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Las premisas para la sesión de la nueva fragancia de Calvin Klein eran clarísimas: comodidad, personalidad y naturalidad.

El objetivo era transmitir que se trataba de un perfume apto para todo el mundo, sin etiquetas ni limitaciones. Que cualquier persona podía sentirse bien si se gastaba los euros en ese botecito de cristal transparente.

Nada que ver con la sesión para Victoria’s Secret, ni con las anteriores para Vogue.

Natalia Lacunza cómoda, relajada y feliz con Alba Reche delante.

La modelo lo veía imposible.

La fotógrafa no creía en imposibles.

El vestuario era cómodo, un jersey ancho de la marca. El maquillaje y peluquería también seguían esa línea casual.

- ¿Lista? - le preguntó la fotógrafa, más relajada en sus exigencias en cuanto a intimidad, pues iban a dedicar unas cuantas horas a las fotos más técnicas.

De hecho, iba a necesitar ayuda de los asistentes para algunas instantáneas.

Natalia respiró más tranquila al saberse acompañada.

- Cuando quieras - se dirigió al set y tomó la fragancia entre sus manos.

La rubia odiaba las producciones centradas en productos y no en personas, fotografiar objetos le parecía realmente irrelevante pero esas manos... Le daban un buen aliciente a la sesión.

Adoró recolocarle los dedos a cada minuto, moverle los brazos con caricias casi imperceptibles, cambiarle el ángulo, la luz y la pose para hacer magia publicitaria.

Solo me está colocando el brazo recto y a mí ya me están entrando los siete males.

Es una fotógrafa más. Mantente. Piensa en otra cosa.

Era su mirada, su escrutinio incansable. A esas alturas Alba debía saberse ya hasta la última línea de tinta de sus manos y brazos. La tocaba como si fuera porcelana, con delicadeza pero firme.

- Me gusta que se vea la flor y el mandala a la vez - apuntó la Reche, antes de atrapar la lengua entre sus labios, concentrada, para cambiar la posición del brazo a una más elevada.

- ¿Así está bien?

- Sí, perfecto.

Unas cuantas fotos más y Alba revisó el resultado en la pantalla, Natalia se acercó también a echar un ojo.

- Buah, la luz es increíble. Han quedado genial.

Realmente, a cualquiera le entrarían ganas de tener CK Everyone en su casa con esa carta de presentación de solo envase y manos.

- Los tatuajes le dan un toque especial. Y tu elegancia... Tienes unas manos preciosas, Natalia.

Alba rozó con el dedo índice las florecillas que la modelo tenía dibujadas en la mano. Fue un cosquilleo, brevísimo, que le puso los pelos de punta a la morena. Las dos miraban esa mano, hasta que se miraron a los ojos.

- ¿Preparamos el sofá?

La pregunta de algún técnico a lo lejos rompió el contacto. Natalia fue a retocarse y Alba a organizar el nuevo set.

Tomaron algunos planos puramente técnicos para capturar la colonia en primer plano con Natalia de fondo y luego, la hora de la verdad: el reto de hacerla sonreír relajada.

Alba se moría de ganas de intentarlo y, por supuesto, de conseguirlo.

Le flipaban los retos, más si parecían imposibles.

desnudArte | AlbaliaWhere stories live. Discover now