CUARTO INTERMEDIO

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Llegaba el siguiente curso,  4º de E.S.O, último curso de secundaria antes de pasar a bachillerato.
Él no tenía claro si haría bachiller, una prueba de acceso a algún ciclo o cómo acabaría o seguiría los estudios. Lo que si tenía claro era que sus conocimientos eran de letras puras.

Mantenía el contacto con sus compañeros, los cuales se habían dividido entre ciencias y humanidades en los recreos y reunía información acerca de las diferencias de estos. Ahora sus amigos siempre iban un curso más avanzado que él por más surrealista que quedase tratándose de Derek.

Bachillerato de ciencias y humanístico, por cualquier razón, estaban enfrentados y ambos debatían por ver quien era el mejor; que si gracias a las ciencias ellos podían tener muchas teorías y que gracias a las humanidades ellos tenían las letras y teorías que componían la ciencia. Pero, a decir verdad y orientando un punto de vista realista, ambos son igual de necesarios.

Un día, Buggie presenció delante de él al comienzo del recreo de las 10:55 una batalla de este tipo, lo que le hizo reír y pensar mientras observaba que estaban de broma pero no, al parecer el enfrentamiento era real y, aquel día la batalla siguió hasta el descanso que hacían también a las 13:00.

Un verano entre cibernovias, coqueteo presencial, un paso al mundo del rock y un curso que le volverían a acompañar los dos mismos suspensos de siempre, daría paso a un nuevo Buggie y más experiencias, trastadas y trastocadas.

Durante el primer y segundo trimestre, siguió yendo al repaso y luchando por salvar sus notas. En casa estudiaba con música, pues así se concentraba mejor y al terminar se enganchaba nuevamente al teléfono. Él siempre tenía anécdotas divertidas por contar que había hecho en clase durante el día. Llegado el tercer trimestre, viendo que arrastraba las asignaturas imposibles de ambos cursos: Historia y matemáticas, tanto de 3º como de 4º, repitió la misma frase de siempre:

- Si no he podido sólo con las de un curso, ¿Cómo voy a poder con las de dos?

Esta frase hizo cambiar la actitud estudiantil totalmente a aquel adolescente, acto que, sobretodo a la profesora de matemáticas, Pilar, le sorprendió:

- Derek, con el potencial que tienes, no tires la toalla, aplícate porque vales.

- Si, por eso suspendo incluso yendo al repaso. Beh.

Una mirada entristecida por parte de la profesora al ver así a su alumno, le hacía sentir una gran impotencia. El joven no entendía nada, pues estaba viendo que no podía, así que no cambiaría su actitud, de hecho, las clases a las que acudió aquel trimestre se podían contar más fácil que a las que faltó y, aprovechando que siempre tenían la asignatura a primera hora, podía dormir más.

Durante las clases del último trimestre de matemáticas, si acudía, derrochaba su tiempo pasándose notitas con su compañera Noah, una chica que le provocaba en clase aunque él prefiriese seguir haciendo el bobo y reírse con ella. En los exámenes, ya visto como les iba el curso, competían por saber quién habría sacado la peor nota y simulaban alegría tras la indiferencia que creó la aceptación de la situación. Incluso en un examen ambos dibujaron un pozo con un muñequito saliendo representando a la niña de la película La Señal cuando preguntaron dónde se encontraba el varicentro respondiendo que ahí mismo.


Buggie, comenzó a entrar más tarde, salir más pronto, no acudir en algunos días, ... Donde si acudía siempre, incluido el tercer trimestre, era al recreo con Lury a visitar a sus compañeros.

Los recreos de cuarto se basaron en el intercambio de comprar almuerzos en la cantina, risas, cambio de estilo, adquirir información de bachiller, hacerse fotos con sus primeros móviles con cámara en los baños del edificio de bachillerato y más adelante en faltar a clase tantas horas como se pudiese y, cuando acudía con Lury a visitar a sus compañeros lo hacían con camisa y corbata como buenos emo de aquellos tiempos.

Estaba claro que estaban locos y que habían tirado la toalla y que la edad del pavo les había superado. Lo que también siempre él había tenido claro desde sus 5 años de vida era que quería ser masajista y para eso no le hacían falta ese tipo de asignaturas.

Frida negó estudiar masaje a su hijo por el elevado coste que ello tenía pero él, justo en eso, no se rindió, pues nunca se rendía cuando se trataba de conseguir sus propias metas.

Tal vez por eso el chico comenzó a comportarse de aquella manera inconsciente o quizá la situación que había en casa de Franc tratando de hacer viajes para ver a sus ligues de internet interrumpidos por Frida quien, hasta ahora se había acoplado con su hijo en sus planes y el mal ambiente que había en su casa. Fuere cual fuese el motivo, Buggie salía todas las mañanas con la mochila del instituto medio vacía y se escapaba por los parques a leer o dibujar. Él nunca supo dibujar pese a que su padre le intentase enseñar de pequeño, ya que tanto Frida como Franc eran pintores pero en aquellas escapadas le salían desde la tranquilidad unos dibujos bastante buenos.

A veces, éste acudía a su parque natural favorito en el que, sentado frente al río se ponía a leer o compartía su almuerzo con algún gatito que hubiese por allí suelto, pues se encariñaba bastante rápido de los animales, aunque cómo veréis, esto no era tan sorprendente sabiendo que compartía casa con cualquier mascota desde su primer año de vida.

Tantos eran los lugares por donde se ocupaba a hacer cualquier cosa que algo cambió el destino de su vida, de hecho, su vida terminaría por cambiar totalmente.

DESDE OTRO PUNTO (YA EN Amazon Kindle)Kde žijí příběhy. Začni objevovat