Capítulo 18 - Verdad

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⚠️TRIGGER WARNING DE QUE A LO LARGO DEL CAPÍTULO SE TRATAN TEMAS DELICADOS SOBRE LA SALUD MENTAL, NO ES NADA MUY EXPLÍCITO PERO SI LO HABÉIS VIVIDO PUEDE SER DURO⚠️

El baño se sumerge en un profundo silencio, únicamente interrumpido por las respiraciones agitadas de la pareja. Agoney sabe que es su turno de hablar, pues su chico ya ha dicho todo lo que debía decir al respecto. Aún así, le toma unos segundos recobrar la calma suficiente como para hablar sin asustar más al contrario, quien parece un cervatillo herido en busca de refugio. Razón por la que el catalán no deja de sumergirse en la mirada oscura del moreno, esperando encontrar su sitio seguro en ella, como siempre.

—Te lo puedo explicar, Raoul —se decide finalmente el canario cogiendo el móvil de entre los dedos temblorosos del menor—. Vamos al salón y te lo cuento todo.

El rubio se muerde el carrillo con nerviosismo a la par que repasa de arriba a abajo el cuerpo de su novio, aún cubierto solo por una toalla.

—Vístete primero —pide.

—¿Qué más da eso? Me viste desnudo mil veces —frunce el ceño Agoney.

—Y por eso mismo ya sabes que no me riega bien el cerebro cuando estás así —razona Raoul empezando a sonrojarse—. Esto es algo que quiero hacer bien, sin tonterías, así que vístete primero.

El canario asiente a pesar de soltar una carcajada que le da toda la serenidad que estaba pidiendo a gritos. Es Raoul, su novio, su futuro marido, su niño vergonzoso, su jugador de voley favorito, su segurata buenorro, el padre de sus perras, el amor de su vida. Es él y no hay nada que esconderle, no hay nada que temer. Sigue siendo el chico que le quiso sin condiciones cuando ni él mismo se quería lo suficiente. Al fin lo tiene claro.

Por ello, vestido ya con el chándal de estar por casa y con una sudadera vieja de Álvaro que heredó Raoul y por ende Agoney, el canario no duda en sentarse en el sofá con Bambi en brazos, quien parece tener un efecto calmante en él, y rememorar la época más oscura de su vida para poder narrársela al menor.

—¿Te acuerdas de la historia de mi abuelo? —Carraspea nervioso haciendo entender al rubio el gran esfuerzo que está haciendo al desenterrar su pasado de ese modo.

—Pues claro que sí, Ago, ¿cómo olvidarlo?

El canario suelta una carcajada un tanto irónica, pues de primera mano sabe que algo así no se olvida tan fácilmente. Él mismo lo intentó durante demasiado tiempo fracasando estrepitosamente una y otra vez.

—Por aquel entonces yo estaba en tercero de carrera —prosigue el mayor—. El único contacto con el mundo que tenía eran mis compañeros de clase y mis compañeros de piso y ellos no entendían nada de lo que me pasaba, yo tampoco se lo puse fácil, claro. Pero a esas edades solo piensas en aprobar, salir de fiesta, beber y follar —enumera haciendo reír al contrario, felicitandose mentalmente por sacarle una sonrisa en un momento tan tenso—. Ellos me incitaban a salir para despejarme, a pasármelo bien y evadirme, pero yo no quería. Fuese donde fuese sentía que me miraban, que sabían lo que le había hecho a mi abuelo, que me culpaban y me juzgaban.

—Pero solo érais tú y tu subconsciente castigándote por no coger las llamadas —concluye Raoul intentando ayudar a su chico, intentando verbalizar lo que cree que es incapaz de decir.

—Exacto —asiente el isleño regalándole media sonrisa—. Fue cuestión de tiempo que se hartasen de tirar del carro y me dejasen de lado. Que los entiendo, ojo. Yo tampoco sé si hubiese aguantado tantas evasivas estúpidas y excusas baratas, pero es que en ese momento necesitaba eso, la soledad, el estar conmigo mismo el suficiente tiempo para poder perdonarme.

ALONE WITH YOU (Ragoney) Where stories live. Discover now