Capítulo 27 - Crush

875 91 305
                                    

Son las 9:56 de la mañana y Raoul ya ha perdido la cuenta del número de veces que ha mirado el reloj. Y es que pese a estar en marzo y quedar aún varios partidos para terminar la temporada, si sus niñas ganan este contra el segundo mejor equipo de la liga, se proclaman automáticamente campeonas. Razón por la cual está más nervioso que de costumbre.

Para apoyarle, sus familiares y algunos amigos han decidido hacer acto de presencia en el polideportivo y tomar asiento en las gradas. Pero, cómo no, el apoyo que más ganas tiene de sentir el catalán es el único que llega tarde.

"¿A que me cobro el favor y mañana se me olvida pasarme por la masía?" bromea para sí mismo el rubio en un intento fallido de templar sus nervios.

—Profe... —Lo llama la pequeña Martina haciéndole regresar al mundo real.

—Dime, corazón.

—Estamos a nueve —informa la niña desconcertando por completo a su entrenador.

—Sí, muy bien —frunce el ceño.

—O sea que el tres ya ha pasado —continúa la pequeña.

Descubriendo finalmente las intenciones de Martina, Raoul se limita a asentir con una amplia sonrisa dibujada en el rostro. Para las jugadas no tiene tanta memoria la mocosa.

—¡Te has casado ya! —exclama más que pregunta la cría llamando la atención de casi todas sus compañeras, quienes no dudan en acercarse al rubio formando un círculo a su alrededor.

Al ver a sus compañeras agruparse, Núria piensa que Raoul debe haberles pegado un grito para planear la estrategia y ella, evidentemente, no lo ha oído. Así que opta por imitarlas. En cuanto se centra en el chico y lo ve pronunciar las palabras "boda" y "novio" a la par que juega con la alianza que adorna su dedo, decide darse media vuelta y ponerse a practicar toques con la pelota.

Raoul frunce el ceño algo dolido con la actitud tan arisca que tiene Núria con él últimamente, pues pensaba haber hecho buenas migas con la niña y no le gusta sentir que ella solo le rehuye desde que salió del armario. Pero no lo entiende, si ella misma defendió al colectivo con uñas y dientes, si hasta Irene que se mostraba más reticente a aceptar su orientación sexual cedió a los encantos de las fotos de Agoney y le pregunta entusiasmada por su matrimonio.

—¿Podemos ver el anillo? —Pregunta eufórica Ángela.

—Sí, claro. —El adulto extiende su mano para que sus jugadoras puedan cogerla a su gusto y observarlo detenidamente.

—¡Qué bonito! —Grita una sonriente Carla.

El catalán sonríe agradecido a la niña pero inmediatamente después vuelve a dirigir la mirada a la niña sorda que juega tranquilamente con el balón. Sin saber que, a su vez, él está siendo observado minuciosamente desde las gradas.

—Ya está el maricón jugando a las princesitas con las niñas —murmura molesto el padre de Irene—. Mirad, si la pobre Núria tiene que entrenar sola porque él prefiere lucir su joyita.

Instantáneamente, Sandra cubre las orejas de Rodrigo pese a que el niño no estaba prestando mucha atención al adulto. Aún así, no quiere arriesgarse, si ese hombre va a meterse con el tío del crío, ella no quiere que su hijo lo oiga.

—¿Perdona? —Frunce el ceño Manolo, quien no ha podido evitar saltar ante cierto comentario.

—Oh, ustedes son nuevos, ¿no? —Explica el contrario creyendo que todo es un malentendido—. Resulta que nos ha tocado un entrenador bujarrilla que prefiere jugar con las niñas que entrenarlas.

ALONE WITH YOU (Ragoney) Onde histórias criam vida. Descubra agora