22. su cuarto

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—¿Tú viste que le metió el pie?

Guardó silencio unos segundos.

—Sí.

—¿Entonces por qué mierda no lo tomaron como falta? ¡Eso es tarjeta roja!

—Lo sé.

—¿No vas a hacer nada?

—¿Qué puedo hacer? Ya dieron finalizado el partido, Grace. Ellos ganaron.

Negué repetidas veces. No podían dejarlo así. Es totalmente injusto.

—¿Dónde está él? —pregunté mientras trataba de alcanzar el paso de Michael. Alex estaba callada, caminando detrás de nosotros por los pasillos.

—Se lo llevaron. Seguramente está en el hospital.

Asentí, llegando a mi locker y tomando mis cosas. Alex seguía portando un ceño confundido y preocupado. Michael estaba serio y furioso por dentro, estaba segura.

—¿Qué haces? —me preguntó Alex a lado mío.

Cerré el casillero con fuerza y miré a Michael.

—Si tú o el equipo no van a hacer nada al respecto, lo haré yo —espeté empezando a avanzar lejos de ellos, pero Michael no me dejó.

Tomó mi muñeca, volteandome para verlo.

—Grace, ¿qué pretendes hacer? Tú no puedes solucionar nada.

Mi gesto estaba más molesto que nunca. Estaba furiosa. No entendía como podían dejar que eso sucediera. Era un problema real, la pierna de Timothée estaba terriblemente lesionada, ¿y seguían insistiendo que había sido un accidente? Pura mierda.

Me zafé de su agarre, viéndolo seriamente.

—Iré con Bruno y le diré que diga la verdad. El partido no puede quedar así y tienen que sacarlo del equipo. Hizo una falta inaceptable, Michael.

Sentía que la rabia en mí también era sinónimo de valentía. Podría ir a decirle de todo a cualquiera si estaba en tal estado de ánimo. Eso me asustaba un poco.

Quise girar de nuevo para alejarme, pero, de nuevo, el chico pelirrojo me detuvo.

—Tú no harás eso. No te puedes meter en este asunto, Grace. Yo mismo le dije a él que no se metiera contigo —espetó, tratando de convencerme mientras que Alex miraba la escena desde atrás, angustiada.

La verdad es que yo no lo hacía por hacerle justicia al equipo o a la disputa que tuvieran entre ambos equipos. Yo lo hacía por Timothée, incluso cuando mis labios no estuvieran listos para admitir dicha verdad. Yo lo hacía porque lo habían lastimado de forma injusta, y no iba a quedarme callada.

Alex se acercó un poco al centro de atención, posando su mano sobre mi hombro.

–Grace, creo que Mike tiene razón. No es buena idea, por lo menos no en este momento —murmuró ella, tranquila.

¿Cómo podría estar ella tan tranquila? Esperaría lo que sea de Alex, menos que se quedara de brazos cruzados y evitara mi mirada por un asunto así. ¿Por qué era yo la única alterada?

¿Acaso nadie se preocupa por Timothée más que yo? No podría ser. ¿O sí?

Apreté la mandíbula y desvíe la mirada, sentía una sensación de impotencia mezclada con rabia que empezaba a ser sofocante.

—¿Entonces qué se supone que haga? No puedo quedarme con los brazos cruzados. No puedo —repetí, soltando mis brazos, frustrada.

Quizás parecía una loca que estaba desesperada por justicia y venganza, pero yo le veía absoluta razón para actuar así.

ɴᴏ ᴊᴜᴇɢᴜᴇꜱ ᴄᴏɴᴍɪɢᴏ, ᴛ | Timothée ChalametWhere stories live. Discover now