La hija de Endeavor, Hanabi, porta un quirk problemático: conserva y roba la energía vital de otras personas, para transformarlas en juegos pirotécnicos explosivos.
Sin embargo, su cuerpo es incapaz de retener la energía de otros, y producto de sus...
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TODOROKI SHOTO
Es fácil darte cuenta, de que un día es completamente diferente de cualquier otro. No podía dejar de mirar por la ventana, ¿acaso era el aire? ¿el color del cielo?, había algo que me mantenía alerta, como si alrededor de nuestros dormitorios merodeara un vigilante, que esperaba por atacar.
—Todoroki-kun...
Midoriya siempre venía a preguntarme acerca de cómo estoy. Entiendo que he cambiado desde lo que pasó con mi hermana, y que últimamente es imposible que me relaje. Por lo general, mentía para no preocupar a nadie, pero hoy me sabía mal afirmar que todo estaba bien.
No podía asegurar que era así. Tenía un muy mal presentimiento.
—Luces preocupado... ¿estás bien?
—Es solo... —reflexioné un poco, sin dejar de mirar por la ventana—. ¿Crees que la población sobrehumana se llevará a sí misma a su propia extinción?
Mi pregunta había sido demasiado amplia y profunda, ni siquiera sabía de dónde venía. Midoriya, al recibirla, sonrió hacia mí un tanto nervioso.
—Este... la verdad... creo que no. Quien quiere vivir se aferrará hasta la última esperanza. Tenemos un instinto desarrollado de supervivencia, eso lo que le ha permitido a la humanidad aguantar hasta ahora.
Bajé la mirada, y el vapor de mi suspiro empañó el vidrio de la ventana.
—Pero, ¿a qué se debe esa clase de pensamientos?, ¿Todoroki-kun?
—Tengo un mal presentimiento.
Sentí una mano agarrar mi hombro, por lo que alcé mi cabeza para observarlo a la cara. Sus ojos brillaban por sobre esas características pecas, mientras esbozaba una sonrisa honesta.
Me quedé cautivado mirándolo, un par de segundos.
—No tienes nada que temer, estamos todos aquí, en los dormitorios de la U.A. Nada podría pasar aquí dentro. Es el lugar más seguro del mundo.
Pese a que no le sonreí de vuelta, sentí que mi cuerpo volvía a relajarse gracias a sus palabras.
Aunque no podía aceptarlo tan fácil. Estando en el sitio más seguro del mundo, ¿realmente podíamos estar tranquilos?
En lo personal, yo no podía. Debía entrenar forzosamente, como los días normales, sabiendo que mi hermana mayor estaba atravesando un infierno.
Sabiendo que ella no podía estar cerca de nosotros, por la probabilidad de que intentara asesinar al viejo, o por la posibilidad de que la encontrara la liga de villanos.
No podía estar tranquilo.
—Vamos a cenar todos juntos... Bueno, menos Kacchan —rió—. ¿Vendrás?
