Capítulo 9

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2 meses después


—Aquí agente 0502, ¿me escuchan? Cambio —. Espero respuesta, pero no logro escuchar nada desde la otra línea, me impaciento, no es que estar colgada de un edificio sea placentero a altas horas de la noche.

—Recibido —suena el maldito aparato—. El objetivo acaba de dirigirse a la otra habitación, puedes entrar —anuncia la voz de Jackie. Guardo el comunicador y flexiono las piernas como si fuera una rana, la ventana cede fácilmente pues ya había trabajado en ella manipulando la cerradura.

Me apresuro en sentarme en el marco y quitarme el arnés de la cuerda que me sostenía contra la pared del edificio. Camino rápida y sigilosamente hacia el escritorio, hay un montón de archivos con el logo de la mafia italiana, información que nos servirá. Meto las carpetas en la mochila de mi espalda. Aprovecho de revisar cajones de este, hay armas, drogas y nada más que sea relevante.

—Mierda —murmuro al notar que abren la puerta de la habitación. Corro sobre las puntas de mis pies hacia el rincón entre el estante con libros y el sofá, desde allí logro ver cómo Adriano Parisi entra acompañado de una niña que no puede tener más de catorce años. La criatura tiembla aterrada.

Qué hijo de puta.

—Señor, por favor no me haga daño —le pide la niña. Es delgada y baja, pero sus pechos en crecimiento me dicen que no es tan pequeña como aparenta, aunque su aire inocente me confunde un poco. ¿Quince o dieciséis? Ni más ni menos.

—No te haré daño. Te gustará —, entorno los ojos y saco del bolsillo de mi pantalón la cajita que contiene el sedante, comienzo a trabajar preparándolo mientras él obliga a la niña a comenzar a desnudarse.

No voy a vestirlo, se acaba de quitar toda la ropa menos la camisa, así se pegará el viaje a la central. Salgo de mi escondite con sigilo, la niña es la única que me ve pues él está dándome la espalda.

Le guiño el ojo a la pequeña cuando entierro la aguja en el cuello de Adriano y cae como peso muerto al piso.

—¿Quieres mirar a otra parte? Él no es muy bonito —le digo amablemente, afinando un poco mi voz para que no se asuste. Logra asentir con la cabeza y gira en otra dirección cubriéndose los ojos.

Arrastro por las muñecas al italiano y le pongo el arnés para lanzarlo edificio abajo en pelotas.

—Te aseguro que no todos los hombres tienen la polla así de fea —le digo a la niña apenas lanzo el cuerpo de Adriano fuera por la ventana. Espero que no se traume tras haber visto su minúsculo pito. Levanto la muñeca y presiono el botón del costado de mi reloj—. Aquí agente 0502, ¿me escuchan? —La respuesta es inmediata.

—Recibido, ¿está listo? —pregunta Jackie.

—Sí, bájenlo —, el cuerpo comienza a descender lentamente. Apago el comunicador presionando el mismo botón pequeño y giro para mirar a la niña, sigue cubriéndose los ojos mientras tiembla—. Soy... algo así como un soldado, te llevaré conmigo —le anuncio acercándome, me llega al hombro. Sus ojos me ven entre los dedos al tiempo que asiente lentamente con la cabeza.

—¿No podías vestirlo? —pregunta Jackie desde el comunicador con la voz asqueada. Medio sonrío alzando solo una comisura de mis labios y me acerco a la ventana para recibir el arnés, comienzo a ponérmelo apresuradamente antes que los guardias de Adriano noten que su jefe está siendo capturado.

Apenas termino de asegurar el arnés alrededor de mi cintura y muslos salgo al exterior ubicándome con los pies contra el edificio mientras mantengo el cuerpo en diagonal.

El diamante de Dios [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora