5 Te espero

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—Quieres que vaya contigo?—preguntó Pedro sorprendido.

—Claro que sí. Lo pasaremos bien, no lo crees?—dijo Heidi con una sonrisa sin dientes.

Pedro se quedó en silencio, el joven no acostumbraba ir a fiestas y menos ser invitado a una boda que es un asunto más formal. No sabía que responder.

—Y bien? Quieres ir conmigo o no?—preguntó Heidi esperando una respuesta positiva por parte de su amigo.

—S-sí, iré contigo.—respondió finalmente. Heidi sonrió ahora con sus blancos dientes.

—Está hecho. No puedo esperar a que llegue Clara—dijo Heidi.—Tengo que responderle cuanto antes.

    Pasaron la tarde en la montaña como usualmente lo hacían y volvieron a la cabaña, Heidi se despidió de Pedro y este se fue con todo el rebaño. El abuelo estaba por ahí mientras que Heidi se dispuso a buscar hoja y pluma. Pero antes tenía que comentarle al abuelo sobre la boda de la tía Dete para poder confirmar la invitación.

—Abuelito? —lo llamó Heidi.

—Estoy aquí. —respondió, Heidi se dirigió hacia donde se suponía que se encontraba según su voz.

—Tengo que hablarte de algo, hoy me llegó la correspondencia. Eran dos cartas para mi—contaba Heidi.

—Y de que se trataba, pequeña?— preguntó el abuelo, quien temía que las cartas sean de las ricas personas de Frankfurt.

—Una es de la tía Dete.—el abuelo se detuvo de lo que estaba haciendo para poder escuchar con mejor atención—Se casará dentro de unos días y la boda será en Maienfeld, nos ha invitado a ambos...

—Con que se casará eh, vaya que Dios la bendiga entonces—dijo el viejo volviendo a lo suyo y restándole importancia.

—Aún no termino, necesito saber si asistiremos para confirmar—soltó Heidi un tanto nerviosa. Temía que el abuelo reaccionara de mala manera, pero Heidi ya no era una niña. Podía tomar sus propias decisiones.

—¿Tu quieres ir? —preguntó fríamente.

—Bueno, la otra carta que recibí era de Clara. Me contó que el hombre con el que la tía Dete está comprometida es su tío, hermano del señor Sessemann. Dijo que vendría a la boda y se quedaría unos días aquí... la verdad es que me gustaría ir—respondió Heidi de la manera más normal posible pero por dentro rogaba que el abuelo se lo tomara bien.

—Está bien querida. Si quieres puedes ir, no te lo negaré.—dijo el abuelito, Heidi largó un ligero suspiro de alivio.

—¿Qué hay de ti? Asistirás..?—preguntó nuevamente.

El abuelo hizo silencio por un momento, tardó en responder pero finalmente lo hizo:—No lo creo Heidi. Sabes que no soy de sociabilizar.

Heidi no sabía que decir, le gustaría que el abuelo también asistiera pero no quería presionarlo. Sabía perfectamente que era un hombre de carácter fuerte que disfrutaba de su soledad pero no era para nada un amargado como antes se le solía llamar. La joven lo cambió mucho y para bien, pero hay cosas que jamás podemos cambiar en una persona. Y esta era una de ellas. 

—Entonces le diré que asistiré, gracias por dejarme.—dijo Heidi yendo hacia la cabaña con muchos pensamientos en su cabeza.

—Heidi, no te preocupes por mi. Tu puedes ir y pasarlo bien con Clara, ver a tu tía y tus nuevos familiares. Será bueno para ti—dijo el viejo. Heidi le sonrió y se acercó a abrazarlo.

—Lo haré. —dijo, el abuelo le respondió el abrazo y se separaron. Heidi debía responder ambas cartas.

Comenzó por la confirmación, solo debía poner el "asistiré a dicho evento" en uno de los espacios de la invitación. La metió en otro sobre y la selló, con destino a Frankfurt.
Ahora su parte favorita, la carta de Clara.

Querida Clara:
      Cómo te encuentras amiga mía? Espero que muy bien. Estos días han sido algo extraños sabes? Debo contarte muchas cosas, hazme acordar. He recibido la invitación a la boda, me alegro que tu tío se case con mi tía, claro que asistiré y he invitado a Pedro como acompañante. Iremos los tres y lo pasaremos de maravilla, estoy segura. Estoy muy ansiosa por volver a verte más que nada. Ya quiero que sea la semana próxima para darte la bienvenida a Los Alpes como todos los años... debemos aprovechar los últimos días de verano por supuesto y lo haremos de la mejor manera. Te espero.
Con cariño,

Heidi.

    La muchacha repitió la acción de la invitación con la carta, con destino a Frankfurt también. Mañana se las daría a Pedro para que se las entregue al correo.
     Quien diría que apenas recibir la carta de su Tía Dete no se sentía muy bien al recordar el pasado. Como fue arrancada de los brazos de su abuelo, de su cabaña, su cama, las cabras, las montañas, de Pedro y la abuelita, y de la vida en la que se había acostumbrado en tan poco tiempo. Pero gracias a su mejor amigo quien la hizo entrar en razón ahora si podría sacar lo mejor de este acontecimiento, le costaba admitir pero si extrañaba a su tía, quien la crió hasta sus cinco años. Era muy cariñosa y tuvo que dejar su vida de lado solo por ella, por unos años fue su segunda madre. La madre que nunca tuvo. Es triste pero es la pura verdad y Heidi debía aceptar aquello. No le costaría nada ir y brindar junto a ella, desearle lo mejor en su nueva vida y que sea muy feliz. Estaba muy segura que se sentiría bien después de eso. Además Clara se quedará unos días, eso la ponía más contenta aún. Realmente adoraba a aquella rubia chica quien la ayudó a descubrir la verdadera amistad y le enseñó muchas cosas de la vida, como valorar nuestras imperfecciones y habilidades. También podrán disfrutar el último mes de vacaciones ya que luego volvería a su último año de clases y sin Pedro quien ya había terminado y decidió dedicarse sus trabajos, lo cual le parecía muy bien que le diera importancia a lo que más le gustaba hacer.
     Su mente no pensaba en nada más que en eso, los días se le hacían largos y eternos, y eso que solo tenía que esperar una semana. Muy ansiosa se encontraba cuando le entregó los sobres a Pedro mientras lo veía bajar la colina hacia el pueblo. El abuelo se le acercó junto a su pipa y posó una de sus manos en su hombro, decidieron sentarse a ver el atardecer. No había ni un atardecer que Heidi no disfrutara, el cielo estaba en su mejor punto, todos eran tan coloridos, algunos con tonos anaranjados o rosas y eran hermosos en esta época del año que hasta se quedaba corta de adjetivos. Sentía tanta paz y tranquilidad, era feliz junto a los que amaba y en donde vivía.

Le sonrió a su abuelo completamente cómoda y susurró para si misma:—Te espero, Clara.

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Dos capítulos en un día, baia baia.
Mañana actualizo de nuevo...
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Adiós

MOUNTAIN (Heidi x Pedro)Where stories live. Discover now