12| "Primeras horas en España"

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Narra Amelia

Estamos entre las nubes. Llevamos más de dos horas volando y ya es de noche.
Decido ir al baño del avión luego de haber disfrutado de la cena, me aseguro de lucir bien en términos generales y me dispongo a regresar a mi asiento.
En el pasillo, un par de miradas me acosan con desprecio. Hay personas que me reconocen y tienen la habilidad de juzgarme con sus ojos. Otras, simplemente me observan con asombro. Los asombra saber que la hija de Franco Shepherd está en un avión que se dirige a España.
Bajo mi mirada para no observar a nadie y sin vacilar más, mis pasos me regresan a mi asiento.
Y allí lo veo, contra la ventanilla. Mi guardaespaldas. Parece que sin querer se ha dejado vencer por el sueño, está dormitando.
Nunca lo había visto en este estado y me siento extraña, me siento a su lado y lo observo. Su rostro luce pacífico y tranquilo, no puedo evitarlo y sonrío, todavía me cuesta creer que él me está acompañando al otro lado del mundo para seguir cumpliendo mis sueños.
Mis ojos no quieren dejar de contemplarlo, pero sé que debo detenerme. Suspiro y dejo de enfocarme en él. Me remuevo un poco sobre mi asiento y busco la manta que la aerolínea me ha dado al subir, en el cielo hace más frío cuando es de noche.
-¿Necesitas algo? -la voz ronca de Owen me sorprende, se ha despertado.
Lo observo sorprendida, mis movimientos lo han puesto alerta y decidió salir de su estado lleno de relax.
-Busco mi manta -le respondo en un susurro, hay personas durmiendo y sé que no sería bueno despertarlas.
Mi mirada se posa en el suelo e intento descubrir lo que busco, pero hay poca luz y eso no ayuda demasiado.
-Ten la mía, no voy a usarla -susurra y antes de poder negarme, la veo entre sus manos.
Sonrío avergonzada y luego lo observo a él. Me mira con seriedad, pero insiste en que la tome.
-¿Seguro que no vas a usarla? hace frío aquí -respondo.
-No -sonríe- de verdad, puedes usarla.
Sé que si sintiera frío no sería capaz de decírmelo, sé que intenta mantenerse firme y quiere imponer distancia.
Sin dudar más, tomo la manta llena de calidez y la acomodo sobre mis piernas. El sonido del avión volando con tranquilidad sobre el cielo apagado y oscuro invade el silencio.
-Gracias -susurro y lo observo.
-Descansa -susurra y ambos nos observamos.
Sonrío y miro sus ojos iluminados por las pocas luces del avión.
-Tú también -respondo- de hecho... ya lo estabas haciendo y te he despertado.
-No debería quedarme dormido -responde.
-Pues hazlo, nada malo va a sucederme aquí. No tienes que estar alerta -susurro y sonrío.

* * *

Me despierto asustada. Hay turbulencias. Las turbulencias son mi peor pesadilla, mi miedo crece enormemente.
El avión se sacude y un par de personas parecen despertar sobresaltadas también.
Sin vacilar me abrocho mi cinturón y mis manos tiemblan.
-Son solo turbulencias -me advierte Owen a mi lado.
-Detesto las turbulencias -digo con mi voz ronca por dormir y angustiada.
El avión continúa sacudiéndose y Owen también abrocha su cinturón.
-Todo estará bien -me susurra.
-Parecen demasiado fuertes -digo observándolo con miedo- por eso no me gustan demasiado los aviones.
Mis manos se aferran a los apoya brazos de nuestros asientos y parece que mis uñas se clavarán allí de la tensión que siento.
-Pasarán. Te lo prometo -insiste Owen.
-¿Cuándo? se están tardando demasiado -respondo cerrando mis ojos con fuerza, asustada.
El avión continúa tambaleándose.
Pero una sensación me toma por sorpresa y me hace estremecer. Abro mis ojos y lo que creo que siento lo confirmo:
Owen toma mi mano y la rodea con la suya. Entrelazamos nuestros dedos y me quedo inmóvil ante esa imagen.
-Aprieta mi mano -me susurra y me observa- esto te ayudará.
Lo observo y en su mirada siento confianza, intenta calmarme y sé que por eso hace todo lo que hace. Por eso ha roto una barrera entre nosotros.
-Aprieta. No me harás daño. Te ayudará a sentir menos tensión y miedo -insiste.
Vuelvo a observar nuestras manos y noto cuán pequeña es mi mano entre la suya. Las turbulencias continúan y sé que tal vez todo esto ayude, así que sin vacilar más aprieto un poco su mano.
Mi fuerza es tan pequeña a comparación de la suya que seguramente no debe sentir molestia alguna. Entrelazo con fuerza nuestras manos y sus dedos me brindan calor, su piel es calidez. Y en esa pequeña fuerza que intento expresar, descubro que nuestras manos se entrelazan y encajan a la perfección.
De repente dejo de concentrarme en las turbulencias, mi mirada está sumergida en ese contacto que estamos teniendo.
Me mantengo haciendo fuerza hasta que finalmente dejo de sentirme tensa y simplemente me relajo mientras nuestras manos se aferran.
-Parece que ya son más leves -susurra Owen.
Me sorprendo al escucharlo y lo observo confundida.
-¿Qué? -pregunto.
-Las turbulencias -sonríe- parece que son más leves.
-Oh -digo cayendo en la realidad- sí.
Nos observamos de silencio y con intensidad. Su mirada me envuelve.
-¡Amy! -la voz de Callie nos interrumpe.
Me sorprendo y rompo el contacto entre nuestras manos, aunque parece que mi representante ya lo ha notado.
-Oh. Qué alivio. Sé lo mucho que detestas las turbulencias y me preocupé -sonríe aliviada.
-Callie, no puedes levantarte de tu asiento -le advierto preocupada.
-Lo sé. Pero me preocupé por ti -dijo y observó a Owen- ¿están bien?
-Sí. Estará todo bien. Deberías volver a tu asiento, es peligroso -le dice Owen.
Callie asiente y comienza a alejarse, pero las turbulencias le impiden caminar correctamente y pierde el equilibrio.
-La acompañaré hasta su asiento -advierte Owen en un susurro en mi oído.
-¿Qué? -le pregunto confundida.
Pero él ya se alejó de mi lado y con rapidez sigue a Callie por el pasillo del avión.

Her safety ✦| OmeliaWhere stories live. Discover now