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Natalia entró al set de la sesión para MAC ya vestida y maquillada, dispuesta a encontrarse con su amigo Damion, el fotógrafo de la nueva campaña.

En vez de al alemán, a la que vio fue a Alba Reche charlando con el técnico de luces.

- ¿Qué haces tú aquí? – le preguntó a la rubia, haciendo que se girara hacia ella.

- Sacar fotos – alzó la cámara, sonriente.

- Pensaba que el fotógrafo era Damion Frost.

- Bueno, digamos que… - tomó el brazo de la morena y la arrastró hacia una parte más privada del set.

- ¿Digamos que…? – alzó una ceja Natalia.

- Digamos que le he convencido para cambiárselo por otra sesión porque tenía muchas ganas de verte.

- Pues yo tenía muchas ganas de ver a Damion – se cruzó de brazos, haciéndose la seria.

Alba desvió la mirada hacia el suelo.

- Eh… Lo siento, pensé que era una buena manera de compensarte que las sesiones A Oscuras se acaban y…

- Alba, es broma – le alzó el mentón con el dedo índice-. Yo también quería verte.

- ¿Entonces no te ha molestado? – le puso ojos de gatito mojado.

- Me ha encantado la sorpresa – le sonrió.

- Estás muy guapa – repasó su outfit.

- Tú también. Hoy la cosa va de maquillaje, así que espero que no te de urticaria con tanta gente entre medio retocándome todo el rato.

- Intentaré sobrevivir. Vale la pena el sacrificio.

- Me alegro.

- ¿Te puedo dar un beso? – preguntó Alba, mordiéndose el labio. Le quemaban, presos de las ganas.

Natalia miró a los lados, dio un par de pasos para que las cubriera un biombo y dejó unos cuantos picos en su boca.

- Vamos, que al final nos van a pillar – trató de poner cordura.

La sesión era en tono desenfadado y divertido, iban a ir mostrando los distintos productos de la marca con el objetivo de crear complicidad con el receptor.

Y complicidad había, de sobras, entre Natalia y el objetivo. Entre Natalia y la dueña de la cámara que, como una boba, se reía a carcajadas de casi cada gesto de la modelo.

- Oye, Reche, un poco de seriedad – la vaciló.

- Es que estos movimientos… ¿Qué son? – imitó sus poses sin perder la sonrisa.

- A ver, ¿cómo quieres que enseñe un colorete? Pues tampoco hay tantas opciones – justificó Natalia sin dejar de moverse.

- Pareces una influencer del montón.

- ¿Del montón? ¿Perdona? – se indignó-. Indícame tú lo que tengo que hacer, si tan mal te parece.

- Ah, no, no. Me está encantando así. Muy natural.

- ¿En qué quedamos, Alba?

- Enséñame esos polvitos otra vez, anda.

- Yo creo que ya está bien así – sugirió el encargado de maquillaje, un poco harto.

La Reche le fulminó con la mirada.

- Aspiramos a la perfección, Mateo. Vamos a hacer un par de tomas más.

desnudArte | AlbaliaWhere stories live. Discover now