16| "Recuerdos que estremecen"

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Narra Amelia

Hogar dulce hogar. Estamos de vuelta en la realidad, hemos vuelto a Seattle.
No extrañé para nada a los periodistas del otro lado de las rejas de la casa, esperando a recibir confesiones o comentarios de mi parte. No extrañé los lujos, la mansión ni la falta de privacidad.
Ni siquiera he entrado a mi casa y ya siento un sentimiento completamente extraño, que me invade y me hace extrañar todo lo que viví en el continente europeo.
-Llegamos -anuncia Lucas, que nos recogió en el aeropuerto.
El auto se detiene frente a la enorme puerta principal de la casa, sobre la explanada. Suspiro observando por la ventanilla, pero un movimiento a mi lado me recuerda que la magia de España va a romperse ni bien baje de este auto.
Lo observo. Owen está sentado a mi lado, en el asiento trasero, y está concentrado en recoger algunas pertenencias. Observo su ceño fruncido y concentrado y no puedo evitar pensar con rapidez en todo lo que pasó hace un día.
Mi guardaespaldas levanta su mirada al sentir que lo observo concentrada y me contempla con seriedad. Sé que a través de su mirada me recuerda que a partir de ahora debemos pretender que nada sucedió, que el hechizo se romperá y que todo volverá a ser como antes.
Le sonrío apenada y avergonzada, intuyo que él ya ha roto el hechizo ni bien bajamos del avión.
Bajo mi mirada y sin dudar más, cargándome de coraje, abro la puerta y bajo del coche.
Ya está atardeciendo en Seattle, nos pasamos todo un día viajando, el frío me invade mientras me quedo de pie junto al auto, contemplando los pocos escalones del frente de mi casa.
-Bienvenida de vuelta, señorita Amelia -me comenta Lucas, que también se ha bajado del coche.
Me sonríe y acaricia mi hombro, sonrío apenada mientras él se dirige al baúl del auto para bajar las maletas.
-Hey Lucas, déjame ayudarte -dice Owen al instante y se pone en acción, baja del coche y camina hacia él.
-Descuida -le responde Lucas con simpatía.
-Son demasiadas maletas -volvió a advertirle el pelirrojo y, sin vacilar, cargó entre sus brazos una de las mías.
Subió los escalones y la reposó junto a la puerta principal, volvió hacia nosotros y me observó. Me mantuve inmóvil, debilitada por su mirada.
-La próxima vez deberías llevar solo una maleta -me dice con cierta picardía, intentando fingir naturalidad.
Me sonríe mientras él y Lucas toman las dos maletas que quedan.
Sonrío y muerdo mi labio avergonzada, pero no respondo. No sé qué responder sin sonar demasiado torpe, mi mente solo divaga en los flashbacks de horas antes.
La puerta del frente se abre y veo a mi mamá. Su presencia impone autoridad y de repente me siento nerviosa, debo fingir frente a ella que estoy completamente apenada por no seguir en España para seguir besándome y durmiendo con mi guardaespaldas.
Por suerte a mamá no le interesa demasiado mi vida, no va a indagar tanto, o eso imagino...
Atravieso los escalones para dirigirme hacia ella, me abrazo a mí misma para protegerme del frío.
-Hey -digo con timidez- ¿me echaste de menos?
Mamá intenta poner distancia entre nosotras, pero sé que rostro luce aliviado por tenerme de vuelta en la casa, sana y salva.
-Por supuesto que sí -sonríe y da un paso hacia mí.
Lleva sus manos a los costados de mis brazos y besa mi frente. Sonrío y nos observamos.
-¿Cómo estuvo el viaje? -pregunta, intentando analizarme.
-Asombroso -confieso sin rodeos y sonrío.
Mamá sonríe y me guía para entrar a la casa. Capto su invitación e intento tomar con rapidez mis maletas, pero cuando intento hacerlo una presencia lo hace primero.
Mi guardaespaldas toma con rapidez mis dos maletas y las sostiene a los costados de su cuerpo, lo observo, sorprendida y avergonzada.
-Son muy pesadas -es lo único que puedo decir, su presencia tan cercana me pone nerviosa.
Temo no poder disimular lo suficiente.
-Serían menos pesadas si hubieses llevado menos ropa -dice en voz baja y sonrio.
Sonríe, sé que en esas palabras hay picardía y calidez, intenta hacer las cosas menos extrañas para los dos, intenta fingir que nada ha sucedido y quiere hacerme sentir menos avergonzada.
-Entremos -le señalo la puerta y él hace un ademán para dejarme pasar primero.
-Después de ti -responde bajando su mirada.
Nos adentramos en la casa y veo a Kathleen junto a mamá. Mi hermana sonríe y camina hacia mí para abrazarme.
Parece que realmente sintieron mi ausencia...
-¡Lo hiciste! -eleva su voz y me abraza con fuerzas.
Río, sé que se refiere a que mis libros finalmente llegarán al país.
-Lo hice -repito casi sin poder creerlo.
-¿Alguna vez lo dudaste? -pregunta rompiendo el abrazo y observándome- eres asombrosa.
Sonrío avergonzada y asiento, pero mi mirada se posa en mamá. Espero alguna reacción de su parte, algún tipo de felicitacion.
-Mis libros llegarán a Estados Unidos pronto -le comento, como si quisiera recordarle.
-Lo sé. No esperaba menos de ti -sonríe con distancia.
-¿No vas a felicitarme al menos? -río nerviosa y confundida.
-Lo haré cuando vea esos libros traducidos en todas sus versiones con mis propios ojos -responde y camina hacia mí- ya sabes que a partir de ahora debes comportarte mejor que nunca. La prensa ya lo sabe, y has despertado la intriga en ellos...
-Bueno, al menos ahora saben que soy escritora y no la "hija que no hace nada" de un político -sonrío y muerdo mi labio, imitando con voz ridícula las últimas palabras.
-Siempre vas a ser la hija de un político, Amelia -responde mamá.
Ahí está la negatividad que tanto temía. No se preocupa en ocultar lo mucho que le disgusta mi profesión.
-¿Cómo estuvo España? -pregunta Kathleen, intentando cortar la tensión.
Observa a Owen y le sonríe.
-¿Owen ya sabe hablar un español perfecto? -simpatiza mi hermana.
Por un momento olvidé que Owen está presenciando la humillación de mi madre; volteo a verlo y lo miro avergonzada.
-Siempre habló perfectamente el español -respondo por él y le sonrío con agradecimiento.
-Supe defenderme -dice el pelirrojo con cierta timidez y le sonríe a mi hermana.
-¿Han paseado por España? ¿adónde han ido? cuéntenme todo -exige Kathleen.
Sonrío ante la simpatía de mi hermana y, por un instante, tengo la necesidad de contarle cada detalle de España, incluso los de la última noche. Pero no sé si puedo confiar en Kathleen, no sé cuál será su respuesta.
-Señor Hunt -mi mamá interrumpe la conversación con autoridad- quisiera hablar con usted en privado.
La observo sorprendida y frunzo el ceño.
-¿En privado? -digo- ¿hay algo que yo no pueda escuchar? no empecemos con estas cosas, mamá.
-Solo quiero que él me haga un resumen del viaje desde su perspectiva de guardaespaldas -me responde y observo a Owen.
El pelirrojo me observa sin saber qué hacer, sé que teme que aceptar una conversación con mi madre me moleste, sé que no quiere desafiar mi autoridad.
Suspiro y observo a mi madre molesta.
-Está bien, hablen -respondo y vuelvo a observar a Owen.
-Será breve -añade mi madre- vamos a la oficina, Hunt.
Le señala la puerta de la oficina a un par de metros y ella comienza a caminar, Owen me sonríe apenado y se disculpa con un leve movimiento de cabeza mientras se aleja de mí y la sigue.
Los observo alejarse, me enfoco en él, es la primera vez en muchos días que lo veo alejarse de mi lado y me siento extraña.
-Amelia -Kathleen me quita de mis pensamientos- cuentame todo. Y no solo los detalles de la editorial.
La observo confundida, no sé adónde quiere llegar.
-Cuéntame sobre las noches en España, supongo que Arizona y April te han llevado a disfrutar de una Barcelona nocturna ¿verdad? -ríe y toma una de mis manos para arrastrarme al sofá- imagino que has ligado algo.
-¿Qué? -pregunto casi horrorizada- por supuesto que no. Sí, fuimos a bares y clubes, pero nada de ligar.
-¿Bromeas, no? ¿estuviste en tu antigua ciudad y no fuiste capaz de reencontrarte con algún hombre? -pregunta sorprendida.
-No, Kathleen -río- creo que olvidas el hecho de que tuve a una agencia de seguridad observando todos mis movimientos constantemente y a un guardaespaldas a mi lado.
-¿Ni siquiera ligaste con tu guardaespaldas? -dice con seriedad.
La observo inmovilizada y siento cómo mi boca se seca.
-Bromeo -Kathleen ríe y me abraza- sé que eso sería imposible. Además, eres demasiado correcta.
Río nerviosa y mi cuerpo se relaja, por un par de segundos pensé que la verdad iba a salir a la luz.
-Pero dime ¿qué se siente compartir departamento con alguien tan imponente como él? -pregunta rompiendo el abrazo.
-Es más agradable de lo que imaginé. Pero no fue la gran cosa -digo fingiendo naturalidad, prácticamente mintiendo en mis últimas palabras.
-Oh, vamos... ¿No lo has visto pasearse por el departamento sin camisa o vistiendo algo que no fuese un traje? -me guiña el ojo.
-Kathleen, Owen es demasiado serio, jamás sale de su papel de guardaespaldas -río nerviosa y niego con mi cabeza.
Espero que mis palabras suenen creíbles y que mi semblante no luzca demasiado extraño...

Her safety ✦| OmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora