No le digas a nadie

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-Cuéntame cómo era tu trabajo ...

-¿Huu?  –murmuro, pues aún no me he despertado del todo.  Abro los ojos y bostezo.  La siesta me ha sentado de puta madre.  Win esta tummbado a mi lado, mirándome de una forma un tanto rara. 

-Tu trabajo engatusando omegas -apostilla con un deje de burla.  Lo miru arqueando una ceja. 

-Yo no engatusaba a nadie - le digo. 

Llámalo como quieras, pero cuéntamelo -me pide amablemente, demasiado amable me parece a mí, mientras su palma se mueve sobre mi abdomen. 

Me paso una mano por la cara, necesito despejarme y de paso organizar un poco las ideas, porque no me parece muy acertado contarle esa parte de mi vida.  Pocos la conocen, sólo quienes en aquel momento estaban cerca de mí y ni siquiera saben todos los detalles.  Me he esforzado en dejarlos atrás y ahora Win me pregunta por ellos.  Claro que el culpable soy yo, por haberlo mencionado en un alarde de gilipollas bocazas, por jugar al chico malo.  Bueno, para ser sincero, no era un juego, era la pura realidad. 

-Estoy esperando ... -canturrea. 

-No utilices tus artimañas sexuales para sonsacarme bromeo, deseando por supuesto que lo haga, pero sólo lo digo para ver cómo reacciona               - Después de lo de la ducha, me he dejado satisfecho, así que o te esfuerzas mucho o no surtirá efecto. 

- Estás intentando desviar la conversación - me acusa riéndose.  Inspiro.  Me cubro los ojos con el brazo.  De acuerdo, allá vamos ...

-Cuando acabé la universidad, decidí no seguir en el negocio familiar.  Los recambios agrícolas, por mucho mercado que tengan, no son lo mío, así que conseguí trabajo en una discoteca.  Lo ideal para mí: un buen sueldo, diversión ... Allí conocí a Guy, un tipo curioso y no me lo pensé dos veces, me asocié con él.  Mis conocimientos empresariales y su dinero ... -Hago una pausa para ordenar los recuerdos. - Y nos hicimos cargo de un club venido a menos. 

-Vaya, el tipico caso de gente emprendedora -comenta irónica, haciéndome sonreír. 

-Sí, así fue, pero no sólo se trataba de que fuera un club rentable, queríamos que fuera exclusivo y así surgió el Exit.  Como todo local que se precie, se preservaba la identidad de los clientes, me refiero a los clientes VIP, por supuesto.  Por eso decidimos crear dos zonas, una abierta al público en general y otra restringida, a la que sólo accedían los que, además de pagar una cuota, podría ofrecernos algo, como por ejemplo atraer a más clientes exclusivos. 

-Y cuándo decidiste no ocuparte únicamente de la parte empresarial?  -pregunta en tono un tanto serio, muy alejado del sarcasmo que ha venido utilizando hasta ahora. 

-La gente cou dinero no sólo quiere lujo, lo quiere todo.  Se puede encaprichar de cualquier estupidez y, si no lo tienen, se enfadan y eso crea mal ambiente.  Y una de las cosas que más buscan es sexo. 
Win arquea una ceja. 

-¿Sexo? 

-Pues sí.  Pueden pagarse las put@s más car@s;  sin embargo, son tan caprichos@s que prefieren tontear con omegas que son capaces de todo por estar con un tipo rico y famoso.  Te sorprenderías de la cantidad de omegas que cada noche pagaban su entrada y se pasaban todo el tiempo exhibiéndose para ver si por casualidad alguien se fijaba en ell@s. 

- Y tú le fijabas en ellas ..

- Lo primero, me aseguraba de que eran mayores de edad.  Yo no l@s juzgo, si  quieren abrirse de piermas con un  famoso que solo quiere follar un rato, por mi perfecto, pero no deberíamos correr riesgos.  Ya tuvimos un par de problemas por confiados -le explico y abandono mi postura distante para ponerme de lado.  El escucha y no parece cuestionarme.  - Así que nos volvimos más cuidadosos en todos los aspectos;  por ejemplo, algunas pretendían hacer fotos con el móvil para después publicarlas.  ¡Imagina!  -Algo habitual por desgracia.  -Así empezanmos a controlar más cosas.  No podíamos arriesganos a que un(a) niñat@, por muy buen@ que estaba, se acercara a la zona VIP.  Teníamos que ser exclusivos en todo.  Buscamos que no sólo tuvieran un buen cuerpo, sino también un poco de cabeza.