En la vida de mi padre hubieron cuatro obsesiones más grandes que el, la primera era hacía las muñecas de porcelana, el me compro en un orfanato en Atenas; Grecia me trajo a Villa Brisa y me convirtió en una muñeca de porcelana andante, mi ropa era a medida, tenía bolsos y cintas que combinaban, nunca llevaba tacones y siempre vestía con colores pastel en especial el azul verdoso. La obsesión de mi padre hacia mi es tanta que no me permite hablar con los hombres, solo hablo con sus socios y viendo el piso. Convirtió a mi hermana en esa fantasía suya, ella es su segunda obsesión es una asecina entrenada desde los 6 años, tortura, secuestra y aniquila para mi padre a Genki la conocen en el bajo mundo como lazabhell. Sabina mi hermana menor es su tercera obseción es una de las hackers más buscadas la conocen como Ananké que en la mitologia Griega es la diosa del destino Nosotras tres somos las muñecas infernales