averiguar el límite del chico. Un alumno y enemigo nuevo, quizá uno de los más despreciables, se unió a aquel grupo de chulos impertinentes por si fuesen pocos.
Dos compañeros más se unieron al curso: Serge y Miry, ambos venían del mismo colegio, eran rubios, muy altos y con una estructura amplia y fuerte.

Serge, no era muy inteligente, era algo vago a decir verdad pero le encantaba estar acompañado de Derek. Por cualquier motivo le cayó en gracia, pues él siempre se solía acercar al más callado y ahora había ganado picardía y astucia, acto que le haría ganar un apodo cariñoso que, con el tiempo, se acabaría convirtiendo en el nombre oficial entre sus amigos y que poco a poco se iría convirtiendo en su nombre oficial como tapadera a su personaje: Buggie.

Miry, ella jugaba en el equipo de basquet local. El resto de compañeros se metían con su poca sabiduría y su tamaño. Todo es motivo de Bullying si alguien quiere hacerlo, por nulo que sea siempre encontrarán alguno.

Dos nuevos y mejores amigos se unieron a la lista de amistades marginadas del nuevo Buggie y juntos llevaron mejor las burlas del resto.

Con la travesura que había ganado el chico, soltaba continuamente comentarios que harían reír a sus amigos sin necesidad de emplearlos con el fin de meterse con nadie, algo que el resto de sus compañeros no sabían hacer. Entre juegos, habían descubierto que Derek se había convertido en un auténtico sinvergüenza, pues actuaba con iniciativa, humor y una total despreocupación por el qué dirán.

Aquel curso fue caótico. Lograron echar a su profesora de lengua, quién acabó totalmente trastocada por la vida imposible que le hacían los alumnos y, por ello, acabarían el curso sin dar esa clase; competían de forma obsesiva al guiñote, tal era la afición que crearon en el juego que hasta aprovechaban los 10 minutos que duraba un cambio de clase para juntar las mesas y jugar, gesto que hacía que el profesorado entero pidiese moderar; pusieron de moda el Timbiriche, un juego basado en el trazo de líneas sobre los cuadrados de una libreta en el que marcando el cerrado del recuadro con una X, ese jugador obtenía un punto. Y, entre estos y más actos de pasotismo, incluso Derek fue expulsado por un momento de su clase favorita, la de inglés, tras soltar uno de sus comentarios por "graciosillo".

Hasta el estudiante más aplicado caería en aquel nivel con, al menos, una asignatura suspendida, aunque la mayoría, el niño inteligente del que hablábamos toda la historia entre ellos, se llevó cinco asignaturas a la recuperación de verano. El paso del colegio, donde lo daban todo "masticado", al instituto se había notado a nivel psicológico y de suspensos.

Con la llegada del calor un nuevo estilo, corte y color de pelo, afinaría el cambio total de Buggie el rapero, incluso el "líder" de los "chulitos" comentó que le quedaba bien pero no fueron únicamente algunos cambios estéticos lo que anunciaría que el verano se acercaba: Fuera, en el espacio de cemento donde situaron aquellos barracones, una plaga de gusanos del tamaño del dedo meñique aproximadamente, con un color verde vivo y un pincho rojo en la cabeza como si de un pokémon se tratase, invadió el terreno donde estaban expuestos los barracones, algo que llamaría mucho la atención de los niños y que el grupito de Derek admiraría.

Evitaron tocarlos, temían llevarse el mayor picotazo que habrían recibido en sus vidas. Además, no hacía mucho que habían estudiado la teoría que explicaba que el color vivo en los animales indicaba toxicidad. Mientras de cuclillas observaban aquella especie extraña, vieron una araña de color amarillo chillón con cuerpo triangular. No se explicaban de donde salía tanto insecto extraño pero, parece ser que a Amy le entró la curiosidad por el estómago y, al salir de clase, se metió una hormiga en la boca.

¡El mundo se había vuelto loco! ¿Sería el efecto 2000 que venía con retraso?


DESDE OTRO PUNTO (YA EN Amazon Kindle)Where stories live. Discover now