La hija de Endeavor, Hanabi, porta un quirk problemático: conserva y roba la energía vital de otras personas, para transformarlas en juegos pirotécnicos explosivos.
Sin embargo, su cuerpo es incapaz de retener la energía de otros, y producto de sus...
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TOGATA MIRIO
Mientras el de primer año respondía a la pregunta de Hado, pude prever lo que pasaría en ese momento. Miré de reojo el rostro de Hana-chan que iba perdiendo el brillo.
—¿Midoriya-kun?
—¡Ah! ¡Sí!
—Había uno... que formaba... ¿llamas azules?
No puede ser...
—Sí... Él fue quien tomó a Kacchan por el cuello...
Hanabi se colocó de pie de golpe, haciendo rebotar nuestros platos sobre la mesa. Todos nos sobresaltamos junto a ella.
—... Hana-chan... no estarás pensando que él... —dije, colocándome lentamente de pie, señalándole con un ademán que volviera a sentarse para guardar la calma.
Porque a pesar de que era difícil de percibir al principio, pude ver cómo ciertos destellos ciegos recorrían su cuerpo como si estuviese preparándolo para un ataque.
Si seguía pensando que aquel villano era su hermano mayor, iba a explotar.
—... Hanabi-chan, tu brazo —señaló Hado hacia una mancha negra que comenzaba a brotar en la superficie de su piel.
Ella lo revisó rápidamente para ocultarlo bajo su mano izquierda. Aquello no era un buen augurio, mucho menos el ver que otra mancha se oscurecía sobre su cuello.
—¡E-en tu cuello! —la pelirroja usó la mano que le sobraba para cubrirse el cuello. Intenté hacer callar a Hado por sus avisos que no mejoraban la situación.
Hanabi antes de demostrar su nerviosismo aún más, sonrió hacia la pequeña Eri-chan que se había quedado boquiabierta a nuestro lado.
—... E-estaré bien. Perdonadme chicos, me estoy sintiendo un poco mal... volveré pronto.
Dejó todo atrás, incluso su comida sin probar sobre la mesa. Corría tan rápido que su desesperación era notable. Probablemente lo que estaba sintiendo ahora mismo era peligroso.
Demoré un segundo más que Tamaki para reaccionar, pues él se levantó casi a su par para no dejarle escapar lejos.
—¡¡Hado!! ¡¡Ve a buscar a Eraser Head y búscanos! —grité antes de correr tras ellos—. Midoriya, te encargo a Eri-chan.
—¡S-sí!
Levanté un pulgar para asegurarle un poco de tranquilidad a la pequeña que no entendía lo que estaba pasando. Así, continué sonriendo hasta que me volteé y desaparecí de la vista de todos.
En ese momento mi rostro se tensó, al digerir la seriedad de la situación. Estuve apunto de chocar contra una pared, esperando atravesarla para tomar atajos.
Aún no me acostumbraba a estar desvalido de mi propio don.
Vi al par subiendo las escaleras, hacia el ala lateral del edificio, probablemente hasta el punto más alto. Corrí tras ellos y mi capacidad física me permitió alcanzarlos sin mucho problema.
