MOUNTAIN (Heidi x Pedro)

25 La despedida (parte 2)

—Este camino es muy largo y se me está haciendo demasiado corto—dijo Heidi quien iba caminando junto a sus amigos y el abuelito hasta Maienfeld.

—Irónico—dijo Clara rodando los ojos y riendo. Unas risas detrás de ellas se escuchaban, voltearon y se trataban de los chicos.

—Es increíble, se ríen de cualquier tontería—dijo Heidi mirándolos.

—No los entiendo, nunca entenderé a los hombres...

—Ni yo a las mujeres!—gritó Pedro, Clara le sacó la lengua y siguió caminando con su brazo cruzado con el de su amiga.

—Idiotas.

    Habían terminado el camino de la montaña hasta Dörfli, el abuelito se quedaría en la casa porque sino sería muy tarde cuando volvieran y alguien tenía que tener la cena lista. Mientras Clara se despedía de él, Heidi los observaba por lentos transcursos. Todavía no podía aceptar de que su amiga iba a partir dentro de unas horas.
     De camino a la estación de trenes, Heidi decidió dejarle su espacio a Clara para que platicara con Charlie. No le quedó más remedio que ir junto a Pedro.

—Hola compañera!

—Compañera pasajera.

—Como digas, cómo lo llevas?

—El que?

—No te hagas la desentendida, el que Clara esté por irse y no la veas por un largo tiempo—dijo Pedro recordándole su tormento.

—Pues para tu información, lo llevo bastante bien y muy asimilado—dijo Heidi, no podría dejarse caer en frente de Pedro con algo que la ponía muy triste.

—Vamos, vi como la mirabas cuando se despedía del viejo. No puedes mentirme, no a mi—dijo Pedro bajando su tono de voz para que no fuera escuchado por otros individuos además de su amiga.

—Wow mira que interesante. Que tanto me ves tu, eh?—preguntó Heidi pícaramente. Las mejillas de Pedro no tardaron ni un segundo en ponerse completamente rojas.

—Deja de cambiar de tema y responde, quieres?—dijo Pedro tratando de mirar hacia otro lado que no sea Heidi.

—Y tu deja de evitarme. Ya sé que te pones nervioso con cualquier cosa...

—Quien dice? Yo? Nervioso? Por favor, no me hagas reír—dijo Pedro mirándola otra vez totalmente indignado.

—Por supuesto que si, eres la persona más vergonzosa que conozco y tus mejillas te delatan—dijo Heidi.

—No es cierto. Tu eres la nerviosa aquí, cuando estábamos en la cabaña el día de la tormenta por ejemplo—dijo Pedro tratando de defenderse.

—Yo no recuerdo haberme puesto nerviosa aquel día. Pero si muy asustada, eso no te lo puedo negar–acotó Heidi.

—No estoy hablando de los truenos, me refiero al momento en el que se apagó el fuego...

—Y por qué yo, Heidi Hessen, me pondría nerviosa porque se haya apagado el fuego?—dijo Heidi abriendo los ojos como platos.

—Ahah con que no lo recuerdas?—dijo Pedro mientras esta negaba con la cabeza—Pues te lo diré, tenias tanto frío que cuando fui acercarte hacía a mi temblabas de los nervios y no por la falta de calor!

—Eso es mentira!—Heidi sabía que era verdad pero nunca lo admitiría frente de él—Como me pondría nerviosa contigo? Es ridículo.

—Ah no lo sé, dímelo tú. Acéptalo Heidi, te intimido—dijo Pedro con una sonrisa malévola.