31 Noticia

349 19 6
                                    

—Debes retomar las clases. Sólo te queda este año, es el último esfuerzo—insistía Heidi a Pedro quien no quería saber nada que tenga que ver con sus estudios.

—Retomaré mi tradición de no asistir a la escuela en invierno solo por mi salud física y mental—se excusaba.

—Eso no tiene sentido. Tu sales afuera hasta cuando hay un huracán, al menos acompáñame—dijo Heidi sin creerle una palabra.

—No lo sé.

—Hazlo por mi...?

Pedro no podría resistirse a Heidi quien se encontraba haciendo puchero y perdiendo toda su dignidad, era malditamente adorable y más fuerte que el. Terminó aceptando solo por el hecho de que pasaría tiempo con ella y además terminar la escuela podría traer sus beneficios en un futuro.
Heidi sonrió satisfecha, si alguien podía convencerlo a Pedro definitivamente era ella.

—Pasa por mi a la misma hora de siempre, mañana—dijo Heidi dándole un casto beso en los labios como forma de despedida. Debía ir a su casa o sino el abuelito se preocuparía y podría comenzar a sospechar.

—De acuerdo, madame—dijo Pedro con un acento francés, le sonrió a la muchacha antes de que saliera por la puerta y se fuera.

Mientras Heidi caminaba con rumbo a su hogar del pueblo se cuestionaba una y otra vez como le diría al abuelito sobre su amorío. La única persona que sabía era la madre de Pedro y nadie más. Estaba inquietada por decirle ya que era una de las personas más importantes de su vida y necesitaba escupirlo de una buena vez. Luego, comenzó a pensar en que le aconsejaría Clara en estos momentos... un segundo, CLARA.
Había estado tan ocupada esos días con todo lo sucedido que olvidó escribirle a su amiga e informarle. Hasta descuidó su correspondencia.

Se acercó al buzón de la casa al llegar y lo abrió, se encontró con un par de cartas. Del abuelito y de ella. Para su suerte su mejor amiga si le había escrito, pero no una carta sino como cinco. Se sintió inocentemente culpable, como si la hubiera dejado de lado por Pedro.
Rápidamente se adentró a la casa y fue directo al escritorio de su habitación. Antes de comenzar a escribir se leyó todas las cartas que había recibido con tardanza. Clara había tenido una pequeña aventura esos días, logró conocer a Charlie más de lo normal y se habían vuelto muy cercanos, aún así ambos consideraban que era muy temprano volverse una pareja y dar la noticia a sus familias con oficialidad y confirmación. Y estaban en lo cierto, se habían conocido en el verano apenas, un poco más de tiempo no iba dañar a nadie. Aumentando la confianza y el cariño.
Heidi estaba fascinada con todo lo que leía, la manera en que Clara había redactado todo la emocionó tanto que hasta sintió la necesidad de viajar porque no podría expresarse en un simple papel.
Claro que la alegría se había terminado cuando llegó a la parte final de la última carta que le había enviado la rubia. Se trataba de la preocupación de su amiga al darse cuenta de que no estaba recibiendo ninguna respuesta, la confusión era grande debido a que se hacía interrogantes como: "¿Estará enfadada por algún motivo?", "¿Algo anda mal?", "Habrá sucedido tal cosa?", entre otras.
Heidi no terminó siquiera de leer la carta que ya había empezado a escribir la suya, no podía soportar la idea de que Clara tuviera que hacerse la cabeza por su descuido. Plasmó absolutamente todo lo que había pasado después de su partida aunque sólo había pasado casi un mes. Sucesos como la vuelta a clases, los malentendidos con Pedro, el compromiso con su nuevo empleo y los más importantes claro. Debía admitir que si estaba enamorada de él, y que siempre tuvo razón.
Llevaba casi dos hojas de ambas carillas escritas con lujo de detalles en cada momento. Justo al empezar la tercera hizo una pausa.

—Como le digo que...

Como decirle lo de la abuelita. Era demasiado duro como para informárselo en un papel.
Luego de un debate personal decidió terminar la extremadamente larga carta al anochecer del día siguiente. Se estaba haciendo muy tarde y debía dormir para su siguiente día de escuela.


MOUNTAIN (Heidi x Pedro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora