Serenade for strings in E Major.

45 7 2
                                    

Pasar tiempo con Royce y Matt me pareció increíblemente liberador. Era demasiado pronto para poder llamarlos "mis amigos" pero ciertamente eran una buena compañía. Los dos tuvieron que irse, Royce a su clase de Historia, Matt a su curso de matemática que -según él lo describe- era un pedazo del infierno en la tierra. Por supuesto que tanto Royce como yo intentamos ayudarlo, pero nos dimos cuenta de que éramos completamente inútiles en la materia, caminé hacia la parada de buses, cosa que usual me tomaba unos 15 minutos en esperar a que venga el indicado, mientras hablaba con Matt y Royce por chat.


Matthew Kulig

Dios, creo que voy a vomitar

El examen es pronto y no tengo idea de qué voy a hacer


Roland Visconti

Haz trampa

Ya sabes, debajo del borrador, o en la calculadora

Siempre puedes seducir al profesor en caso de que no te funcione hacer trampa


Matthew Kulig

Ja ja ja

Primero, tengo demasiado miedo como para hacer trampa

Segundo, El profesor tiene como 70 años y de seguro nietos de mi edad


Catalina Varda

¡Matt!¡Tranquilo!

Te va a ir bien, o al menos aprobarás

Supongo que podrías crear un horario para estudiar


Matthew Kulig

Me encantaría, pero no tengo ni siquiera

Un horario bien establecido para dormir


Roland Visconti

¿Y un tutor?

Tal vez eso te ayude

Cynthia llevó el mismo curso, pero es una perra, no creo que quieras que sea tu tutora

Le preguntaré a Leo si conoce a alguien que sepa de matemática


Catalina Varda

Prometería hacer lo mismo, pero realmente no conozco a nadie a parte de ustedes.

Bueno, a la chica rara, pero preguntarle por una tutoría de matemática sería demasiado

Me alejé un poco de la parada de bus para fumar un cigarro, no era una adicción, pero lo hacía de vez en cuando. El humo calaba en mis pulmones y sentía cómo me relajaba al instante; ni el ruido incesante de los carros podría arruinar este momento.

Pero una voz sí.

"El cigarro va a dejar tus dientes amarillos; además, apesta" Era Azul, parada al costado mío y con la misma sonrisa burlona de siempre. No me molestó, pero tenía una reputación que mantener. Le respondí.

"Bueno, nadie te está obligando a estar parada ahí" Di otra calada al cigarrillo, sintiendo la relajación de inmediato. Ella se acercó más a mí.

La Intimidad Del Tacto LeveWhere stories live. Discover now