Capítulo 27

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Se dirigió hacia la mesa y todos fueron hacia la cumpleañera, festejando y deseándole un feliz dieciocho. Su corazón estaba a punto de explotar con forme iba pasando uno a uno y faltaba poco para llegar a Kara. La había cagado, pero bien. Cuando finalmente llegó a ella, la abrazó con fuerza.

—Lo siento... —susurró en su oído y Kara negó.

—Seguramente yo también habría reaccionado igual. Que una de las personas más importantes de mi vida me ignore durante todo el día el día de mi cumpleaños y sin dar señales de vida, me habría enfado hasta que los cerdos volasen —bromeó sacando una sonrisa a Lena—. Y sumando de que te he vacilado... pues... —hizo que su vecina asintiera—. Pero bueno, solo quiero saber si ha merecido la pena...

—Mucho. De verdad. Gracias, Kara... —susurró apartándose de ella mientras escuchaba como los demás se sentaban y luego miró la pancarta—. Bueno, gracias por todo menos por eso —bromeó mirando su segundo nombre con purpurina y Kara negó con la cabeza.

—Eso es lo mejor —sonrió orgullosa y Lena le dedicó una sonrisa tierna.

—Lo mejor lo tengo delante de mí —confesó, intentando que no sonara demasiado amoroso ni empalagoso. Kara la miró sorprendida y una sonrisa pícara se asomó por sus labios—. No empieces o te juro que es la última vez que te digo algo bonito.

—Bueno, está bien. Lo haré como regalo de cumpleaños —le guiñó un ojo y ambas se rieron antes de sentarse y cenar todos juntos.

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Terminaron de devorar toda la comida y Lex pasó la tarjeta de su madre por el datáfono, poniendo la clave y dando las gracias por la increíble cena y servicio antes de despedirse. Todos se despidieron fuera, yendo cada uno a su casa. Pero Kara cogió a Lena de la mano, tirando de ella y abrazándola por la cintura.

—Cuñadito, me la llevo conmigo. Estará en casa antes de las doce.

—No es tu cuñado —interrumpió Lena intentando sonar molesta porque Kara le había prometido que nada de tonterías, pero en su defensa dijo que ya había pasado el día de su cumpleaños.

—Son más de las doce y cuarto, Kara —comenzó Lex a reírse ignorando las palabras de su hermana mientras sacudía la cabeza—. Cuídala, ¿quieres? No hagas tonterías con la moto.

—Nunca hago tonterías con la moto y menos si ella está conmigo. Que soy tonta, pero no tanto —bromeó haciendo reír a Lena.

—Lo de tonta es discutible —murmuró Lena girando su cabeza hacia la chica y casi se le corta la respiración al darse cuenta de que estaba a centímetros de la rubia. Kara se percató, pensando en que podría estar incómoda y se separó un poco.

—Lo que sea, tened cuidado —gritó Lex y arrancó el coche para marcharse.

—¿A dónde me llevas? —preguntó Lena curiosa cuando Kara caminó hacia su moto.

—A tu casa.

—¿Sabes que vivimos al lado y vamos en la misma dirección? —preguntó con burla, señalando el coche de su hermano que ya estaba desapareciendo.

—Lo sé, pero quiero estar con mi chica ya que he pasado de ella toda la tarde.

Lena abrió la boca, pero el corazón le impedía hablar.

«Mi chica» se repetía en su mente.

Ella pensó que sonaba muy bien desde sus labios y deseó con todas sus fuerzas que fuese una realidad aquellas palabras. Asintió como una boba, tapándose las mejillas con disimulo porque sabía que tendría un rubor notable hasta ponerse el casco. Se sentó detrás de ella y partieron.

Vecinas incontrolables | SupercorpWhere stories live. Discover now