Capítulo 15 - Twitter

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La segunda quincena de enero empieza fuerte con la llegada del concierto que tanto han estado esperando, sobretodo Agoney. Los chicos agradecen haber pedido el día libre con antelación, porque además Amaia les llamó hace un par de días advirtiéndoles de que la única fecha que tenía libre para las fotos de preboda era justamente este día.

Aún no se han levantado de la cama y Raoul ya está agotado.

Tras remolonear un poco más entre las sábanas, es el propio rubio quien se pone en pie y empieza a preparar los desayunos mientras el canario se termina de despertar. Desayunan, se visten con algo sencillo pero que les sienta como un guante, cogen un par de modelitos más y salen en dirección a la playa, donde han quedado con la fotógrafa.

En el maletero llevan una bolsa nevera con la comida, puesto que su plan es terminar la sesión e irse a hacer cola. Todo esto a petición de Raoul: "si vamos al concierto, vamos bien".

Frase a la que el catalán está dando vueltas y vueltas desde que la pronunció por primera vez. Aprovecha que Agoney tiene la guardia bajada y está medio dormido sobre el cristal de la ventanilla del coche para quitárselo de encima.

—Ago.

—¿Mmm?

—Esto, que si no estás a gusto en el concierto estando delante, podemos ir un poquito más tarde y quedarnos atrás —sugiere el rubio sin descentrar la atención de la carretera—. Así si te agobias o lo que sea podemos salir más fácilmente o igual te agobias menos porque tenemos más espacio. No sé.

—Sí, hombre, lo que te faltaba. Con lo chiquitín que eres, irte a la última fila —bromea Agoney acariciandole la rodilla. Momento que Raoul aprovecha para cogerle la mano—. Mi niño pagó por un concierto bien dado y lo va a disfrutar como el que más.

—No, pero en serio, amor. —Insiste el contrario—. Me da igual ver un poquito menos si tu estás mejor.

—A ver, ¿yo qué te dije en la discoteca?

—¿Que al llegar a casa me ibas a reventar de tal forma que me olvidaría hasta de mi nombre? —Recuerda el rubio.

—No, Raoul, joder. —Pone los ojos como platos el isleño a la par que empieza a reír a carcajadas—. Antes. Que mi propósito de este año era superar eso y con estas cosas voy avanzando.

—Bueno, vale, pero si no estás bien en algún momento me lo dices y salimos, ¿sí? —Pone como única condición el menor.

—Vale. —Asiente.

Raoul vuelve a centrarse por completo en la carretera y conduce durante dos canciones y media más hasta que llegan a la playa. La chica, cámara en mano, los espera ya allí haciendo unas cuantas fotos, suponen que para medir cuáles serán los parámetros adecuados para la cámara con esa luz. En cuanto toca un par de botones, gira una ruedecita y hace otra foto quedando satisfecha, se acerca a ellos con una sonrisa infinita.

Adoran a esa chica.

—Madre mía pero qué guapísimos —los admira dándoles dos besos a cada uno—. Buah, buah, es que van a quedar preciosas.

—Dilo por él, a mí me ha salido un grano —pone una mueca de fastidio el rubio.

—Bueno, eso con Photoshop te lo quito, no te preocupes. —Hace un gesto con la mano la de Pamplona para restarle importancia—. Vale, había pensado para el primer modelito haceros las fotos aquí en la arena y en esa especie de cama balinesa que tienen ahí. Para el segundo que es el outfit del bañador, vais a sufrir un poquitín y os voy a pedir que os metáis en el agua para que hagáis el tonto salpicándoos, jugando un poquito entre vosotros, quedaréis monisimos, ya veréis. Y con los trajes de la boda, para que no los mancheis he investigado un poquito la zona y he elegido un sitio con palmeritas y poca arena que vendrá de lujo. ¿Qué os parece?

ALONE WITH YOU (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora