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(ZAID)

—ocúpate de cremarlo y llamar a mi madre— le digo a Samed— nadie debe saber de esto, diremos que falleció por un ataque.

A nadie le importa, de todos modos.

—claro, señor.

Samed se va y, junto con Ahmed y Jamid, sacan el cadáver del hijo de puta que intentaba traicionarme. Mi padre.

Sospeché de él durante meses, pero, ¿Cómo desconfiaría de mi padre, mi propia sangre? Todo se fue aclarando poco a poco, con sus frases, sus reuniones secretas y terminó de revelarse cuando "Anás" se llevó a Siria.

¿Cómo no lo pensé antes?

Mi padre tiene una obsesión con los nombres. Akram, "hombre fuerte", Zaid, "el ciego" y Anás... "hombre cercano".

—Zaid—Kaled sale de mi habitación con el gesto cansado—le he dado un relajante para que duermas, así que no despertará hasta mañana —me dice.

—gracias.

—ella no dejaba de llorar— mi amigo hace una mueca —¿Qué fue lo que pasó? ¿Alguien la atacó?

—eso no importa —a pesar de Kaled y yo nos conocemos hace años, no voy a hablar sobre esto con él —¿Ella estará bien?

—no tiene daños físicos—dice —no hay heridas ni golpes, pero... —Kaled se da dos golpecitos en la sien izquierda —tal vez necesite algo de ayuda, emocionalmente hablando.

—bien, me ocuparé de eso. Gracias, Kaled— él me da una sonrisa breve y se va, con uno de los tantos guardias siguiéndolo.

Me estresa tener tanta gente dentro de mi casa. Nunca me gusto que los guardias o trabajadores entraran, pero hoy no puede ser de otra forma. Hay que sacar la sangre de mi padre y ocuparnos del desastre que conllevará su muerte.

Confío en que Ahmed y Samed se ocupen de solucionar todo. Confío en ellos, casi con mi vida. Por eso están cerca mío y de Siria, porque sé que serán capaces de protegerla de cualquier cosa.

Cuando todo está más o menos resuelto, vuelvo a la habitación. No quería que Siria matara a mi padre, yo debía hacerlo. Especialmente, porque ya he matado. Además, mi padre siempre fue un hijo de puta y él mismo me enseñó a no sufrir las pérdidas.

Siria no debía cargar con esto.

La observo, detallando su cuerpo forzado al sueño por los calmantes que le dio Kaled. A pesar de eso, su cuerpo luce tenso, como si incluso dormida pudiera recordar todo lo que acaba de pasar.

No soy un hijo de puta o al menos, no quiero serlo. Siria apareció en mi vida en un momento tan complejo, que no supe como reaccionar. No es que yo no estuviera buscando una esposa, pero ciertamente no estaba buscando una Siria. Quiero decir, ¿Su carácter?

Tal vez ella era el empujón que yo necesitaba para terminar de destrozar la relación con mi padre.

La cubro con una manta, notando que sus manos están frías. Ella se remueve y yo me limito a sacarme los zapatos y apoyar mi cabeza en la almohada, a su lado. Todo se fue al carajo demasiado rápido.

Cuando quiero darme cuenta, estoy dormido.

Akram y yo estamos caminando por debajo del puente, donde vamos a encontrarnos con los hombres que van a vendernos armas.

—tú quédate detrás, yo me acercaré, hablaré y nos iremos— me dice mi hermano— solo tienes que cuidar mi espalda, ¿Bien?

—lo entiendo— le digo.

Obediencia |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora