𝑻𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚 𝑭𝒊𝒗𝒆

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Evangeline Lumière

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Evangeline Lumière.

Me estacioné en el parking del restaurante y me bajé de la camioneta. Al baja Mike se acerca a mí.

—Miami, ¿Qué tal?— pregunta cuando llega a mi lado.

—Hola, Mike. — saludo.

—Oye, ¿Estas saliendo con Cullen?— pregunto poniéndose frente a mi.— No me agrada. Solo te mira... como si fueras algo comestible. — se encogió de hombros.

—Mike, no recuerdo muy bien... — dije llevándome la mano a la frente y chasqueando los dedos.

—¿Qué no recuerdas?— pregunto sin entender.

—Cuando pedí tu puta e inservible opinión. — le sonreí y entré al local antes de que pudiera decir algo.

—Lamento la demora, examen de literatura. — dije sentándome al lado de mi mamá.

—Está bien, ordené la pasta con crema de espinaca, espero que te guste. — dijo justo cuando la camarera puso la comida sobre la mesa.

—Deberías ordenar una para ti la próxima vez y dejar de comer tanta carne.

—Oye, estoy tan sana como una jirafa. — dijo dándome un beso en la frente.

—Oiga, señorita, los muchachos preguntan, ¿Los cuerpos siguen llegando?— pregunto apenada la chica.

Mi mamá y yo vimos a unas personas sentadas a lo lejos y luego volvimos a ver a la camarera.

—No, no ha habido más cuerpos. Según el jefe Swan es humano y se dirige hacia el este. El comisario de Kitsap se hará cargo desde ahora. — dijo intentando sonar serena.

"Así que si se dirigían al éste. ¿Kitsap? ¿Qué buscarán allí? Que yo sepa no hay muchas cosas por allí y tampoco muchas personas... Tal vez van de pasada. Aunque, ¿Por qué matar a alguien si van de pasada? Corren lo suficientemente rápido para pasar de un país a otro en 8 horas. ¿Por qué matar a alguien de un pequeño pueblo como Forks?"

—Creo que te llaman tus amigos. — la voz de mamá me saco de mis pensamientos. Me giré hacia la ventana y pude ver a Mike meneando el trasero de una forma muy mala frente al vidrio. — Ve con ellos, si quieres. De todos modos, me acostaré temprano.

—Si, yo también. — me encogí de hombros.

—Eva, es viernes por la noche, sal a algún lado. Además, el chico Newton vino a saludar. — señaló con la cabeza a Mike.

—Es un idiota, me quedaré contigo esta noche. — dije apoyando mi cabeza en su hombro.

—¿Qué hay de los otros inútiles del pueblo? ¿Alguno que te interese?— pregunto mientras levantaba y baja las cejas de forma sugerente.

—¿Realmente quieres hablar de eso?— pregunte sonriendo. A mamá nunca le gustó que yo hablara de muchachos, aunque sean amigos.

—No, mejor no. — negó repetidamente y ambas reímos. — A veces siento que no estoy lo suficiente para ti y creo que te haría bien salir un poco... — dijo tomando mi mano.

—Estoy bien así mamá, creo que en eso salí a ti. — sonreí y ella también.

—¿Algo nuevo que contar? ¿Algún nuevo sueño?— pregunto.

—No, ninguno. — mentí.— ¿Tu?— pregunté curiosa.

—No mucho. — dijo con desinterés.

—¿Segura?— cuestione sabiendo que algo ocultaba.

—Okey, Marcus y yo al fin decidimos formalizar la relación. — dijo muy feliz.— Incluso conocí a sus padre.

—Wow, estoy muy feliz por ti, mami. — sonreí.

—Incluso pensamos en mudarnos juntos pero no se. — su sonrisa se borró.— Con lo que pasó con tu padre, no quiero que nada te suceda hija.

—Mama, estaré bien, no puedes seguir pensando en papá toda tu vida. Él cometió sus errores y los está pagando, es tu momento de ser libre y encontrar a un hombre de verdad.

Los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas y me abrazo muy fuerte.

Más tarde ese día me encontraba llamando a papá. Bueno él me llamó a mí.

—Hola, hija. — una voz ronca se escucho del otro lado del teléfono.— ¿Cómo estas, cariño?

—Bien, ¿Y tú papá?— pregunte.

—Bien, ansioso por verte y salir de aquí. — confesó.

—De nada sirve salir si vas a volver a entrar. — susurré lo suficientemente alto para que me escuche.

—Hija, ya te pedí perdón incontables veces, ¿Cuándo vas a perdóname?— pegunto afligido.

—No es a mí a quien deberías pedirle disculpas. Mamá confió en ti, la desilusionaste. — dije con voz gélida.

—Lo sé... — suspiró. — ¿Cómo va todo por allá? — pregunto cambiando de tema.

—Bien... Mamá encontró nueva pareja. — solté sin más.

—¿De verdad? — pregunto. — Wow, eso es... Que bien por ella. — susurro.

—Aún tenías la esperanza de volver con ella ¿Verdad?— pregunte sabiendo la respuesta.

—Si, la verdad es que si.

—La cagaste y mucho. — dije. — Sera mejor que cuando vuelvas te comportes como un adulto y no vuelvas a fastidiar todo. Mamá no será tan amable por segunda vez y yo tampoco. — dije en todo cortante.

—Lo sé. — suspiro. — Debo irme, te quiero hija.

—Adiós, Orson. — lo salude por su nombre y corte la llamada.

—Hola. — la voz de Edward me hizo sobre saltar.

—¿Qué haces aquí?— pregunte.

—Vine a verte. — se encogió de hombros.

—Debes dejar de entrar tan a menudo.

—Es que verte dormir me resulta fascinante. — sonrío avergonzado.

Sonreí y le di un pequeño beso en los labios. Él volvió a besarme y el beso se tornó más largo. Me tomo de la cintura y me subió sobre su regazo. Rodeé su cuello con mis brazos y profundicé más el beso. Nos separamos cuando necesité respirar.

—Corrijo mi repuesta. — dijo pegando su frente a la mía con los ojos cerrados. — Vine a torturarme contigo.

Me separe un poco de él y le sonreí.— ¿Te quedarás a dormir?— pregunte.

—Si. Si me lo permites, claro.

—Llevas entrando a mi cuarto desde Dios sabe cuándo. — bromee. — No pasara nada que te quedes una noche más.

Él se río un poco y me recostó en la cama con delicadeza. Me dio otro largo beso y cuando se estaba tornando en algo más se alejó y se recostó a mi lado.

—Buenas noches, Eddie.

—Buenas noches, Lin— me dio un beso en la frente y me dormí al instante.

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