𝔓𝔩𝔢𝔞𝔰𝔞𝔫𝔱 ℌ𝔢𝔩𝔩 [Thomas Shelby]

𝒲𝑒 𝓌𝒾𝓁𝓁 𝒷𝑒 𝓂𝒶𝓈𝓈𝒶𝒸𝓇𝑒𝒹

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖔𝖈𝖊

El día miércoles se hizo presente más rápido que tarde, Scarlett no había podido dormir en la noche, siendo las pesadillas lo que la atormentaba.

Cuando dejaba de estar cerca de su hermano o Maggie, su mano temblaba, el corazón se le aceleraba sin razón y muchas veces su voz salía temblorosa.

Odiaba el sentimiento.

Las pesadillas consistían en tormentos de ella matando a sus seres queridos, incapaz de creer que algún día se convertiría en un monstruo, sin embargo cada vez comenzaba a calmar las aguas, o quizás reprimía cada vez más el recuerdo hasta el punto de intentar borrarlo de su mente.

Se arregló cómodamente, almorzaría en el club Edén para luego contarle todo a su hermano, Maggie a los minutos subió ayudándole con el cabello.

-¿tienes tu discurso preparado?- ella asintió al espejo- ¿y si...?

-tienes que estar tranquila, Maggie, lo resolveré todo, no te tendrás que preocupar- la morena asintió, le gustaría que se salieran de aquel mundo oscuro.

Alfie podría ser zapatero y Scarlett maestra, los vería haciendo cosas más sanas y sin tener el constante presentimiento de que podrían morir.

-listo.

-Gracias Maggie, volveré con Alfie a las 7, si Harry viene con información sobre propiedades las dejas en el comedor- Scar tomo el arma en el mueble y se la acomodó, se observó por última vez en el espejo asegurándose de verse perfecta- Nos vemos luego, deséame suerte.

La abrazo con rapidez para bajar escaleras y salir por la puerta principal, Parks suspiro largamente con miedo, ir sola al lugar de los italianos era meterse a un panal lleno de abejas enojadas.

Scarlett subió al auto siendo conducida por uno de los hombres de su hermano, prendió un cigarro mirando el camino conocido, podía ver como cada cuánto salía una casa enorme que pertenecía a alguien adinerado que no tuvo que ser constante en su crecimiento, había nacido en el palacio mismo.

Si llegase a tener hijos le gustaría que no les faltara nada, verlos crecer con ella a su lado en cada momento, no como sus padres, quienes veía pocas horas y al final del día Margareth era quien se encargaba de criarlos, creando un lazo maternal con ella y uno débil con su madre biológica. Preparo la "bandera" blanca para poder caminar con tranquilidad por aquellas calles de Londres.

Tiro su cabeza contra el asiento suspirando largamente, tensaba y soltaba su mano derecha cada cuánto, relajando los nervios que había en ella.

-llegamos señorita, ¿la espero aquí?- negó bajando del auto.

-yo iré sola a Camden, gracias- el judío no se movió de su lugar esperando que si necesitaba su ayuda estuviera cerca.

Avanzó hasta el edificio que tenía una pequeña fila, abriéndose paso y moviendo el pañuelo blanco en señal de paz, los guardias intercambiaron una mirada sospechosa al verla.