Vecinas incontrolables | Supercorp

Capítulo 50

Toda la familia se encontraba en un apartamento de alquiler en Kansas, alejado del pueblo de Smallville, donde vivía Clark y su familia. Mañana sería el gran día para los enamorados y Sam decidió junto a sus amigas y amigos que esa noche harían una despedida de soltera.

Aunque Lena protestó varias veces, todos los jóvenes insistieron en que debía disfrutar su última noche antes de casarse porque más adelante tendría más responsabilidades. Y fue la última vez que Kara intentó hacerle ver a la pelinegra lo que sentía por ella, pero no dudó en contarle la verdad.

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—¿Cariño? —Eliza se asomó por la puerta, pues todas se habían ido a hacer un escáner por la zona. Kara no estaba muy animada para eso, retocándose quinientas veces delante del espejo.

—Hey... —suspiró dejándole pasar mientras se arreglaba el pelo —otra vez—.

—Sé que te lo he preguntado como mil veces y me has mentido esos miles, pero... ¿cómo estás?

—Mamá, por favor... Estoy bien —repitió mirándose al espejo.

—Kara... —apretó su hombro y le recordó—: Lena se va a casar mañana.

Nunca lo había mencionado porque no quería sonar cruel, pero parecía que la rubia había tirado la toalla y no quería que fuese así. Sabía que Lena, a pesar de todo, tenía sentimientos por su hija. Aunque no había hablado mucho con su hija para ver qué tal iba, lo sabía porque Lillian sí hablaba de la pelinegra con ella; Lena le contaba todo y exclusivamente sobre Kara, aunque sea para ladrar de que un día era más pesada de lo normal y nunca mencionaba a Clark a menos que le preguntase.

—¿Y qué quieres que haga? —preguntó la rubia al borde del llanto—. ¿Qué irrumpa la boda con un grito y formar un escándalo? ¿Para qué Lena se ría de mí, me mate con la mirada para luego no hablarme nunca más o me asesine delante de todos por haberle estropeado el mejor día de su vida? O peor, ¿que se lo tome como otra broma y me deje por mentirosa para no hablarme nunca más? —preguntó y analizó conteniendo el sollozo y Eliza cogió otra silla para sentarse junto a ella en el tocador.

—¿El mejor día de su vida? —espetó con el ceño fruncido y Kara no aguantó—. ¿Estás segura?

—Mamá... —las lágrimas se escapaban sin control y Eliza agarró su mano para acariciar el dorso—. Te juro que lo he intentado. Quería demostrarle a Lena lo buena persona que soy; la he tratado como si fuera la única en el mundo. He seguido siendo yo y no puedo evitar meterme con ella, pero la he elogiado, la he acompañado, le he hecho sonreír en los peores días cuando ni yo misma podía mantenerme en pie y he hecho de todo para que se diera cuenta de que tengo más para dar. Pero ella seguía erre que erre con Clark, como si no me aceptara y me rendí por esa parte. Entonces intenté ver que Clark no era un buen chico de manera indirecta, mostrando en que yo o cualquiera era mejor que él, porque sabía que, si se lo decía directamente, no me creería, pero ella ni me escuchaba.

—¿Decirle qué? —intentó saber y Kara lo soltó todo de una vez.

—Que Clark nunca había estado enamorado de ella. Él quería casarse con Lena para tener su fortuna, para tener un papel en la empresa y un largo etcétera. Le puso los cuernos delante de mí con una chica alta, morena y nariz puntiaguda. Y hasta apostó conmigo en que él se casaría con Lena antes que yo. Tenía la esperanza de ganar porque me prometió que se alejaría, pero el muy cerdo lo logró.

—¿Por qué demonios no se lo has dicho? —regañó la mayor de las Danvers mirando a su hija, pero se quedó muda cuando vio la cara roja y lágrimas de su hija.

—¡Porque no me creería, joder, y tú lo sabes después de todo lo que pasamos! ¡Porque se lo tomaría como si me estuviera burlando de ella! ¡Se creería que me lo estoy inventando con tal de hacerle ver que está enamorada de mi o algo por el estilo! —lo echó todo y Eliza la abrazó con cariño. Pasaron unos minutos; dejó de llorar, secándose las lágrimas y miró a su madre—. Sería revivir otra vez el cuento y definitivamente ya no habría nada que hacer...