La hija de Endeavor, Hanabi, porta un quirk problemático: conserva y roba la energía vital de otras personas, para transformarlas en juegos pirotécnicos explosivos.
Sin embargo, su cuerpo es incapaz de retener la energía de otros, y producto de sus...
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Hanabi estaba muerta frente a sus ojos.
Emitió ahogado grito inaudible cuando intentó ir hacia ella, pero rápidamente unos tentáculos lo obligaron a detenerse. Nunca había sido atacado por su propio don, pero el Tamaki del futuro no iba a dejar que se acercara al cadáver.
Tamaki no podía pensar nada más, lo único que le desesperaba era que ella hubiese muerto en dolor y en soledad.
¿Villana? ¡Ese hombre no podía hablar así de ella! ¡aunque fuera él mismo!
—... A-m- te-tenemos... E-estamos traslúcidos, tenemos que volver al presente antes de desaparecer —habló Yuudai, quien avanzaba tambaleante hacia su compañero.
—Escuchadme, especialmente tú, estúpido —Tamaki del futuro presionó al joven con sus tentáculos haciéndole perder el aire—, ya deja de resistirte, no vas a tocar a esa mujer en tu vida. Os he llamado para que evitéis que esta persona acabe con la ciudad y con la vida de quienes viven aquí.
—¿Han muerto todos? ¡¿Todos?! —preguntó Toraberu, preocupándose al ver a su compañero asfixiándose—, Amajiki, ¡suéltalo!
—Lo que tenéis que hacer para salvar a todos es-
—¡No! ¡No lo digas! —interrumpió Yuudai—. No importa lo que digas, Amajiki, cuando viajo al futuro y vuelvo al presente, olvido todo lo que vi y escuché... No recordaremos nada de esto al volver.
—Lo sabemos —habló Tamaki del futuro de manera determinante—, hice mi examen definitivo contigo, lo recuerdo... Por eso, esta vez, usamos el don de Sato con el cuerpo de Hanabi para recobrar sus memorias.
Sato Hideki era el estudiante que contaba con el quirk de salvar las memorias de personas inconscientes o muertas.
De su bolsillo había sacado un aparato usb pequeño.
—Toraberu, puedes transportar objetos, ¿no es así? —el peliverde le extendió el brazo.
Toraberu asintió nerviosamente a la vez que recibía el dispositivo.
—¿Cómo sobrevivisteis? —preguntó el de ojos metálicos alzando su mirada hacia el par. Aún estaba en una especie de trance, pero ahora al menos podía razonar un poco más tranquilo.
—Sato estaba fuera de la ciudad y yo... Yo estaba en un estado de inconsciencia irreversible.
En respuesta, el viajero en el tiempo arqueó sus cejas confundido.
—... Lo entenderéis cuando veáis los recuerdos de Hanabi.
Tamaki finalmente fue liberado de los tentáculos, volviendo a caer al suelo. En acto seguido arrastró sus rodillas hasta el cuerpo de su novia.
El peliazul sin poder emitir ninguna palabra, tocó el rostro helado de la chica, piel de la que no emitía color alguno. Botaba el aire en pequeños intervalos, intentando contener el dolor que sentía dentro de su corazón.
