19| "El código que nos regresa al hechizo"

344 24 35
                                    

Narra Owen

Despierto al sentir un par de movimientos a mi lado, por un momento no entiendo absolutamente nada e intento ponerme a la defensiva.
Pero luego la veo y las piezas del rompecabezas se ordenan en mi cabeza. Pase otra noche junto a Amelia Shepherd, me prometí a mí mismo que no volvería a suceder, pero sucedió.
Una parte de mí quiere salir de la cama y alejarme de ella para terminar la cercanía, pero mi corazón y mi mente desean quedarse allí. No quiero que la realidad nos invada nuevamente y tengamos que fingir que somos dos personas que no rompen las reglas.
Suspiro y me relajo mientras la observo. Amelia duerme plácidamente mientras se acurruca contra la almohada, su rostro se ve relajado y natural, me pierdo en su belleza mientras siento cómo sus encantos me hipnotizan.
¿Acaso esta mujer luce mágica y hermosa todo el tiempo?
La respuesta se contesta sola al escucharla emitir un par de quejidos mientras se mueve hacia mi lado y su cuerpo choca contra el mío. Por instinto, se relaja y se acurruca al sentirme. Sonrió sin poder evitarlo y mi mano se posa en su cintura por inercia.
La contemplo de cerca, admiro sus facciones, la manera en la que todavía conserva pequeños restos de maquillaje, la perfección de cada parte de su rostro... Me enfoco en sus párpados relajados, con una cortina de pestañas largas y suaves que los protegen; luego me poso en su nariz, recordando todas las veces que intenta arrugarla cuando está confundida o molesta; y finalmente miro sus labios, deleitándome con la suavidad que expresan y lo rosados que lucen, recordando lo hermoso que es sentirlos.
Llevo un par de cabellos que caen sobre su rostro detrás de su oreja y sonrío al ver que mi remera ha sido un excelente pijama para esta mujer.
Jamás imaginé que Amelia Shepherd dormiría usando mi ropa.
Muerdo mi labio y la aprecio en silencio mientras pienso en los errores que he cometido con mi trabajo. Pero sin embargo no me arrepiento de nada de lo que ha sucedido hace horas, tener a Amelia en mi departamento, celebrando mi cumpleaños y haciendo cada momento más especial fue algo que al parecer yo necesitaba con todas mis fuerzas y no sabía.
Acaricio su cintura, sintiendo su desnudez por debajo de la ropa e intento volver a cerrar mis ojos para disfrutar los últimos momentos del hechizo que nos invadió durante toda la noche.
Pero me sorprendo al sentir sus manos rodeando mi cuello y dedicándome pequeñas caricias con sus pulgares.
Abro mis ojos otra vez y ella me observa con sueño, dulzura y timidez.
Sonrío silenciosamente y aprecio sus ojos, me sumerjo en lo azules que son y me pierdo en ellos.
–Despertaste –susurro mordiendo mi labio.
Amelia sonríe y esconde su rostro en mi pecho, acaricio su espalda mientras la atraigo completamente hacia mí.
–¿Dormiste bien? –pregunto en su oído y me lleno de su aroma.
–Sí –dice mientras una de sus manos sube hasta mi cabello– ¿podemos seguir durmiendo?
Río y ella sale de mi pecho para observarme.
–Me temo que mi horario de trabajo está por comenzar –susurro.
–Tu turno comienza cuando yo requiero que me protejas –responde mirando mi pecho y muerde su labio.
–¿Qué quieres desayunar? –pregunto acercándome a sus labios, no queriendo volver a mi rol de guardaespaldas.
–Estoy bien. Comeré algo luego, en casa –responde cerrando sus ojos, negada a dejar la cama.
–¿Y si te das un baño? –sugiero.
–No –vuelve a abrir sus ojos y sonríe con timidez– lo mejor será tomar un baño en casa.
–Okay –sonrío respetando su decisión– entonces espérame aquí, tomaré un baño rápido.
Intento salir de la cama pero Amelia toma mis manos y me retiene.
–Quédate un rato más –dice con una voz casi infantil y suplicante.
–Debo darme un baño para ir al trabajo –rio mientras observo sus manos pequeñas sosteniendo las mías.
Amelia rodea mi cuello y sus piernas envuelven un poco mis caderas mientras me atrae sobre ella y yo intento no aplastarla. La observo y sonrío.
–Amelia... –intento decir y suspiro.
–Owen... –responde con decisión, mirándome a los ojos, llena de seriedad.
Quiere prolongar el hechizo, pero ambos sabemos que se está acabando y la frustración comienza a sentirse.
La observo y acaricio su mentón, miro sus labios y luego me enfoco en sus ojos.
Beso su frente y rodeo su cintura con cuidado, escondo mi rostro en su cuello y luego subo a su oído.
–¿Segura que no quieres tomar una ducha? –pregunto en un susurro.
–No, no te preocupes por mí –responde frustrada y luego hace una pausa– ¿huelo mal?
Río en su oído y me deleito con su aroma, otra vez.
–No, hueles perfecto. Pero estaba por sugerirte que tal vez podrías venir a la ducha conmigo –respondo.
El cuerpo de Amelia se estremece debajo de mí y sonrío, sé que mi propuesta le interesa, a mí también me interesa tenerla un rato más entre mis brazos.
Aunque al mismo tiempo mi conciencia sabe que sigo arruinando las cosas con mi trabajo.
Dejo de esconderme en su cuello y la observo, Amelia sonríe con timidez pero sé que quiere lo mismo que yo.
–¿Vienes? –pregunto.
–Sabes perfectamente que no diré que no –responde mordiendo su labio.
Asiento y beso sus labios antes de salir de la cama, tomo sus manos e intento levantarla para llevarla conmigo al baño y continuar, por un par de minutos más, el hechizo y el momento juntos.
Amelia ríe con timidez mientras la encamino por el departamento y me hipnotiza al verla luciendo mi remera; sus piernas resaltan, mi prenda deja expuestos sus muslos, me pierdo en esa breve imagen mientras confirmo que la mujer que estoy llevando entre mis manos es una debilidad irresistible.

Her safety ✦| OmeliaOnde histórias criam vida. Descubra agora