La hija de Endeavor, Hanabi, porta un quirk problemático: conserva y roba la energía vital de otras personas, para transformarlas en juegos pirotécnicos explosivos.
Sin embargo, su cuerpo es incapaz de retener la energía de otros, y producto de sus...
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AMAJIKI TAMAKI
—Nee-san, vamos a casa hoy, a cenar con Fuyumi y Natsuo...
Me sentí como una planta más en el jardín en cuanto Todoroki-kun llegó, y eso fue lo mejor que me pudo haber pasado.
Prefiero ser ignorado antes de tener que pensar en respuestas para mantener una conversación normal, o relativamente normal a lo menos. Siempre suelo sobre-pensar en qué decir con el miedo de ofender al otro, y tartamudeo sin poder evitarlo.
—¿Eh?, ah... está bien, o sea...
Hanabi se veía en problemas... Me causó gracia verla empapada por culpa de los rociadores de pasto, pero mantuve mi rostro serio. Yo también estaba un poco mojado por su culpa.
—Amajiki-senpai puede venir también.
...
¡¿... Yo?!
Me di la vuelta confundido, apuntándome con el dedo, un tanto avergonzado porque ambos me vieron directamente a los ojos.
—Qué... es tu novio, ¿no es así?
Cuando creí que había llegado al límite de la vergüenza, aquella palabra quedó dando vueltas en mi cabeza. Con ella no éramos novios, no habíamos dicho eso nunca, y a pesar que habíamos pasado buenos momentos los últimos días, no habíamos vuelto a-
Sentí el calor en mis mejillas al recordar lo que sucedió en la misión bajo el mando de Fat Gum, y quise obligar a Hanabi a apartar su mirada de mí. N-no me mires, mira hacia el frente.
—E-e-esto... Nosotros...
—... Iré —respondí impulsivamente cuando ella demoró en hablar.
No quería ir. ¡No! ¡Claro que no!
Pero mis labios se movieron solos en cuanto presentí que Hanabi daría una respuesta negativa a su pregunta. No quería escucharla, además quizá ella esperaba que yo asintiera ante la invitación.
Aunque a juzgar por su rostro de sorpresa, creo que no... Me estaba dirigiendo la mirada con cierta incomodidad. No, no. Qué hice, por qué lo hice, no, no, no, no, no, no, no.
—Amajiki-senpai, realmente quieres a mi hermana, ¿verdad?
Olvidé cualquier forma de comunicarme en cuanto Todoroki-kun preguntó aquello sin siquiera tener piedad por mí y cómo ya me estaba sintiendo por dentro.
—¡Shoto ya! ¡no le preguntes esas cosas! ¡Estoy yo aquí presente!
—Sí, pero...
—¡Ya! ¡¡Shhht!!
⁂
Cuando Todoroki-kun se marchó, ambos nos quedamos en silencio sin decir absolutamente nada.
