25

22.2K 1.7K 337
                                    

Entonces, disparo.

Correr parece la mejor de mis opciones.

No puedo quitar el recuerdo de mi cabeza, ni el olor a sangre. No hay nada que pueda hacer para dejar de tener pesadillas, ni siquiera las pastillas o las inyecciones que Zaid y Kaled me dieron los días posteriores a lo que pasó. Lo único que logran, es que no pueda despertar, lo que es peor, porque quedo atrapada en la pesadilla sin fin y repetitiva de haber asesinado a su padre.

A Zaid no pareció importarle o afectarle lo que hice. Tal vez él lo sabía. Posiblemente, él sabía que su padre lo había traicionado y me dejó matarlo. Ahora, yo cargo con el constante recuerdo del disparo y el olor a sangre y muerte me persiguen.

Cuando creo que no puedo más, dejo de correr. Ni siquiera sé en qué parte de la isla estoy o porqué Zaid pensó que era buena idea venir aquí, pero mis rodillas chocan contra la tierra del suelo y vomito, sin un aviso previo.

Me alejo del vómito, sintiendo el sabor amargo en mi boca y las lágrimas en mis ojos. Los últimos días he llorado más que en toda mi vida y eso es mucho decir, porque lloré mucho en mi vida, pero esto, me supera de un modo mucho peor que cualquier otra cosa. Haberme casado con Zaid, que él abusara de mí o que me secuestraran quedan totalmente anulados al lado de el hecho que maté a un hombre.

Me pongo de pie y me alejo de donde sea que estoy y veo el comienzo de la arena de la costa de la isla. Camino hacia ahí, sin intención de regresar con Zaid — aunque no sé el camino de regreso — y cuando mis pies llegan a la arena, me quito los zapatos y camino por la playa, escuchando el ruido del agua. Miro las pequeñas olas romper contra la costa e inspiro. El olor salado del agua me tranquiliza un poco.

Tomo varias respiraciones profundas mientras me dejo llevar por el azul amarronado del agua. Mis pies se detienen en el inicio del agua, sabiendo que no podré ir más allá.

—¿Estás bien? —asiento, sin voltearme — el señor Kemal está preocupado por usted

—no quiero volver — digo, sabiendo que Ahmed me está escuchando— ¿Cómo supo que estaba aquí?

—intuición — dice. Sus zapatos quedan a la altura de mis pies descalzos y si él se moviera solo unos centímetros, me tocaría el hombro con su brazo— ¿Quieres hablar sobre lo que pasó?

—no— carraspeo, intentando que las lágrimas no vuelvan a llenar mis ojos— solo quiero estar un rato en silencio.

—supongo que es duro, especialmente cuando no... te prepararon para esto— dice, ignorando lo que dije.

—¿Se refiere a matar al padre de Zaid? — no necesito mirarlo para saber que está asintiendo— supongo que nadie está preparado para... matar.

—en este mundo, en el mundo de Zaid, sí, lo estamos — dice— pero... es difícil, especialmente cuando...

—no quiero hablar sobre esto, en serio— murmuro— solo quiero respirar un poco de aire antes de que Zaid me ahogue nuevamente.

—él se preocupa.

Durante unos cuantos segundos, no digo nada, mientras tomo coraje para preguntar.

—¿De qué lado estás, Ahmed? Me ayudaste a que Zaid no supiera que intentaba escapar, pero lo defiendes, ¿A qué estás jugando?

—no estoy jugando a nada— dice, suspirando— solo...

—sí, estás jugando a algo—digo— también... me ayudaste a regresar a la casa cuando Zaid me dejó aquí, sola— murmuro— ¿Por qué me ayudas, Ahmed?

Obediencia |+18| (borrador)Onde histórias criam vida. Descubra agora