Capitulo 48: Dos almas se entregan eternamente

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Nathaniel Archer

— ¡Me vas a marear! Ya deja de estar caminando de lado a lado. Me tienes ansiosa — Aquejó Ellen mientras miraba los folletos que le había dado.

No sabía si le gustaría mi regalo de bodas. Es que ni siquiera sabía si estaba regalando algo que ella mereciera. Joder jamás me había casado y no tenía ni puta idea de que podría ser el regalo perfecto para Catalaia. Solo quería que una vez regresáramos de la luna de miel, poder de alguna manera darle el regalo y que a ella le gustara.

— ¿Por qué crees que no le va a gustar?

Encogí los hombros algo nervioso

— No lo se, no soy bueno regalando.

— Pues le vas a regalar uno de sus sueños. Le va a encantar.

— ¿Tu crees?

— Si, estoy segura. Una vez le des la noticia, creo que será el mejor regalo de bodas que va a recibir. Por cierto, ¿A dónde irán de luna de miel?

Sentándome en el sofá lleno de mil cosas en la cabeza respondí feliz y al mismo tiempo cansado.

— La llevaré a Santorini — Poniendo los ojos en blanco añadí — Es un hermoso lugar excepto por el nombre. Estaremos un mes allá y pues creo que llevaremos a Eleanor.

— Ah no eso sí que no. En una luna de miel no caben llantos a media noche. Ustedes van allá a hacer otro bebé no a cuidar uno. Yo cuidaré de Eleanor el tiempo que estén de luna de miel. Es una bebita hermosa y muy tranquila. Para mi será todo un placer cuidarla.

— Gracias Ellen

Ella me miró algo preocupada y dejando los folletos a un lado ya sabía lo que estaba pensado. La conocía tanto que no necesitaba decir nada para descifrar lo que estaba pensado, y estaba seguro que era sobre Odette. Ella no se tragaba la noticia de su muerte y la verdad yo tampoco. Solo había eso, una noticia pero nunca hablaron del hallazgo de su  cuerpo ni hubo un velatorio anunciado. Todo era muy sombrío pero trataba de no pensar en eso, hacía mucho que no teníamos tanta paz como ahora y estábamos a ley de dos días de la boda y todo era justo como quería que fuera.

— Nathaniel, no es por ser ave de mal agüero pero creo que Catalaia y tú se han tomado muy a la ligera el asunto de Odette y su supuesta muerte.

— Ellen eso es algo que me ha dado vueltas desde que salió la noticia. No me convenzo del todo pero trato de que Catalaia sea feliz dentro de todo, desde que esa noticia se hizo pública, la veo más tranquila y feliz. Jamás imaginamos que caminaría tan bien para el poco tiempo que lleva de recuperación y todo eso lo ha conseguido con su actitud positiva desde que se ha enterado de que Odette está muerta.

Tomando un sorbo de té aún escéptica, arqueó una ceja.

— Si tú lo dices....— Mirándome con seriedad preguntó — ¿Piensas casarte sin decirle la verdad?

— ¿Que verdad?

— Más bien verdades. Por ejemplo lo que pasó en aquel burdel cuando tenías diez años. También lo qué pasó entre Margaret y tú. Son cosas que no puedes ocultar y menos en un matrimonio.

— Eso es pasado y ella no tiene porque saberlo. No cambiaría nada.

— Si debe saberlo porque ella será tu esposa. Y porque se que tarde o temprano esos secretos saldrán a la luz. Porque tú aún no superas muchas cosas, porque aún te duelen. No soy tu madre porque no te lleve en mi vientre, pero te he criado desde que tienes trece años y se lo suficiente como para saber que no estás bien.

Después de Tí Where stories live. Discover now