Versos fríos [EN EDICIÓN]✔️

26. Inquebrantable

Kyle.

Sentí como automáticamente la sangre recorrió todo mi cuerpo, no sabía qué hacer. Mi cuerpo solamente estaba moviéndose mientras en mi cabeza no dejaban de pasar las posibilidades de lo que pudo haber pasado. Donna, no puedo perderla, no ahora ni nunca.

—Kyle, ven te ayudo—Dely se agachó para ayudarme a atar los cordones de mis zapatos ya que mis manos temblaban demasiado—. Vamos.

Ella abrió la puerta y me acompañó hasta abajo sin soltarme.

—las llaves del auto—dije al ver que las había olvidado.

—no vamos a ir en el auto, no puedes conducir así y yo no puedo llevarte. Vamos a ir en taxi.

Asentí. Bajamos en el ascensor hasta la recepción, Dely le pidió al de recepción que enviara un taxi para nosotros. El taxi no tardó mucho en llegar pero si lo suficiente como para que yo empezara a enloquecer. ¿Y si ella misma lo intentó? ¿No fue suficiente lo que hice para ayudarla? ¿No fue suficiente para que dejara de pensar en quitarse la vida? ¿Qué pasaba por su cabeza? ¿Y si terminara al igual que mis padres? Me empecé a hiperventilar mientras iba en el taxi con Dely y ella lo notó.

—Kyle, Kyle, respira. Tus manos, dame tus manos.

Me extendió sus manos y tomó las mías sobre su regazo. Yo estaba sudando y mis manos no dejaban de temblar.

—necesito que te concentres en mí, en mi voz. Disculpe—le dijo al taxista—, ¿Puede cerrar las ventanas y poner el aire acondicionado por favor?

—te vas a congelar—añadí viendo como ella se quitaba su chaqueta y empezaba a ventilarme con ella.

—no importa, el viento ayuda. Trata de mirarme, ¡mírame, Kyle!—enfoqué mis ojos en los suyos—. Ella estará bien.

—¿cómo estás tan segura?—pregunté con los ojos cristalinos.

—ella es un milagro, si ha seguido viva hasta este momento es por algo y es muy fuerte, ella no se irá hoy, aún tiene mucho por hacer. ¿Podría darse más prisa por favor?

Dejó de ventilarme y desabotonó mi camisa para que yo respirara mejor y luego desabotonó mi pantalón.

—respira, mi papá me dijo que hiciera esto cuando me daban ataques de ansiedad. Ahora necesito que respires, ¿si? Respira. Uno...

—uno—dije con la voz temblorosa.

—dos...

—dos.

—tres...

—tres.

—¿recuerdas cuando me dijiste que Donna es luz cuando baila?—asentí—. Ella necesita que ahora tu seas esa luz y te mantengas concentrado, ¿bien? Ella cuando baila se olvida del mundo, necesito que apartes todo y pienses en ti, ¿bien? Tu respiración, cuatro...