Versos fríos [EN EDICIÓN]✔️

45. Sospechas preocupantes

Delilah.

Tomé una respiración profunda, acomodé el teléfono de una forma en que pudiera verme bien y oprimí el botón para empezar a grabar.

—hola a todo el mundo. Aquí estoy. Sé que he estado desaparecida por un buen tiempo y no vengo a dar explicaciones, vengo a enseñarles algo en lo que estuve trabajando. Si, este video y esta canción no están aprobados por mi disquera pero—mostré mi dedo del medio con una sonrisa de orgullo en el rostro—jódete, Franklin. Si no es más, aquí está mi nueva canción titulada: versos fríos, de mi completa autoría y de paso quería decirles que ya no hay necesidad de que me llamen Dalia, mi nombre real y a mucho orgullo es Delilah Foster así que espero lo tengan en cuenta.

Había decidido grabar un video casero de mí cantando a acapella. Sin permiso de Marcus ni de la disquera, decidí que todos podían irse al carajo si no les gustaba lo que hacía. Si, podía perder mi contrato en la disquera y de paso pagar una multa abismal por la violación del contrato pero ya no me importaba, a mí me daba más gusto poder zafarme de esa estúpida disquera y ser libre de poder hacer lo que yo quiera con mi música. Nada más de tener que verme obligada a cantar letras sin sentido, escritas por malos autores y con un ritmo ridículo; esta era yo y ya me valía lo que los demás pensaran de esto.

Canté la canción con toda la pasión que corría por mis venas. Sin vergüenza, sin pensar en lo que pasaría. Simplemente era yo haciendo que todos mis sentimientos salieran a flote haciendo que la piel se me pusiera de gallina y hasta que incluso unas lágrimas salieran por la emoción que me transmitía recordar cada momento.

Al finalizar, limpié las lágrimas que habían escapado de mis ojos y sonreí un poco a la cámara. Me incorporé y pausé el video. Lo reproduje viendo lo increíble que se escuchaba, ni yo misma me hubiera imaginado haber podido reflejar tantos sentimientos en tan solo unos tres minutos y medio. Estaba orgullosa de mí misma, era simplemente magnifico lo que había logrado.

Bajé el video a mi computadora y luego lo preparé para subirlo a YouTube. Al hacerlo, inmediatamente puse en uso de nuevo mis redes sociales con la intención de que todo esto llegara a oídos de la disquera de una buena vez. Las notificaciones empezaron a llegar y no tardó en llegar una llamada de Marcus.

—¿qué haces, Dalia?—espetó molesto.

—¿qué hago de qué?

—¡la disquera nos echará! ¡Al menos dime que pensaste en las consecuencias antes de publicar ese video!

—las pensé, Marcus. Por eso mismo es que lo hice, no quiero volver a depender de esa maldita disquera donde lo único que hacían era reprimirme para ellos intentar sacar provecho. No quiero contar con ellos nunca más.

—pudiste habérmelo dicho antes de subirlo.

—¿y que me reprocharas una y otra vez hasta que se me quitara el ánimo de hacerlo? Marcus, esto es lo que quiero, no quiero depender más de contratos ridículos así que también puedes ayudarme a decirle a la perra de Moyra que ya acabé con el contrato de Newt—Marcus bufó.