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Natalia terminaba de cocinar para María, a la que había invitado a cenar, mientras ponía a su amiga al día de la situación.

La tatuadora la escuchaba atenta, sentada en la encimera y con una lata de cerveza entre las manos.

- Vamos, que tenía novia y ya no tiene, Mari – resumió, finalmente, después de darle todos los detalles de la sesión.

- ¡Pues a ganar, Wonka! – celebró y la modelo chasqueó la lengua.

- ¿A ganar de qué? Estaba muy triste, tía, como una niña perdida. Pero a la vez, cuando me lo dijo… Me miró de una manera… Buah, es que no sé, estoy rayadísima – se pasó la mano por el pelo.

- ¿Crees que lo ha dejado por ti?

- No, no. Obviamente, nadie dejaría a su pareja por una persona que no conoce, pero igual sí que ha influido, ¿sabes? ¡Yo que sé!

- Igual su profesionalidad se ha ido a la mierda de la manita con la tuya…

- Puede ser. Lo que es seguro es que no me gustó nada verla mal, tenía la necesidad de ayudarla y no por pena – añadió, recalcándolo.

- Para ti, compartir espacio con esa mujer siempre ha sido otro rollo. Pierdes el control. Por eso querías siempre evitarla.

- Quería evitarla porque me sentía utilizada, pero el otro día… Esa sesión fue lo más de verdad que he hecho nunca. Por parte de las dos.

- Yo creo que, en el fondo, a ella le pasa lo mismo contigo, pero creía que podía controlarlo… e igual se ha dado cuenta de que no es así.

- Puede ser. Pero, igualmente, acaba de salir de una relación, y debe ser una larga o muy importante porque está en la mierda. Y yo… Yo voy a caer, Mari. Cada vez que la miro, te lo juro que no quiero despegarme de sus ojos…

- Estás jodida, amiga. Aunque yo creo que ella también. Y con la tontería de las fotos sin límites vais descubriendo cositas, creando un vínculo…

- Yo no quiero meterme en líos y menos con Alba Reche, la fotógrafa especialita y sin escrúpulos – dibujó con sus manos un cartel, para semejante titular-. Debería estar odiándola, no preocupándome por ella, ¿sabes?

- A veces, las cosas más especiales llegan en los peores momentos y con quien menos te lo esperas. Solo tienes que conocerla de verdad.

- En realidad, me muero de miedo. Hacía mucho que no me pasaba lo que me está pasando con Alba. Es todo tan… sinsentido - gesticuló, sin dar con las palabras.

- Será lo que tenga que ser, Nat.

María suspiró. Su amiga normalmente era reacia al amor, pero esa vez todo era diferente.




Modelo y fotógrafa no volvieron a coincidir hasta más de un mes después, debido a los compromisos de ambas. El único contacto que habían tenido había sido a través de Instagram, felicitándose y agradeciendo cuando salían las fotos de las sesiones en las que habían trabajado juntas.

Natalia había aprovechado una buena crítica sobre una de las sesiones como excusa para enviársela por privado y preguntarle cómo estaba.

“Mucho mejor cada día, gracias por preocuparte"

“Eso es lo importante. Sigo manteniendo que si quieres hablar, puedes contar conmigo"

Natalia le escribió su teléfono en ese chat privado. No se había podido sacar de la cabeza aquellos ojos tristes y sentía el impulso irrefrenable de ayudarla.

desnudArte | AlbaliaWhere stories live. Discover now