Capítulo 49

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Solo faltaban dos días. Dos días en los que Kara se encontraba desesperada, casi a punto de llorar.

Lena, su vecina incontrolable, le había pedido que fuera una de sus damas de honor. Sintió una oleada de punzadas de dolor en todo su corazón, pues pensó en que había logrado algo durante estos meses, pero esta semana observó a la pelinegra que se comportaba de manera diferente; casi distante y no comprendió por qué.

Sin embargo, ella tenía la esperanza que en estos dos días le podría demostrar a Lena que la amaba o, en el mejor de los casos, que se estaba casando con el hombre equivocado. Iba a dar hasta su último aliento con tal de que Clark se fuera a la mierda y no volviera a molestar a la familia Luthor.

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Se encontraba en su apartamento; iba de un lado a otro, pues había quedado con su vecina. Era la única disponible para terminar con los últimos detalles.

Nia tenía mucho trabajo como Querl. Mike y Winn no iban a ir y venir quinientas veces. Sus madres estaban también liadas cumpliendo su función laboral. Lex, sintiéndolo mucho, no estaba muy por la labor, pues era el único que se sinceró de que Lena iba demasiado deprisa con la boda —por no decir que quería a Kara como cuñada y no a un chico que prácticamente no conocía—. Y Alex y Sam estaban en su momento de revisiones.

Clark, el que debería preocuparse de su boda y arreglos finales, se encontraba en Kansas. Le dijo a Lena que tenía que confirmar los invitados y cien mil cosas más que no explicó, pero Lena confió y solo le quedó la última opción; Kara. No le dijo nada al chico pelinegro, pues no quería discutir como otras veces y vio que le dio igual con tal de que finalizara su tarea. Él con tal de casarse, le daba igual lo demás.

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—Estás muy callada —interrumpió el silencio y Kara la miró.

—Solo estaba mirando los ramos —se encogió de hombros mirando todas las decoraciones florales.

—No... Estás muy callada de que estás muy silenciosa. Ni siquiera te has metido con mis pintas —le señaló de arriba hacia abajo.

Kara soltó una pequeña risa, pues tenía razón. Era raro ver a Lena con unos simples vaqueros y un jersey fino de cuello alto de una tienda cualquiera como ahora mismo estaba Kara. Solo le faltaban las gafas pasta. Lena siempre iba en trajes, vestidos ceñidos y tacones de marca con maquillaje de última moda.

—Supongo que me parecen más interesantes las flores que tus pintas —se encogió de hombros y Lena sonrió.

—Ahí está de nuevo —afirmó mientras se dirigían de un lado a otro.

—Señorita Luthor —interrumpieron su caminata. Ahí estaba la dueña—. Está todo en orden para el gran día —le señaló un extremo donde ahí estaba todo su conjunto floral. Ambas directamente fueron y cuando la dueña terminó, se retiró para dejarlas a solas.

—¿Rosas? —Kara preguntó con el ceño fruncido y Lena asintió—. Eres muy típica, Len.

—Los decidió Clark; blancas y rojas. Amor romántico y puro —explicó con una sonrisa y Kara se quedó mirando.

—¿Y tú querías rosas? —preguntó después de un largo silencio mirando a Lena.

—¿Por qué no iba a quererlo? Es el símbolo del amor y se da a entender que quieres a tu pareja.

—Si yo te amara y me casara contigo definitivamente no serían rosas.

—¿No? ¿Y qué serían, hipster de pacotilla? —la desafió mientras se cruzaban de brazos.

Vecinas incontrolables | SupercorpWhere stories live. Discover now