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Natalia y María habían quedado para que la primera hiciera de modelo del merchandising del estudio de tatuajes de la otra.

- A ver cómo posas, Wonka. Mírame como a tu fotógrafa especialita.

- Si no quieres que te promocione tus cosas con cara de culo, no me hables de ella - advirtió.

- Uy, uy, uy. Me callo, me callo. Qué bien te queda todo, Natinat - la peloteó mientras sacaba varias instantáneas.

Estuvieron un ratito de nada haciendo fotos y, en cuanto la tatuadora estuvo contenta con el resultado, llegó el momento de la merecida cerveza y con él, el de contarse las novedades.

- Si es que soy estúpida, Mari - se llevó la morena las manos a la cabeza-. Te juro que esta vez pensaba que sí, no sabes cómo nos mirábamos, me iba a lanzar y...

- Himis tirminidi, Nitilii. Esa fotógrafa no tiene sangre en las venas, si es que tú te me pones a mí así, - tiró de la cinturilla de su pantalón para acercarla a ella-, con esa cara que tienes y la mirada fulminadora de las fotitos y...

Y le comió la boca exageradamente, entre carcajadas.

- Mari, tía, las babas de Pablo, ¡qué asco! - se limpió con el brazo.

- Si es que eres irresistible, Wonka. Yo no me explico lo de esta pava.

- ¿Y sabes qué es lo peor? Que yo me sentí "especial", pensé que habíamos creado un ambiente único, que había tensión sexual a raudales, que se moría por comerme la boca. Sabes que yo si no veo que hay algo, no muevo ni un dedo.

- ¿Y lo viste? – se aseguró María, tenía que reconocer que su amiga era bastante realista en esas cosas.

- Clarísimo lo vi, Mari. Pero me equivoqué de lleno. Vamos, que me monté la misma película que la otra vez. Y de especial nada, porque cinco minutos más tarde estaba en el mismo set haciendo exactamente lo mismo con las otras modelos, que esas sí que eran diosas del olimpo.

- No como tú, ¿no? - ironizó, rodando los ojos-. ¿Pero viste cómo les hacía las fotos? ¿Si era el mismo rollo?

- No, porque quiere intimidid - la imitó, en tono de burla-. Es que seguro que les hizo lo mismo. ¿Para qué quiere si no estar a solas?

- Porque le gusta trabajar así, ¿no? – se encogió de hombros la tatuadora.

- Es una zorra manipuladora de emociones, por eso tiene tanto éxito. Todos caemos como moscas. Pero yo ya no caigo más, vamos - sentenció.

A María se le escapó una risita.

- ¿De qué te ríes tú? – se cruzó de brazos.

- Nat…

- No voy a caer más, te lo digo en serio.

- Vale, yo te creo – le revolvió el pelo.

- No me crees – refunfuñó la morena.

- Claro que sí, tú puedes, Wonka.

- Yo puedo, yo puedo – sacó bícep la modelo.

Ambas estallaron en una carcajada.

- Oye, en serio, ahora que ya has comprobado que es parte del trabajo, es tan fácil como poner carita de modelo perfecta. Eso sabes hacerlo.

- A la perfección. Eso es todo lo que va a tener de mí, te lo aseguro.

- ¿Y para Calvin Klein dices que otra vez te toca con ella?

Natalia bufó.

- Sí, tía, en Nueva York. Tengo contrato firmado y pone claramente que ellos establecen las condiciones y el equipo, yo solo tengo que poner mi cara bonita y mi rollo andrógino. Mira, porque me dan pasta gansa, es una campaña unisex súper revolucionaria y me regalan colonia, que si no...

María rio ante los argumentos de su amiga.

- Salvo este tema con la fotógrafa especialita, estás viviendo tu mejor vida, Natinat. Ni se te ocurra quejarte, que yo quiero que me sigas llenando los armarios de cosas de marca - advirtió.

- Eres una interesada, cabrona.

- Pero lo compenso con buenos consejos.

- Eso es discutible - alzó una ceja.

- ¿Quieres un consejo supremo?

- A ver – repicó en la mesa para crear expectación.

- Echa un polvo – le guiñó un ojo.

- ¡Qué pesada! – rodó los ojos-. Pero, oye, ahora en serio, ¿cómo puede ser que Alba me persiga a todas las sesiones si yo le he especificado a Sab que no quiero ni verla y sé que lo intenta por todos los medios?

- Porque ella querrá todo lo contrario y, entre tú y yo, cariño, la Reche corta mucho más el bacalao que tú en el mundillo de las supermodelos.

- Es que será que no hay modelos, que tiene que pegarse a mí como una lapa para ver como babeo y luego pellizcarme para hacerme despertar de la fantasía como si nada. Palmadita en la espalda y para casa. Qué rabia.

- Anda, no pienses más en eso y disfruta de tu inminente carrera astronómica. ¿No me puedes meter a mí en la maleta? - trató de aligerarle las preocupaciones la Mari.

- Si fueras contorsionista en vez de tatuadora me lo pensaba, rubia.








Alba acababa de darle el ok a Noemí en relación a sus próximos trabajos, frotándose las manos al ver el nombre de su modelo favorita en el calendario.

- ¿Noe? – descolgó el teléfono la fotógrafa, extrañada por la llamada.

- Alba, hola. ¿Has leído los proyectos?

- Sí, te acabo de enviar el mail de confirmación. ¿No te ha llegado? – rebuscó en su carpeta de enviados.

- Sí, por eso te llamaba.

- No entiendo - frunció el ceño.

- ¿Tú has leído bien de qué van?

- Claro que sí.

- ¿Todos los proyectos?

- Todos, Noe - afirmó con obviedad.

- ¿El de Calvin Klein también?

- Ese el que más, lo estoy deseando.

- Es publicidad para una fragancia. Publicidad - enfatizó.

- Con Natalia Lacunza.

- Tú no haces publicidad así tal cual, lo odias – le recordó.

- A veces es bueno hacer excepciones.

- Va a haber mil repeticiones, decenas de técnicos, ajustes de luces, tomas solo del producto… - le recitó, pues Alba solía gruñir y protestar siempre que alguna de esas variables se cruzaba en su camino.

- Lo sé, de verdad, no pasa nada.

- Como te vayas de la sesión o montes un numerito…

- No me voy a ir de ningún sitio, Noe, de verdad. Me portaré bien.

- ¿Tantas molestias te tomas para poder trabajar con esa modelo?

- Todas las molestias.

- ¿Y se puede saber por qué?

- Porque sí, porque el resultado lo compensa. Esa chica es otro rollo.

- La verdad es que sí, las fotos que le haces son increíbles.

- Pues ya está, si en el fondo estás encantada de que te acepte estos proyectos, ¿a que sí?

- Claro que sí, a mí me viene genial. Pero luego no me vengas…

- Con quejas que nis cinicimis – terminó la frase.

- Eso es.

- Prometo no quejarme y sacar las mejores fotos publicitarias del mundo. ¿Cuándo me van a enviar los billetes?

- En breve, ansias.

Lo reconocía, estaba ansiosa. Impaciente.

Qué ganas de desnudarla de nuevo.

desnudArte | AlbaliaWhere stories live. Discover now