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Cuando salgo del baño recien duchado, con la intención de vestirme para ir a trabajar, Win ya se ha puesto la ropa arrugada y está todo digno mirándose al espejo.

-Si quieres te acerco con el coche a casa. 

-No, es mejor que llame un taxi -me resporde y me doy cuenta de que a pesar de que hemos pasado: la noche juntos y revueltos, el va a volver a su casa.

- Como quieras-murmuro, dirigiéndome al vestidor,

Cuando me estoy abruchando la camisa, Win se acerca y dice:
-La semana que viene no vay a poder verte. 
Si me llega a dar una patada en los huevos, me habria dolido meros.

  -Vale, como hablamos anoche, basta con que me avises -respondo, tragárdome la mala hostia.

El se acerca y me deja aún más confuso, y sobre todo cabreado, Cuando me acaricia la mejilla, me mira y termina acercándose para besarme en los labios. 

-Tampoco es fácil para mi
con esa frase lapidaria se despide y a mí no me queda más remedio que ir a trabajar, pese a que me gustaría pasar por el gimnasio y dar golpes a algo para desfogarme,

Por suerte, en el restaurante todo parece funcionar como siempre.  Como tengo que sacar de alguna manera la mala leche, voy en buscar de Toptap para provocarlo, por supuesto.  Le mencionaré algo sobre su helado y disfrutaré viendo cómo se sonroja.  Lo encuentro charlando con quien menos me espero.  Aprieto los puños.  A la mierda la normalidad, hasta en mi trabaio tienen que tocarme los cojones.

-Mira, aquí está -dice Toptap al verme. 

-Hola, mamá –respondo con poco entusiasmo, pues no me hace ni puta gracia que haya venirdo.

-Bueno, Candela, encantado de haberte visto -añade Toptap cariñoso y ambos se despiden con un beso,

- ¿Cuándo has llegado?  - le pregunto a mi madre y me doy cuenta de que he sido un poco desagredable, pera es que la actitud de Win me ha dejado descolocado, gruñón y con ganas de meterme con alguien.

- Hace quince minutos.  Ya sé que no te gusta que aparesca por tu trabajo.

Le digo que me acompañe al despacho.  Ella tiene razón, no me gusta que la vida personal se mezcle con la profesional.  De no imponerme, en vez de un restaurante debería aqui un patio de colegio, con madres, maridos.  primos y demás familia pululando por el local

-¿Qué tal papá?  -pregunto solo por cortesía.

-No lo sé -responde en voz baja y me deja perplejo, pues mi madre vive y respira por él. 

-¿Y eso?

-Me ido de casa. 

-¿Perdón?-La miro sin dar crédito.

  -He pasado dos días en casa de una amiga, pero ya no puedo quedame más.
  - Joder .. mascullo, preparándome para lo peor, es decir, mi madre necesita un techo.

-Bright, por favor, no hace falta que seas grosero.  Ya has dejado claro en multitud de ocasiones que no te gusta compartir tu espacio con nadie -me recuerda en tono severo - Así que tranquilo, no voy a pedirte que me acojas en tu casa.  Me alojaré en un hotel hasta que decida lo que voy a hacer.

Vale, mi madre acaba de echarme un rapapolvo y con razón.  Ella nunca se ha metido en mi vida, no más de lo necesario en todo caso, y estuvo junto a mi en los momentos más difciles, cuidándome con infinita paciencia A pesar de que vivir a mi edad en la misma casa que mi madre es un claro paso atrás, no puedo dejarla en la calle.
  Así que, antes de arrepentirme, saco un juego de llaves de repuesto y se las entrego.  Por increible que parezca, ella apenas me ha visitado en un par de ocasiones, por lo que le anoto la dirección. 

No le digas a nadie Where stories live. Discover now