19 Inútiles cuidados

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Aquel día el viejo se levantó temprano para ir a la cabaña de la tía Brígida. Pedro se había quedado en el pueblo y tal vez no volvería esa noche tampoco, entonces fue avisarle para que no se preocupara, contándole todo lo sucedido del día anterior. Obviamente, sin provocar pánico. Por suerte se llevó una buena reacción con un poco de susto pero logró tranquilizarla.
Mientras tanto en la casa del pueblo, Clara se encontraba preparando el desayuno. Heidi estaba ayudándola y Pedro aún dormía.

—Necesito que despierte. No aguanto las ganas de abrazarlo—dijo Heidi cortando el queso como podía.

—Debes ser muy cuidadosa, recuerda que está un poco delicado—dijo Clara.

—Lo seré, lo seré. Quien lo diría no?—dijo Heidi, Clara la miró intrigada—Quien diría que nos accidentaríamos este verano.

—A cualquiera le puede pasar. Por suerte estoy aquí, sino el abuelito tendría que ocuparse de ambos solito—dijo Clara colocando los panes sobre la mesa.

—Es cierto. Que suerte tenemos—dijo Heidi—Doctora Clara, dígame. O mejor dicho cuénteme, cómo está su esposo?

—En casa con los niños. Debe cumplir su rol de padre—dijo Clara bromeando junto a Heidi.

—Envíale saludos de mi parte de Charles por cierto—dijo Heidi. Clara se detuvo con lo que estaba haciendo y la miró con los ojos abiertos.

—Ese no es el nombre de mi esposo, señorita Adelaida, como se atreve—dijo Clara disimulando su nerviosismo.

Heidi largó una carcajada—No lo has visto estos días?—preguntó Heidi parando de jugar.

—La última vez que lo vi fue el día en que te conté lo de la lista. Cuando volvía de la montaña—respondió Clara recordando ese momento mientras se sonrojada.

—Acaso ocurrió algo?—preguntó Heidi notando la vergüenza de su amiga ya que nunca era así con ella.

—No. Por supuesto que no. Está todo bien. Solo que ese día iba muy apuraba y estaba sudando demasiado y el apareció de la nada. Yo no sabía que decir ni que hacer hasta que me fui de allí—dijo Clara—Dios, estaba tan desalineada.

—Cálmate, de seguro a Charlie no le importo eso. Qué te dijo exactamente?—preguntó Heidi de nuevo.

—No pudimos conversar mucho. Yo tenía que volver a casa antes de que despertaras—dijo Clara pero Heidi se sintió culpable—Dijo que esperaba volver a verme.

—Lamentó que no hayas podido estar con el por ocuparte de mi—dijo Heidi mirando a su amiga quien estaba de espaldas hasta que volteó.

—No lo lamentes Heidi. Yo decidí ayudarte y eso haré—dijo Clara murándola a los ojos.

—Está bien. Y te lo agradezco mucho, pero que te parece tomarte un descanso? Aunque sea por hoy?—propuso Heidi.

—A qué te refieres con descanso?—preguntó la rubia.

—Me refiero a que salgas a despejarte. Y quien sabe, tal vez te lo encuentres por ahí—dijo la pelinegra.

—No lo sé Heidi. Qué tal si necesitan...—dijo Clara pero fue interrumpida.

—Sólo hazlo. Te pondrás linda y saldrás a la tarde. Yo cuidaré de Pedro y el abuelito pronto regresará—dijo Heidi alentándola—Sólo di que si.

Clara se quedó mirándola por unos segundos debatiéndose a sí misma, que poder que tenia Heidi para convencer—Está bien.

  Tal y como había dicho, juntas prepararon el almuerzo de nuevo. El abuelito llegó y comieron, después Heidi tomó una pequeña siesta y Clara elegía que vertido ponerse. Ya estaba por llegar las cinco de la tarde en Dörfli.
Pedro seguía sin despertar todavía, habría que hacerlo dentro de poco porque sino moriría de hambre, hablando sarcásticamente.

MOUNTAIN (Heidi x Pedro)Where stories live. Discover now