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Evangeline Lumière.
No lo puedo creer, es él, sin duda es él.
—¿Eva? — Angela me llamo. La voltee a ver. — No creo que sea buena idea acercarse a los Cullen.— hablo siendo cuidadosa.
—¿Por qué? — pregunté ladeando un poco la cabeza.
—Como te lo dijimos, son raros. — hablo Jessica. — Y Bella le puso el ojo a Edward, tenemos códigos de amigas. — hablo con una sonrisa como si fuera obvio.
Yo miré a las tres.— No somos amigas.— la sonrisa de Jessica se borró. — Ustedes me invitaron a sentarme con ustedes, eso no significa que seamos amigas. — aclaré.
Voltee a ver otra vez a Edward. Pasaron al menos 2 minutos y él no apartaba la mirada y yo tampoco.
No me di cuenta del tiempo que paso, pero la hora del almuerzo ya termino y aun así no aportamos la vista aun cuando todos ya se habían parado.
—Eva. — Jessica me llamo. — Vamos tenemos que irnos a nuestra próxima clase. — no le preste atención. — Vamos Eva, deja de ver a Edward, tenemos que irnos.
Me sacudió un poco y la voltee a ver, molesta claramente. — Ya voy, ya voy. — me pare soltando un suspiro y lo voltee a ver, se fue. Maldije a Jessica mentalmente. — ¿Dónde está Eric? Él dijo que me llevaría.
—Aquí está por quien lloraban. — Eric rodeó mis hombros con su brazo. — Vamos que te llevo bebé.
Lo miré de reojo por el apodo que usó y empecé a caminar con el aun rodeando mis hombros.
—Bien tienes Biología. — hablo leyendo el horario. — La compartes con Bella y Edward. — seguimos caminando en silencio. — Aquí es. — ambos entramos, él se puso a hablar con el profesor y yo me dediqué a mirar el piso.
—Bien, señorita Lumière... — levante la mirada. — Aquí tienes tus cosas. — me dio uno libros. — Pase a sentarse por favor. — señaló a la clase para que buscara un lugar.
Asentí y me senté en el primer asiento al que le pasé por al lado. Deje mi mochila en el piso y saque un cuaderno.
—Emm...— escuche una voz tímida. Levante la cabeza y vi a Bella. — E...ese es mi asiento. — dijo tartamudeando un poco.
La miré unos segundos y tomé mi mochila para irme a otro asiento.
—Señorita Swan.— le llamó la atención el profesor. — Ya vamos a empezar la clase, siéntense con la señorita Castro.
Ella me miro, solo pude articular un pequeño "lo siento" y me volví a sentar. Ella me siguió viendo durante unos segundos y se fue a sentar con la chica.
Me volví a ver al frente y prestar atención a la clase ignorando olímpicamente a mi compañero de banco.
