La hija de Endeavor, Hanabi, porta un quirk problemático: conserva y roba la energía vital de otras personas, para transformarlas en juegos pirotécnicos explosivos.
Sin embargo, su cuerpo es incapaz de retener la energía de otros, y producto de sus...
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—Hanabi, ¿Sabías que antes existía la presunción de inocencia? ¿Y que durante los procedimientos judiciales, alguien más tenía que defenderte?, no solo bastaban dedos apuntándote... Era más difícil que te marginaran de una sociedad. No existían villanos, solo personas que rompían las reglas...
—Los villanos son personas que rompen las reglas. Las cosas no han cambiado.
—Ahí es donde te equivocas. Son esas reglas las que nos destruyeron a nosotros primero... Mucho antes de que las rompiéramos.
—¡¿De qué estás hablando?!
—... Cuando surgieron los dones, la sociedad obtuvo un poder increíble, con el que podía autodestruirse. Para contenerlo, prohibieron el uso de esos poderes, limitándolos a personas denominadas héroes, a los que se les perdonaba todo, incluso la violencia doméstica.
—... Pero esos héroes son los únicos que pueden impartir la paz.
—Ellos ''imparten la paz'' creando un enemigo común... Que somos nosotros, los ''villanos''. Nos han creado en base a la injusticia...
—Dabi... aunque tengas razón, no está bien quedarte de ese lado... Deberías cambiar por tu bien... No tienes por qué convertirte en nuestro enemigo en común.
—Es fácil decir eso para ti, hermanita. A diferencia de mí, tú creciste con personas sonriéndote al ver tu cara. Quizá tu infancia no fue perfecta. Es normal, nadie tiene una vida perfecta... Pero al menos creciste rodeada de personas que notaban tu existencia.
—Verás, Dabi... Ahora que soy mayor, no me quejaría de lo que tuve y que muchos otros no... Pero era solo una niña... Y si me privé de ser feliz con todo lo que tuve, fue porque cuando te tenía conmigo creí que el mundo podía ser hermoso, y un día ya no te tuve más...
—Mentiras. Nunca te privaste de ser feliz, y yo nunca me fui. Siempre estuve ahí, a lo lejos, viéndote sonreír. Cada vez que sonreías, sentía que mi presencia se desvanecía.
—¿Crees que muchas cosas que me hicieron sonreír, no las habría cambiado por verte otra vez? ¡¿Por qué me recriminas que no te encontré , cuando eras tú quien se escondía de mí?! ¡¿Qué querías que hiciera?!
—¿Las habrías cambiado?, en realidad te veo desesperada por escapar de mí e ir con él.
—Dabi... ¿pero ves lo que has hecho conmigo? ¿Ves cómo me tienes encerrada en esta cápsula?
—¿Es la cápsula? ¿No es que quieres escapar porque has visto que no soy Toya?
—En el fondo, sigues siéndolo.
—No. Tienes que entender que ese hombre solo existe en tu cabeza.
