4| "Buenas tardes Seattle"

198 19 12
                                    

Narra Amelia

Me despierto con el ruido de mi celular sonando, no siento resaca de la noche anterior en absoluto pero me duele la cabeza de todas maneras.
Intento tomarlo con mis ojos achinados, no veo nada, tengo demasiado sueño. Aunque entre tantas imágenes borrosas, distinto el nombre de "Callie Torres", mi representante.
-Callie -digo contestando y escucho mi voz ronca.
-Buenos días Amy -responde- ¿dormías?
-No, para nada -miento y ella lo nota, ríe y sonrío.
Callie se ha convertido en alguien en quien confío demasiado y ya la considero una amiga.
-Tengo noticias -me dice.
-¿Mis libros son best sellers en Europa? -pregunto en broma, aunque espero que algún día me llame por algo así.
-Vengo con una noticia un poco más americana -se ríe.
-Dime -respondo y me siento contra el respaldar de la cama, ya estoy más despierta y completamente lúcida.
-Has sido invitada a "Buenas tardes Seattle" -dice con euforia- ¿qué me dices de eso? es tu oportunidad para lucirte.
-¿Cuándo? -pregunto con una sonrisa emocionada.
-Hoy mismo -añade.
Mi sonrisa se esfuma y miro la hora en mi celular, faltan menos de cuatro horas para que ese programa salga en vivo.
-¿Bromeas, no? -pregunto.
-No, no bromearía con buenas noticias -dice con alegría.
-Faltan menos de cuatro horas para eso, ni siquiera estoy preparada -respondo- ni física ni mentalmente. Sabes que la televisión me pone demasiado nerviosa, Estados Unidos no es España, aquí me detestan.
-Es tu oportunidad para mostrarle al país lo que realmente te sale tan bien -me anima- podrás hablar de tus libros.
-¿En serio? -pregunto ilusionada, mis libros y mis historias son lo más preciado que tengo en la vida.
-Cien por ciento real. Realmente es una buena noticia, sal de la cama ya y comienza a prepararte. Vas a ser furor en Estados Unidos, créeme -insiste.
-¿Quién es el conductor de ese programa? -pregunto frunciendo el ceño.
-Tom Koracick, uno de los periodistas más reconocidos en Seattle. Su programa tiene una audiencia enorme. ¿Qué opinas? -pregunta.
-Lo conozco, cuando estaba a punto de graduarme como periodista asistí a una de sus conferencias. Parecía agradable, pero visto desde la audiencia -digo un poco asustada.
-Es super agradable -me responde- es un apasionado de su profesión, como tú.
-Está bien, comenzaré a preparar mi outfit -digo.
-¿No necesitas que le diga a la asesora de imagen que te de una mano? -pregunta.
-No, hoy quiero ser bien auténtica -digo con ánimo, confío en mí y en mi estilo, quiero que la audiencia me vea completamente como soy.
-Asombroso. Te enviaré un texto con la hora en la que debemos presentarnos en el estudio -me dice- ¿tienes alguna duda?
-No -digo con una sonrisa, completamente despierta y decidida.
Pero automáticamente recuerdo lo que pasó horas antes en mi salida a un club frustrada, recuerdo al guardaespaldas salvándome, sin mi consentimiento, de estar en aprietos en la mitad de un callejón y luego cómo se impuso ante mí en la oficina de mi padre.
-Oh, sí, Callie -digo al instante y cierro mis ojos, luego suspiro- tenemos compañía a partir de ahora.
-¿Quién? ¿tu madre? -pregunta.
-No, nada de eso -río- a partir de ahora tenemos la compañía de mi nuevo guardaespaldas.
-Oh, cierto -dice.
Me sorprendo y frunzo el ceño.
-¿Ya sabías? -pregunto.
-Tu madre me lo comentó -responde.
-¿Y no hiciste nada para detener su insistencia? -pregunto enojada.
-No, jamás me pondría en contra de Carolyn Shepherd -ríe- pero además, creo que tiene razón, necesitas seguridad.

Narra Owen

Me levanto temprano y me dirijo hacia mi restaurante, sé que allí voy a encontrar a Teddy y voy a ser capaz de ofrecerle una disculpa. Es martes, y los martes por la mañana Teddy no trabaja en su hotel y va a mi restaurante, le gusta y a mí me gusta tenerla allí.
Entro a mi lugar en el mundo y hay un par de clientes disfrutando de nuestro clásico desayuno, pero no hay demasiados y me decepciono. Recorro con mi mirada y noto más de la mitad de las mesas vacías, hace meses que no tengo éxito en el rubro que tanto me gusta.
Me dirijo a la cocina y todos los empleados del turno de la mañana me saludan, saludo con una sonrisa intentando ocultar mi decepción y busco a Teddy entre la multitud.
-¿Y Teddy? -le pregunto a Carmen, una mujer de unos cincuenta años que es una de las cocineras más fieles y a la cual le estoy agradecido por apoyarme en cada decisión que tomo.
-Está en la parte de atrás, ordenando la vajilla -me responde la sabia mujer con una sonrisa.
-Gracias Carmen -sonrío y le palmeo el hombro mientras me dirijo hacia el armario de la vajilla.
Es una habitación, pequeña y al mismo tiempo muy amplia, que está llena de vajilla y cubiertos para cubrir todas las mesas del restaurante.
El entorno un poco apagado y frío me invade junto con sonidos de cristales de vajilla acomodándose. Teddy provoca ese ruido mientras está muy concentrada ordenando y sonrío al verla de espaldas con su cabello rubio y su uniforme de chef.
-Buenos días -digo.
Se estremece al sentirme y voltea a verme sorprendida.
-Pensé que eras Carmen -responde.
Me acerco a ella y sonrío, niego con mi cabeza y beso sus labios.
Teddy me recibe con sorpresa pero responde a mi beso con otro más, lleno de calidez y dulzura.
Llevo mis manos a su cintura y rompo el beso para observar su rostro.
-Lamento haber arruinado nuestra noche -digo, refiriéndome a la cena de  horas antes.
Teddy sonríe intentando ocultar la decepción y se encoje de hombros.
-Descuida, debes cuidar tu trabajo -me dice y lleva sus manos a mi pecho.
-Pero no debo descuidarte a ti -digo besando su frente.
Teddy sonríe y rodea mi cuello.
-Todavía puedes compensarlo -dice en un susurro.
-Debo hacerlo, déjame pensar cómo -sonrío y entierro mis labios en su cuello.
Teddy me aparta y sonríe con timidez.
-Ya sabes cómo termina todo si empiezas con tus besos -me dice y ríe.
-Ya sabes que te encantan mis besos -respondo y retrocedo.
Teddy niega con su cabeza y muerde su labio.
-Okay, te lo compensaré -digo y sonrío- déjame organizarme con mis nuevos horarios, no quiero que lo de anoche suceda otra vez.
-¿Al menos tuviste suerte anoche? ¿o Amelia Shepherd sigue tan insoportable como siempre? -pregunta y ríe.
-He logrado imponerme frente a ella -sonrío- ahora es ella quien debe seguir mis reglas, no voy a dejar que su posición rebaje mi trabajo.
-Así se habla -dice Teddy orgullosa- hay que demostrarle a esa gente que no son los dueños de este mundo, hay que demostrarles que son miserables.
-Ojalá comience a comportarse -digo- solo así lograré soportar este trabajo.
-Owen, sé que ya lo he dicho muchas veces pero... ¿crees que es necesario que te estreses solo para salvar tu restaurante? -pregunta y se acerca a mí.
Acaricia mis mejillas y me observa preocupada.
-Podemos pedir dinero al banco, o a mis padres -sonríe Teddy- ellos estarán felices de ayudarte.
-Gracias -digo completamente agradecido por su confianza- pero creo que con mi sueldo en este nuevo trabajo lograré mejorar este restaurante.
La beso en los labios con lentitud, en forma de agradecimiento.
Pero mi teléfono nos interrumpe, sé que es algo que tiene que ver con mi nueva función de guardaespaldas.
Teddy rompe el beso y muerde su labio con pena.
-Anda, ve. Amelia Shepherd te necesita, debes aprovechar que ahora está intentando reconocer tu labor -dice con seriedad.

Her safety ✦| OmeliaWhere stories live. Discover now