3

987 113 45
                                    

Esa mañana, justo cuando el sol comienza a asomarse, Billie se encontraba sobre la rama de un árbol, pues se había quedado ahí para dormir un poco más tranquila, sintiendo que los animales del bosque en el que se encontraba no podrían encontrarla, mas no la protegió de la tenue luz que provocó su despertar. Se encontró con que tenía un poco de su cabello en la cara, este era liso así que volver a peinarlo no era mayor problema. Bajó del árbol en el que se encontraba de un salto, como si fuera algo normal, aunque podía ser normal para ella.

Billie se acercó a un río y dejó sus cosas a la orilla, siempre teniendo el cuidado de vigilarlas, se quitó la ropa y se dispuso a bañarse, al parecer las aguas del río estaban más calmadas en la mañana, por lo que era sencillo relajarse ahí. Luego, volvió a vestirse con una camisa negra, que le ajustaba a su físico, era de tirantes; se puso también un pantalón de color gris, hacía juego con su cabello. Revisó primordialmente su collar y el colgante de su hermano, luego se llevó su típica mochila azul oscura a la espalda y se dispuso a seguir el sendero que tenía frente a ella, no tenía prisa por llegar a algún lugar por lo que decidió observar la naturaleza que le rodeaba.

—Odio llevar el cabello mojado, será mejor que lo sujete un poco para que no me moje la camisa—dijo ella sacando una liga roja delgada y colocándosela.

Sin embargo, cuando iba caminando escuchó un sonido más al frente y decidió acercarse a observar qué era, cual no fue su sorpresa al llegar y encontrarse de frente con una joven de sudadera verde y una capucha en la cabeza. La chica parecía no estar muy complacida de verla, aunque a ella le causaba mucha curiosidad saber qué hacía ahí una joven que obviamente no era de la edad de ella pero tampoco era una adulta para estar sola en esa zona.

—Hola—la saludó ella.

—Hola—le respondió a penas y volviendo la mirada a otro lado.

—¿Cómo te llamas?

—_______, oye, realmente estoy apurada, no tengo tiempo para hablar contigo ahorita.

—Oh, ya veo, está bien, ¿puedo acompañarte a dónde vas?

A _______ esta pregunta realmente la sorprendió, no esperaba algo así, normalmente cuando dices que estás apuras las personas siguen tranquilamente su camino, pero quizá por la edad, la chica frente a ella, actuaba de esa manera.

—No, bueno, verás, no tengo tiempo de andar con una niña a mi lado...—intentaba librarse.

—¿Qué edad tienes?

—¿Te importa? —respondió molesta.

—Mira, mi nombre es Billie, tengo quince años y realmente no tengo un lugar fijo a donde ir, así que a donde vayas para mí está bien.

—¡¿Dices todo eso a una extraña?!¡¿te das cuenta de que yo podría ser una asesina y no lo sabes?!

—Me arriesgaré—sonrió ella.

—Bien, si te interesa tanto, tengo diecisiete años...

—Entonces sólo nos llevamos dos años de diferencia—la interrumpió ella y corrió para colocarse a su lado.

_______ se quedó muy confundida, ¿realmente había una persona tan ingenua como para querer seguir el camino por el que ella iba? Quizá tenía unas incontenibles ganas de ser asesinada, sólo esperaba que el color de sus ojos no llegara a cambiar de manera drástica, aunque eso pasara, ella no se daría cuenta. En cuanto a la joven, comenzó a caminar al lado sin vacilar, tampoco se veía miedo en su mirada, pero _______ prefería no tomar otra vida, aún si no era por voluntad propia.

—Oye niña...

—Billie.

—Billie...lárgate—dijo sin dejar de caminar.

—¿Qué?—preguntó ella siguiéndola—¿por qué? ¿tienes alguna razón para...

—¡Quieres dejar de seguirme?!—paró en seco y la miró a los ojos.

—Tus ojos...son de color...

—Amarillo, lo sé.

—No...rojo.

El corazón de _______ se detuvo por un instante, y sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo, sus ojos cambiaron de color y ella ni siquiera se había dado cuenta, podía ser peligroso, ella aún no diferenciaba los significados de los colores.

—¿Has visto a la muerte de frente?—preguntó quitándose la capucha, mientras ella negaba con la cabeza—la estás mirando.

—¿Tú también eres un presagio de muerte?

Al escuchar eso, _______ se quedó extrañada y su iris se tornó de color azul, a la vez, la joven se la quedó mirando sin decir palabra alguna.

—¿Tú...también?—preguntaba _______ —¿qué significa eso? ¡¿acaso no tienes miedo?! ¡¿sabes quién soy?!

—¿Sabes quién soy yo?—le preguntó ella muy tranquila y algo triste.

La joven de la sudadera verde no sabía que contestar, así que ella siguió caminando y _______ se quedó inmóvil un rato más, cuando ella ya había avanzado unos pasos, la detuvo llamándola, la chica se detuvo en seco y la miró nuevamente. _______ bajó un poco la mirada y le preguntó, algo avergonzada:

—¿Puedo acompañarte?

—Eso depende, ¿no tenías prisa por llegar a un lugar?

—No, no realmente.

—Genial—se acercó ella y le dio la mano—empecemos de nuevo, Billie, quince años, soy el presagio de la mala suerte encarnado.

—_______, diecisiete años, soy la portadora de la maldición de la rosa.

La Maldición de la Rosa (Billie Eilish y tu)Onde histórias criam vida. Descubra agora