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Sumergida en el fondo del océano, trataba de mantener sus ojos abiertos mientras nadaba en el silencio pacífico donde solo se oía el eco de la corriente del mar. Levitando en el agua, sus piernas y brazos moviéndose creando pequeñas burbujas a su alrededor, los diferentes y extraños tipos de peces que parecían sonreírle andaban junto a ella, otros huían asustados. Y esos hermosos rayos del sol iluminando el mundo marino como unos reflectores. ¿Cómo sería llegar a lo más profundo del océano dónde el sol no es capaz de alumbrar?

Cuando sintió que sus pulmones ya no aguantaban lo suficiente, miró hacia arriba, observó su tabla blanca flotando y nadó hasta la superficie, llenándose con una gran bocanada del aire que ya estaba necesitando. Restregó sus ojos algo rojos sintiendo el dulce picor de la sal en ellos, se sostuvo de su tabla de surf , moviéndose por la inquietud de mar y miró hacia no una muy larga distancia a Kai, dominando perfectamente una ola. Polly sonrió, aplaudiendo y lanzando unos gritos de victoria. Kai se acostó en la tabla riendo segundos después y empezó a nadar hacia ella.

"¡Demonios!, ¿Viste eso?"

"Sin duda son 10 puntos por todos los jueces en una competencia." Polly se impulsó y se sentó en la tabla, acomodando su camiseta de licra manga larga "No como yo, que acabo de caer de la tabla de una manera jodidamente vergonzosa."

"Te doy un 5 por ese gran giro que diste." El sol brillaba intensamente haciendo resaltar esos hermosos ojos azules claros de él que tanto envidaba, justo como el color del cielo y el mar ese día. Sin duda se llevó los mejores genes en los ojos.

"Yo me hubiese dado un 3, definitivamente."

"Hey, no fue tan malo." Kai arrugó las cejas, intentando no reír, y Polly lo observó incrédula.

"Lo dices porque eres mi hermano y no quieres herir mis sentimientos. Honestidad ante todo, ¿Recuerdas?"

"Bien." Resopló "Fue asqueroso, terror para mis ojos." Kai hizo una cara de espanto y Polly abrió la boca ofendida, estiró su mano y lo empujó hacia un lado tomando al chico desprevenido. La pelinegra rió fuerte cuando su hermano mayor cayó al agua moviendo su cuerpo chistosamente por su perdida de equilibrio.

"¡Hey! ¡Dijiste que fuera honesto!" Kai se quejó cuando salió de nuevo a la superficie, restregando el agua en su rostro bronceado. Polly sonrió con inocencia y desvío la mirada detrás del chico, viendo como unas olas tentativamente buenas se aproximaban.

"El que peor domine o se caiga en esas que vienen tendrá que comprarle granizados al otro durante todo un mes." Retó la menor. Kai giró la cabeza hacia atrás y luego volvió a mirar a su hermana con una sonrisa malvada.

"Espero que tengas suficientes ahorros, pequeña Lilo."

"Espero que TÚ los tengas, Stitch. Cuando gane te pediré tantos granizados que no tendrás dinero para tus porros."

Sin decir algo más, la adolescente se alejó remando con sus manos acostada boca abajo en la tabla, echando unas cuantas miradas hacia atrás para ver a su hermano que se posicionaba también y esperaba el momento perfecto para ponerse de pie y enfrentar las grandes y perfectas olas hawaianas.

Así que cuando el minuto ideal y calculado llegó, se puso de pie en su tabla y se dejó llevar por la montaña de agua. Eran solo la ola y ella, en perfecta sintonía, conectadas. No había nada mejor para ella que el sentimiento de adrenalina de aquél deporte y el amor que sentía por el océano.

Pero entonces una repentina oscuridad la rodeó, un trueno escandaloso retumbó en los cielos y el túnel de agua rompió con una violencia que le hizo perder el equilibrio y caer de seco al océano.

polaris [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora