15| "La realidad a punto de escaparse de nuestras manos"

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Narra Owen

Abro mis ojos por la claridad que atraviesa la ventana. Despierto en el sofá, solo, embargado por el silencio del departamento.
Automáticamente recuerdo lo que sucedió hace menos de siete horas y la culpa me embarga. Los flashbacks de los besos vienen a mi mente.
Hice algo muy malo. Pero al mismo tiempo sé que fue mágico, sé que en ese beso comprobé cosas que temía comprobar, sé que tenerla entre mis brazos y besarla fue asombroso. Me gustó besarla, me gustó arriesgarme, aunque la culpa me embarga...
Pienso en Amelia, en sus sonrisas mientras nos besábamos, en su mirada llena de angustia cuando me exigió la verdad. Recuerdo sus labios, parece que todavía la sensación de sentirlos me embarga. Quisiera sentirla cerca otra vez.
Está a tan solo metros, durmiendo en el cuarto, pero sin embargo la echo de menos. Echo de menos el momento que pasamos hace horas, donde ninguno de los dos quería resignarse y dejar de besar al otro.
Sonrío al recordar esos momentos, no puedo evitarlo.
Pero mi celular vibra y me quita de mis pensamientos. La culpa me invade completamente al pensar que posiblemente es Teddy y recuerdo que cuando llego a Seattle debo darle una respuesta, incluso explicaciones que aún no estoy listo para dar, no estoy listo para romperle el corazón.
Suspiro, estiro mi brazo hacia la mesa de café y tomo el celular. Pero para mi suerte me relajo un poco al ver que es Callie quien llama.
Aclaro mi garganta y contesto.
-Callie -respondo- buenos días.
-Hey ¿estabas dormido? ¿larga noche? -pregunta.
¿A qué se refiere con larga noche? me tomo algunos milisegundos para buscar una respuesta pero ella vuelve a hablar:
-Bromeo -ríe- ¿tienes un minuto para mí? ¿Amelia esta despierta?
-Está en su cuarto, probablemente dormida -respondo nervioso.
-Asombroso, porque tengo que comentarte algo que ella no puede saber -responde.
-¿Qué sucede? -pregunto sentándome en el sofá, entrando en estado de alerta.
-Tengo una sorpresa que contarle, sé que le va a encantar, ella desea esto con todo su corazón. Creo que es mejor decírselo hoy, antes de que mañana regresemos a Seattle -me comenta entusiasmada.
-¿Qué debo hacer yo? -pregunto confundido.
-Necesito que le digas que iremos a la oficina central de la editorial que respalda los libros de Amelia. Dile que tiene que firmar unos papeles que dejan constancia de la firma de ejemplares de ayer, tenemos que constatar el viaje -me explica.
-Okay. ¿Pero adónde iremos en realidad? -pregunto confundido y en un susurro.
-Vendrán a la editorial. Pero no a firmar ninguna constancia, sino un contrato que anuncia que sus libros finalmente han sido traducidos al inglés y serán comercializados en Estados Unidos en un par de semanas -anuncia emocionada.
-¿Hablas en serio? -respondo sorprendido.
-¡Sí! ¡Amelia estará muy feliz! es lo que siempre ha soñado -ríe la representante.
Sonrío. Sí, Amelia ha soñado con esto desde que tiene memoria, lo sé. Amelia ha luchado por esto y también se ha frustrado, pero finalmente va a suceder.
Me siento completamente feliz por ella, me alegra saber que cumplirá su sueño. Finalmente todos la reconocerán por su talento, por lo asombrosas que son sus historias.
-¿Sigues allí? ¿puedo contar contigo? es una mentira piadosa, por su bien -insiste.
-Sí, por supuesto que puedes contar conmigo -digo sonriendo.
-Estará muy feliz y emocionada -responde Callie con alegría.
-Es su sueño -respondo mordiendo mi labio, recordando la sonrisa que pude apreciar entre besos y caricias la noche anterior.

Narra Amelia

Abro mis ojos completamente llena de paz y descanso. Mi mente se pasó toda la noche recordando cada beso que compartí con Owen.
Sonrío, no lo puedo evitar. La magia todavía me sigue invadiendo, y la sensación de sus labios rozando los míos junto con sus brazos envolviéndome y acercándome contra su cuerpo se mantienen frescas en mis sentidos.
Una parte de mí no puede creer que eso haya sucedido, pero todo fue completamente real. Y fue tan real que ahora lo echo de menos, ansío volver a sentirlo de esa manera nuevamente.
Pero la realidad me golpea y sé que lo que sucede en la noche a veces deja de existir durante el día. Posiblemente Owen fingirá que nada sucedió y está bien, porque de día es cuando debe cumplir su trabajo y ser mi guardaespaldas.
Cierro mis ojos y los flashbacks de la noche anterior me invaden, el recuerdo de todos los besos que intercambiamos me estremece y sonrío.
Suspiro y vuelvo a abrir mis ojos, sé que es tiempo para levantarme.
Me siento en la cama y pienso en tomar una ducha para comenzar este nuevo día, también para pensar con claridad y con el ruido del agua golpeando mi cuerpo.
Me pongo de pie y me observo en el espejo, llevo un pantalón de algodón celeste y largo hasta mis tobillos y una remera fina y musculosa blanca, mi cabello está un poco alborotado de dormir pero no luzco tan desastrosa como pensé.
Tomo las prendas que necesito para comenzar el día y, sin dudar más, sé que tengo que salir de este refugio y dirigirme al baño.
No sé qué sucederá cuando vea a Owen y eso me genera una ansiedad al instante, siento que mis manos comienzan a sudar. Pero suspiro, tomo coraje y con mis prendas aferradas a mi pecho decido finalmente salir del cuarto.
Y cuando finalmente estoy fuera, el destino parece querer desafiarme. Owen acaba de salir del baño al mismo tiempo que yo salí de mi habitación.
Ambos nos observamos, sorprendidos, sin saber cómo actuar, inmóviles. Nos separan un par de metros entre ambos espacios.
Los dos sabemos lo que sucedió hace horas, pero también sabemos que durante el día ese hechizo se anula y se rompe. Owen volvió a ser el guardaespaldas y yo la escritora que debe ser protegida.
-Hey, buenos días -dice él fingiendo naturalidad y sonríe- ¿has dormido bien?
Asiento con timidez y comienzo a caminar hacia él, o mejor dicho, hacia el baño cuya entrada parece ser obstruída por él.
-Prepararé el desayuno -añade el pelirrojo cuando finalmente estoy frente a él- luego tendremos que salir, Callie quiere que firmes unos documentos en la editorial para dejar constancia de la firma de ejemplares de ayer.
Asiento nuevamente, aunque no lo he escuchado demasiado, estoy perdida en recordar los besos que me dio anoche, mi mente se repite a sí misma que hace horas estaba entre sus brazos.
El guardaespaldas, ya vistiendo su pantalón de traje y su impecable camisa blanca, me observa y me analiza. Nota la ropa entre mis brazos y su mirada tan intensa me devuelve avergonzada a la realidad:
-Okay. Mientras tomaré una ducha -sonrío nerviosa.
-Tómate tu tiempo -me responde sonriendo con encanto y, sin decir más, se aleja hacia la cocina.
Me quedo inmóvil y lo observo alejarse, un poco decepcionada por no poder volver las horas atrás. Pero reacciono al instante y entro al baño sin dudar más.
Y allí me invade su esencia, una parte de él aún permanece allí. Hay restos del aroma de su colonia que se adentra a mis fosas nasales con rapidez y mi estómago siente un extraño cosquilleo.
Observo el lavabo y veo su cepillo de dientes recién usado, con restos de agua.
Es tan espontánea y familiar la manera en la que estamos conviviendo en este departamento que por un momento pienso que aún sigo soñando.
Pero un pequeño pitido me quita de mis ilusiones y me doy cuenta que ha olvidado su celular, en el otro extremo del lavabo. Su pantalla se ilumina y juro que no quise entrometerme en su privacidad, pero el nombre de "Teddy" aparece en la pantalla con poco disimulo y lo leo al instante.
Parece que acaba de mandarle varios mensajes.
Me siento completamente extraña y observo los mensajes ocultos que iluminan la pantalla, un sentimiento de decepción y extrañeza me invade de pies a cabeza.
Estoy confundida, recordando que Owen me ha dicho que se han tomado un tiempo. Y al mismo tiempo la culpa me invade por un instante, hace horas he besado al hombre que Teddy ama y espera en Seattle.
La cruda realidad aparece y me golpea, una parte de mí se da cuenta de que esos besos no han significado nada.

Her safety ✦| OmeliaWhere stories live. Discover now