Capítulo 9

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La pelinegra dejó de besar a su novio ya que le habían llamado para jugar un rato al beer poing. Tenía la necesidad de estar con él después de lo que había pasado hace unos minutos con Kara. No se sentía bien.

No es que no se sintiera bien por lo que había sucedido, se sintió mal porque tenía ganas de que pasara algo; algo que definitivamente no querría que pasara en realidad. Echó la culpa a Sam mentalmente varias veces mientras tomaba otro sorbo de su copa. Llenándole la cabeza de pajaritos todos estos años surgió un poco de efecto.

Lo que había pasado unos momentos Sam lo definiría como una atracción sexual no resuelta. Lena lo habría definido como burla hacia su persona y apostaría a que Kara también lo había hecho por eso: para burlarse de ella y nada más.

Creerse superior era la especialidad de Kara. Además, también estaba borracha. No solo la rubia; también ella. El alcohol le hacía imaginar tonterías. Eran vecinas, eran amigas y enemigas a la vez. Simplemente eso.

Kara, en cambio, no pensó mucho en eso. Lena tenía razón, le gustaba burlarse de ella, pero hacerlo se sintió... increíble. Pero tuvo el mismo pensamiento que su vecina; el alcohol las había vuelto tontas y la rubia estaba demasiado perjudicada al igual que lo estaba su vecina.

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La capitana se sentó junto a Querl, Nia y Sam en el salón. Les confesó brevemente su relación rota, pero asegurándose de que todo estaba bien. Evidentemente evitó hablar del verdadero motivo de la ruptura; no era ni el momento ni lugar, además que conocía a Sam y sabía que armaría un alboroto.

Luego propusieron jugar un preguntas y respuestas de todo tipo, animando a Kara a participar. Querl preguntó varias cosas que para Kara eran aburridas; siempre era sobre los estudios y el instituto. Nia preguntaba cosas típicas: comida favorita, estación del año preferido, playa o montaña... Cosas que ya sabían en realidad. Y Sam... Ella sí que hacía preguntas interesantes.

—¿Besarías a esa chica por un quince de dólares? —preguntó Sam a Kara, señalando a una chica morena en la otra punta de la casa y la rubia asintió sin pensárselo—. Oh, Danvers, ¿eres bisexual?

—No lo sé —contestó con sinceridad—. Es decir, siempre he estado con Mike, pero me han atraído ciertas chicas; algunas me parecen monas, otras atractivas y realmente sexys, pero nunca me he imaginado con una chica porque ya sabes... —señaló a Mike con la mirada que seguía hablando con Winn.

No era un secreto. Kara estaba enamorada de Mike, pero no podía evitar pensar cuando Lena la besó; no le disgustó en absoluto y fue el beso más corto que le habían dado en su vida. Había muchas mujeres que se habían cruzado a lo largo de su vida y no se sentía culpable al pensar cómo podían ser tan sexys. Por eso entendió un poco a Mike y no podía reprocharle nada cuando ella realmente se sentía, más o menos, igual.

—Joder, pues ya te digo que no es lo mismo comerte una cosa que otra. Con una mujer disfrutas más —Sam le guiñó un ojo haciendo reír a la rubia.

—Pues yo no me lo imagino haciéndolo con una tía —dijo Nia casi riendo—. Así que me tenéis que contar cómo sería aquello.

Las palabras de Nia fueron como el canto de una sirena para Sam. Comenzó a explicar todo tipo de relaciones que tuvo con chicas; desde las más cariñosas hasta las más picantes despertando la curiosidad de Kara. Entonces, su mirada cayó en varias chicas de la fiesta, apuntando mentalmente todo lo que decía Sam y definitivamente se declaró bisexual.

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—Hey, chicas —saludó Lena sentándose en el regazo de Sam.

—Ya te vale, Lena —culpó Sam haciendo que la azabache frunciera el ceño—. Sabías que Danvers era bisexual y no nos has contado nada.

Vecinas incontrolables | SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora