Ayudar a las personas es el objetivo de la vida de Kamille Ali, incrustado en ella desde su nacimiento y hasta el fin del mundo.
El levantamiento de los muertos y la pérdida de sus padres no eran cosas para las que estaba preparada. Con solo su herm...
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Strand los estaba conduciendo a todos de regreso a la orilla, de regreso al Abigail. No lo había dicho, pero Kamille sabía que era hacia donde se dirigían, ya que era el único lugar que les quedaba.
Ofelia había dejado de sollozar muy pronto, dejando a las tres chicas en un doloroso silencio en la parte trasera de la camioneta. Kamille todavía estaba tratando de comprender la rapidez con la que las cosas se habían quemado, literalmente, allí atrás. Todo se había ido para esa gente. Daniel se había ido. Ella todavía estaba sorprendida con eso. Era duro como el infierno y seguir así...
Luego Nick desapareció, lo que fue igualmente sorprendente. Kamille no podía entender cómo había decidido dejar a su familia. Si no hay familia, ¿Entonces qué? Madison debe haber estado angustiada por haber perdido a su hijo porque decidió irse. Y Alicia... no había pronunciado una palabra cuando el sol se levantó en el cielo de la mañana y se acercaron a la costa.
Ella negó con la cabeza y exhaló. Tendría que seguir adelante y concentrarse en lo que estaba sucediendo a continuación.
Después de conducir durante una hora más o menos, Strand comenzó a aparcar el camión en un acantilado con vistas al océano, donde debería haber estado atracado el Abigail. Las palabras clave ser deberían haber sido.
"No ..." Dijo Strand, saltando del camión y corriendo hacia adelante para buscar el yate. "No..."
"¿A dónde diablos se fue?". Gritó Alicia mientras saltaba del camión.
Ofelia, Kamille y Madison se unieron a los dos mientras contemplaban la escena. El yate se había ido y la única señal de que había allí era la balsa en la arena en la que habían navegado.
"Los militares esperaron a que bajáramos". Explicó Strand con agitación. "Esperaron y..." Suspiró y aplaudió con frustración antes de irse furioso.
La suave voz de Alicia preguntó: "¿Y ahora qué?".
Ofelia miró hacia adelante. "Caminamos hacia el mar". Gruñó enojada, aunque su enojo no estaba dirigido a Alicia.
