2| "El acuerdo del primer día"

230 21 6
                                    

Narra Owen

La alarma suena temprano, más temprano que nunca. Pero no me cuesta levantarme, no he podido descansar en toda la noche.
Estoy nervioso y esto nunca me ha sucedido antes.
Apago la alarma y suspiro, giro sobre la cama y observo a Teddy durmiendo plácidamente. Las sábanas cubren la desnudez de su cuerpo al que yo mismo me encargué de desnudar horas antes, su cabello está un poco despeinado y su rostro luce completamente relajado.
Me levanto de la cama en silencio y me dirijo directamente a la ducha, necesito hacer todo con rapidez para poder llegar a tiempo.
Es lunes. Y eso significa que en menos de dos horas vuelvo a ejercer mi trabajo como guardaespaldas.
Pero esta vez todo se siente más raro que nunca. Fui contratado a las fuerzas y creo que realmente voy a sufrir mi primer día en la casa Shepherd.
Amelia parece una horrible persona pero al mismo tiempo no me sorprende demasiado, seguramente heredó esos genes de su mamá.
Pienso en renunciar, no pierdo nada si lo hago. Luego recuerdo que necesito el dinero, necesito que mi restaurante vuelva a resurgir y el salario que la famosa Amelia Shepherd ha pactado es lo que necesito para lograr lo que deseo.
Salgo de la ducha y me visto con traje, camisa y corbata mientras bebo café.
Me observo al espejo e intento lucir lo más presentable posible, tomo la colonia más importante que tengo y la rocío por mi cuerpo.
Parece que estoy listo. Solo necesito fuerzas para enfrentar ese infierno de trabajo en el que me acabo de involucrar.
Teddy se mueve en la cama y murmura algo, la observo y sonrío al ver que me está observando con sus ojos achinados.
-Sigue durmiendo, no creo que quieras saber lo temprano que es -digo.
-¿Y si renuncias y te quedas conmigo? de repente siento ganas de volver a tener sexo -bromea y me río.
Me acerco a la cama y me siento en el borde, veo el alboroto de sábanas y luego la veo a ella. Teddy sonríe e intenta mantenerse despierta por mí:
-¿Estás nervioso? -me pregunta.
-Solo espero que me vaya mejor de lo que espero -confieso.
-Owen... -Teddy se sienta en la cama mientras cubre su desnudez aferrando la sábana a su piel- sé que necesitas el trabajo pero ¿vale la pena? los Shepherd no son los mejores empleadores -me dice- lo comprobaste en la entrevista, son irrespetuosos y malas personas.
-Necesito el trabajo, Teddy. Además, si solo soporto acompañar a Amelia Shepherd a todos los lugares a los que asistirá, no creo tener problema con eso -confieso y sonrío intentando darle confianza.
-Temo que te enloquezcan, además... -intenta decir.
Pero la de detengo y me inclino hacia ella para besar sus labios.
-Estaré bien -susurro y ella me mira con una sonrisa apenada- que tengas éxitos en tu trabajo.
-Tú eres el que necesita el éxito -dice y ríe mientras acaricia mis mejillas.
-Te veo a la noche -digo y sonrío.
-Estaba pensando que tal vez hoy podríamos cenar en mi casa -me dice- puedo cocinarte algo, lo que quieras.
-Suena tentador, aunque tú sabes que lo que más me agrada es el postre -susurro y bajo un poco a su cuello para pasar mis labios por allí.
Me levanto de la cama y ella sonríe.
-Envíame la hora por mensaje, estaré allí cuando quieras -sonrío- cierra la puerta con llave antes de irte de mi casa.

Narra Amelia

-Amelia, levántate -escucho la voz de mamá irrumpir en el cuarto y arruinando todos mis sueños.
No respondo, intento seguir durmiendo. ¿Qué es esto? ¿el ejército?
-Amelia Frances Shepherd, baja inmediatamente. Tu nuevo guardaespaldas está aquí -mamá insiste y me quita las sábanas de encima.
-¡Mamá! -grito avergonzada, solo llevo una sudadera larga que apenas cubre mis muslos, un recuerdo de un amante español que seguramente aún sigue buscando su prenda.
Me siento en la cama e intento mantener mis ojos abiertos. Suspiro y la observo.
-Baja ya -dice.
-El guardaespaldas debe cumplir un horario de trabajo, no necesita de mí -digo- no voy a salir a ningún lado a las ¿siete de la mañana?
-Debes explicarle cómo funciona todo -insiste.
-¿No puede explicárselo el chofer? -digo enojada- que se hagan amigos y conversen, necesito dormir.
-¿A qué hora te has dormido? -pregunta cruzándose de brazos- te quedaste hasta tarde hablando con tus amigos españoles ¿no?
-¿Disculpa? ¿desde cuando debo darte explicaciones? -pregunto y me levanto de la cama resignada- ¿podrías salir? necesito vestirme para bajar a explicarle a mi querido guardaespaldas cómo funcionan las cosas.
Le indico la puerta para que salga y mamá no duda en hacerlo ni un segundo. Cierra la puerta detrás de su salida y suspiro, definitivamente ella y yo no congeniamos.
Busco qué usar en el closet, si fuera por mí bajaría usando esta sudadera. Pienso en hacerlo solo para molestar más a mamá, pero luego sé que debo evitarme ese estrés.
Tomó un vestido largo y floreado con una campera de jean, todavía no llega el otoño a Seattle y planeo disfrutar de esas prendas al cien por ciento.
Cepillo mis dientes, cepillo mi cabello, tomo una de mis colonias y me pongo un poco de bálsamo para proteger mis labios. No tengo ganas de maquillarme, es demasiado temprano.
Me observo en el espejo y suspiro. Desearía saber por qué estoy en Seattle, qué me impulsó a venir aquí.
Extraño España, extraño mi vida solitaria y sin la mirada de mi familia y un país entero que pretende cosas de mí que yo no quiero.
Bajo a la sala de estar y camino hacia la cocina. Macie está organizando la vajilla para el desayuno y parece concentrada, tan concentrada que no me nota.
Me siento en un taburete y la observo con una sonrisa.
-Buenos días -digo.
Se sorprende tanto al verme que suspira asustada, sonríe al saber que soy yo.
-Buenos días, señorita Amelia -dice- ¿qué va a desayunar?
-En realidad todavía no voy a hacerlo, debo hablar con el guardaespaldas -digo revoleando mis ojos- ¿lo has visto?
-Está en la entrada de la casa, conversando con Lucas, el chofer -responde con timidez.
-Genial, gracias -sonrío y me bajo del asiento, pero sigo observándola- ¿cómo estás, Macie?
Me observa y se sorprende, creo que nadie en la casa se toma el tiempo para preguntarle esas cosas. Sonríe y no sabe qué responder.
-Estoy bien, gracias -me dice- ¿y usted?
-Podría estar mejor si saliera de esta casa, pero siento que debo darle una oportunidad -digo riendo y acaricio su hombro antes de salir de la cocina.
Camino hacia el área de empleados, allí siempre está Lucas, uno de los conductores de la casa que conozco desde que era una niña. Sonrío al verlo y me sorprendo al ver al nuevo guardaespaldas a su lado.
-Buenos días -digo y ambos voltean.
Lucas está dándole una limpieza a los cristales de uno de los coches y detiene su acción al verme. Sonríe y me levanta la mano, algunas veces me recuerda a mi papá, sé que es un par de años más chico que él pero eso no importa.
-Hey, Amelia -sonríe Lucas, hace tantos años que nos conocemos que hay demasiada confianza entre mi familia y él.
Sonrío y me acerco a ellos. Finalmente miro al guardaespaldas a su lado, que me mira con seriedad y me saluda con un movimiento leve de cabeza. Parece nervioso, su rostro está tenso y su cuerpo también.
-Señor Hunt, lamento el retraso -miento, en realidad no me importó haberlo hecho esperar.
-Descuide -me dice e intenta sonreír, pero sé que no puede hacerlo.
-¿Le parece si le explico cómo funcionan las cosas aquí? -pregunto.
-Su conductor Lucas ya me ha explicado algunas cosas de la casa y la familia -dice Hunt con amabilidad, como si intentara quitarme el trabajo.
-No necesita saber eso. Necesita saber cómo funciono yo -digo con seriedad- ¿me deja explicarle o no?
Ya no tengo tanta paciencia porque recuerdo que yo no deseé contratar a ningún guardaespaldas.
Hunt asiente, más tenso que nunca.
-Sígame hacia la oficina -digo y comienzo a caminar.
Veo que por algunos segundos decide no seguirme, pero luego escucho sus pasos poniéndose detrás de mí. Caminamos en completo silencio, ni siquiera le he explicado nada y ya me siento completamente absorbida y con mi privacidad invadida.
-Bien, le diré algo -digo al llegar a la oficina.
Aunque al darme cuenta que estoy allí, detengo mis palabras y observo a mi alrededor. Estoy en la antigua oficina de mi padre, y es la primera vez que entro desde que volví de España.
Todo está como siempre, ni mamá ni Kathleen la usan. Tampoco la usan mis demás hermanos cuando vienen de visita a la casa.
-¿Señorita Shepherd? -dice el guardaespaldas confundido mientras cierra la puerta.
Salgo de mi trance y lo observo con seriedad, ya me irrita y deseo despedirlo.
-Bien, voy a explicarle cómo funciono -digo y me pongo frente a él.
Soy mucho más baja y siento que parezco una niña hablándole a un adulto, pero tomo coraje y reafirmo mi adultez y mi posición frente a él. Me cruzo de brazos y lo miro desafiante.
-Realmente yo no deseo un guardaespaldas. Pero para complacer a mi madre he contratado uno, lo he contratado a usted -digo- creo que lo mejor es que ambos nos tomemos con calma este asunto.
-Disculpe, no entiendo -dice confundido.
-Debería entenderlo. Me refiero a que yo no necesito que me siga las veinticuatro horas del día, puedo cuidarme sola -digo- usted no necesita estar todo el día detrás de mí, no quiero que lo esté.
-Pero ese es mi trabajo -dice con atrevimiento- ¿qué quiere que haga entonces?
-No dejará de hacer su trabajo, pero me acompañará a los lugares que solo yo deseo que vaya. No necesito que me siga, usted tampoco parece querer hacerlo -insisto.
-Mire, señorita Shepherd -dice lanzando un suspiro- su madre y usted...
-Yo lo he contratado a usted -lo interrumpo con autoridad- y respetará todo lo que yo deseé. Me respetará si no quiere que anule su contrato ahora mismo.
-¿Y si le sucede algo en una de esas salidas en las que me pidió que no esté presente? -insiste.
-Señor Hunt, nada me va a suceder. Mi mamá es la única exagerada que piensa que la gente quiere hacerme algo, pero yo estaré bien. No necesito que su presencia asfixiante me recuerde que no puedo valerme por mí misma -respondo.
El guardaespaldas no dice nada, pero está más tenso que nunca.
-¿Entendió? -pregunto- nada de seguirme si yo no lo deseo.
-¿Y en algún momento va a solicitar mi respaldo? -pregunta con poca paciencia, tiene carácter y le está costando mucho mantenerlo oculto.
-Señor Hunt -sonrío con falsedad- no voy a dejarlo sin hacer nada, tranquilo. Mientras tanto, puede hacerse amigo de Lucas, es agradable y le hará más entretenidas sus horas de trabajo.

Her safety ✦| OmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora