Serenade for strings in E major. Lado B.

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El tiempo con Lu y Delia nunca duraba lo suficiente. Además, en esta posición tenía a la vista a la chica con polo mostaza, riendo como nunca antes la había visto. El rubio, Royce y ella hacían un buen grupo, y sentí algo de celos al verlo; después de todo, yo la había conocido primero; no eran celos en el sentido de "no quiero que nadie más le hable" sino en el sentido de "quisiera que se abriese así conmigo.

Finalmente, Delia y su "ángel caído del cielo" debían irse para hacer quién sabe qué. Leo lanzó un comentario rápidamente.

"No se olviden de usar condón, no queremos bendiciones a esta edad." Las cuatro empezamos a reír, pero yo le repliqué.

"Son lesbianas, Leo; y los dedos no embarazan". Al alejarse el par, pude sentir cómo Leo estaba dispuesta de tornar la conversación en más seria. Me miró, luego de seguir mi mirada y ver a la chica con polo color mostaza.

"Entonces sí que tienes el ojo sobre alguien" Con una sonrisa casi maliciosa, pasó su mano por encima de mi hombro. "Es bastante linda, desde mi punto de vista objetivo y heterosexual; pero es rara, y tú eres el prospecto perfecto de la girl-next-door."

Me reí un poco, no podía estar más alejada de la realidad. "Hay muchas cosas que no te he contado, Leo, y lo haré; solo necesito un poco de tiempo".

El tiempo pasó mientras Leo hablaba sobre uno de los tantos chicos musculosos que la invitaban a salir; pero claro, ella no sabía decidirse por alguno de ellos. Se despidió, probablemente debido al pitido que sonó en su celular, indicando que alguno de sus chicos le había citado. Me dio un fuerte abrazo antes de decir "Sé que no estás listas para hablar sobre todo aún, Lu, pero acá estoy para cuando lo estés" Le devolví el abrazo fuertemente, Sinceramente, no sabía qué había hecho bien para merecer una amiga así. Quedé sola en la mesa, frente a los dos muchachos y la chica de los ojos grisáceos. Me sentí fuera de lugar, al estar sola, y decidí pararme y empezar a caminar.

El sicomoro cerca del comedor llamó mi atención, de verdad era hermoso. Le tomé una foto con la cámara del celular, queriendo grabar esa imagen por siempre; y entonces seguí mi camino. Llamó mi atención, también, la acacia cerca de la puerta principal, e hice exactamente lo mismo que había hecho antes: ahora, aquellos dos lugares se encontraban inmortalizados en mi celular.

La parada del bus estaba vacía, pero noté, por lo que parecía la milésima vez en el dí, una mancha mostaza y una figura alta y delgada. Era Catalina. Me acerqué lentamente, con cuidado de que no se diese cuenta de mi presencia, y la sorprendí al hablar.

"El cigarro va a dejar tus dientes amarillos; además, apesta" No pude evitar sonreír, evidentemente, a la chica le había sorprendido el escuchar una voz, se notaba que trató de mantenerse lo más seria posible

"Bueno, nadie te está obligando a estar parada ahí" El carácter arisco de siempre, no me cansaba de esta chica. Sin embargo, luego de las palabras de Leo, y el hecho de que no había más de la mercancía en mi bolsillo, estaba increíblemente cansada. Le respondí.

"Era una broma. ¿Crees que puedas invitarme uno?" Los ojos verdes, grisáceos se centraron en mí, pero tenían un tinte raro, casi como de preocupación.

"No te tomaba como alguien que fumara" Pues hay muchas cosas de mí que no sabes, Madonna, y si los supieras te desagradaría en lo absoluto.

"No eres la única que puede tener secretos" Me ofreció un cigarro estirando la mano, y lo tomé. Le di una calada, cosa que me relajó por completo; me apoyé en la pared de ladrillos para no descansar de estar parada un rato. La abstinencia comenzaba a aparecer; y Jaime seguía sin mostrar señales de vida. Volteé hacia ella para hablarle

La Intimidad Del Tacto LeveWhere stories live. Discover now